1. Verifica la resolución y la frecuencia de actualización de tu monitor
Si tu nueva configuración incluye un monitor gaming de alta frecuencia de actualización, asegurate de verificar que los ajustes correctos esten habilitados en Windows.
De lo contrario, probablemente estará limitado a 60Hz por defecto, y no querrás dejar rendimiento sobre la mesa (literalmente).
Aquí te explicamos como localizar estos ajustes y cambiarlos en Windows 11.
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(Imagen: Future)
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En un sistema con tarjeta Nvidia (si tienes una tarjeta gráfica de Nvidia), haz clic derecho en tu escritorio. Pulsa en “Mostrar más opciones”. Luego selecciona “Panel de control de NVIDIA”.
En el menú de navegación de la izquierda, elige “Cambiar resolución” en la categoría Pantalla.
Asegúrate de que el monitor correcto esté seleccionado si tienes varios. Ahora puedes comprobar la resolución de pantalla y hacer clic en el menú desplegable “Frecuencia de actualización” para subirla a la configuración más alta.
Si no tienes una tarjeta gráfica NVIDIA, así es como puedes cambiar la resolución y la frecuencia de actualización directamente en Windows.
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(Imagen: Future)
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Ubicado en la parte inferior de la pantalla, abre el menú de búsqueda de tu barra de tareas.
Escribe “pantalla” y haz clic en “Configuración de pantalla”.
Asegúrate de que el monitor correcto esté seleccionado si tienes varios. Puedes hacer clic en “Identificar” para ver cual está configurado como pantalla principal.
Desplázate hacia abajo hasta el menú desplegable “Resolución de pantalla” y asegúrate de que esté en la configuración más alta.
Desplázate más abajo hasta “Pantalla avanzada”. El menú desplegable junto a “Elegir frecuencia de actualización” te permitirá cambiar la frecuencia de actualización de tu monitor en Windows 11.
Una frecuencia de actualización alta es clave para ganar ventaja competitiva en títulos FPS y esports, donde cada fotograma cuenta (como Counter-Strike 2, Rocket League o Marvel Rivals).
¡Asegúrate de obtener el rendimiento por el que pagaste!
2. Elimina el software innecesario (bloatware)
(Imagen: Microsoft)
Windows 11, que probablemente vino instalado en tu PC, es un sistema operativo sólido en general. Pero no está excento de fallas.
Uno de los mayores puntos débiles en el último sistema operativo de Microsoft es el bloatware.
Bloatware es cualquier aplicación que no elegiste instalar y que afecta negativamente el rendimiento y el espacio de almacenamiento de tu computadora.
Escribí un tutorial fácil de seguir sobre cómo encontrar y eliminar bloatware de Windows 11, así que échale un vistazo para liberar gigabytes de almacenamiento y eliminar programas que pueden ralentizar el rendimiento.
3. Instala y actualiza tus controladores (drivers)
(Imagen: Nvidia Latam)
Los controladores son importantes para asegurar que todo en tu configuración funcione como debe. Los controladores clave a verificar son los de la tarjeta gráfica y los periféricos (accesorios).
Para acceder a tu tarjeta gráfica, abre tu software de gráficos. Si usas una GPU Nvidia, necesitarás la aplicación de Nvidia. Puede venir preinstalada en tu sistema; de lo contrario, es una descarga rápida desde el sitio web de Nvidia.
(Imagen: Future)
Cuando abras la aplicación por primera vez, puede pedirte que elijas entre una instalación de “Controlador Game Ready” y un “Controlador NVIDIA Studio Driver”. Como probablemente puedes adivinar, elige los controladores Game Ready si usas tu PC principalmente para juegos.
Te recomendaría que desmarques “Optimizar juegos y aplicaciones creativas” si te lo pide; aunque no es lo peor dejarlo activado, a veces puede alterar los ajustes dentro del juego de formas que no deseas. Siempre puedes ajustar manualmente las opciones en juegos específicos tú mismo, o habilitar la optimización de Nvidia más tarde.
Dirígete a la sección Controladores en el menú de navegación de la izquierda y descarga la última versión del controlador. Tu pantalla puede oscurecerse por un momento mientras se instala; esto es completamente normal.
Una vez que los nuevos controladores estén configurados, reinicia tu PC para asegurarte de que todo funcione sin problemas.
Para las GPU basadas en AMD Radeon, ve a la página de Controladores y Soporte para Procesadores y Gráficos de AMD. Descarga y ejecuta el instalador de Controladores de Windows. Detectará automáticamente tu tarjeta gráfica y te presentará la última versión del controlador para que la descargues e instales.
