El viernes, miembros de la asociación de vecinos SOS protagonizaron una protesta en la plaza de la Porta de Santa Catalina de Palma contra el mercadillo navideño del parque de Sa Feixina. Pepa Aguiló, una de las asistentes, señaló que se habían congregado “para denunciar la mercantilización del espacio público y la pérdida de la identidad cultural”.
Manifestaron su consternación ante cómo Mallorca “está siendo invadida cada vez más por culturas foráneas”. Los puestos del mercado no promueven la cultura mallorquina; exhiben “tradiciones anglosajonas”. “Todo está en su idioma; como mucho, algunas cosas están en castellano.”
El grupo se vistió de negro en un acto simbólico —a modo de marcha fúnebre—. “Sentimos dolor por la pérdida de nuestras tradiciones.” La isla sufre una “aniquilación total”.
Objetaban el uso del espacio público “para montar un negocio privado”. “Una empresa privada ha venido a enriquecerse a nuestra costa, a costa de nuestro espacio y nuestros barrios.”
Argumentaron que existen alternativas más arraigadas, como el mercadillo navideño de la Plaza Mayor, donde los artículos a la venta están vinculados a tradiciones que consideran “propias”.
Ana María Estraña afirmó: “Para nosotros, esto representa la colonización de Mallorca”. Criticó la inacción institucional y concluyó que “nuestros dirigentes no hacen nada por frenar esta colonisación”.
A finales de octubre, se supo que el empresario alemán Gerald Kendlbacher y las asociaciones de pequeños comerciantes Afedeco y Pimeco estaban detrás de la organización del mercado.