Para periféricos como tu ratón, teclado y auriculares, los controladores se encuentran en la aplicación de personalización de la marca. Por ejemplo, si tienes un ratón Corsair, descarga Corsair iCUE para instalar los últimos controladores y firmware.
4. Familiarízate con el Administrador de tareas
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(Imagen: Future)
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El Administrador de tareas de Windows no solo sirve para terminar aplicaciones obstinadas; también es una forma rápida y fácil de verificar varios procesos importantes.
Haz clic derecho en tu barra de tareas, luego haz clic en “Administrador de tareas”. La primera página que aparece, Procesos, te dará una visión general de lo que se está ejecutando actualmente y cuántos recursos está usando la aplicación.
Consejo: Haz clic en las tres líneas verticales en la parte superior de la barra de navegación para ver los nombres de las páginas del Administrador de tareas.
Luego, en la barra de navegación de la izquierda, selecciona la segunda opción de la lista que parece un monitor de ritmo cardíaco para llegar a la sección Rendimiento.
Desde esta página, puedes:
- Verificar la utilización de tu CPU en reposo y durante el uso.
- Ver cuánta RAM total estás usando en Memoria.
- Identificar qué unidades se relacionan con qué directorio raíz (C:, D:, etc.).
- Asegurarte de que estás usando tu tarjeta gráfica (en lugar de los gráficos integrados) y comprobar su temperatura.
5. Revisa las aplicaciones de inicio de Windows
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Las aplicaciones de inicio, como sugiere el nombre, son aplicaciones que se ejecutan inmediatamente al iniciar sesión en tu PC.
Si bien esto puede ser útil para aplicaciones que quieres usar casi todos los días, como Steam o Battle.net, también puede ser increíblemente molesto cuando aparecen aplicaciones que no quieres usar (mirándote a ti, Copilot).
Entonces, para editar tus aplicaciones de inicio en Windows 11, tienes dos opciones:
- Editarlas directamente desde la página Aplicaciones de inicio del Administrador de tareas, que se discute en la sección anterior. Simplemente haz clic derecho en la aplicación que quieras editar y elige Habilitar o Deshabilitar.
- Cambiar las aplicaciones de inicio desde la configuración de Windows. Abre el menú de búsqueda de tu barra de tareas y escribe “inicio”, luego haz clic en “Aplicaciones de inicio”. Desde esta página, activa o desactiva las aplicaciones.
Si hay un montón de aplicaciones que no necesitas habilitadas al inicio, deshabilitarlas puede reducir drasticamente el tiempo que tarda tu PC en volverse responsive después de arrancar.
6. Configura tus dispositivos de audio predeterminados
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(Imagen: Future)
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La configuración del dispositivo de audio predeterminado es algo con lo que Windows siempre ha sido un poco extraño.
Usarás los mismos auriculares durante meses, y luego Windows decidirá cambiar tu dispositivo de audio predeterminado al visor de realidad virtual que tu amigo trajo una vez, dejándote preguntándote por qué tus auriculares están encendidos pero no reproducen sonido.
Simplemente tendrás que acostumbrarte, así que es una buena idea aprender sobre esto desde el principio.
En el menú de búsqueda de tu barra de tareas, escribe “administrar salida” y selecciona “Administrar dispositivos de salida de sonido”. Aquí puedes ver todos los dispositivos de audio que tu PC reconoce. Elige el dispositivo de audio que usarás con mayor frecuencia, como tu auricular gaming, y asegúrate de que diga “Dispositivo predeterminado”.
Si no lo dice, haz clic en la flecha junto a su nombre. Aquí, junto a “establecer como dispositivo de sonido predeterminado”, selecciona “Usar como predeterminado para audio”.
A continuación, regresa a la página Sonido desde las opciones en la parte superior de la ventana. Si tienes un micrófono independiente, o un micrófono conectado a tus auriculares, asegúrate de que sea el dispositivo de entrada de audio predeterminado usando el mismo método.
Si tu sonido deja de funcionar aparentemente al azar un día, es muy probable que Windows haya cambiado tus dispositivos activos.
7. Ejecuta algunos benchmarks (pruebas de rendimiento)
(Imagen: Ubisoft)
Con todo lo demás configurado y fuera del camino, lo último que deberías hacer con tu nueva PC gaming con Windows es ejecutar algunas pruebas de rendimiento (benchmarks).
Esto te dará una idea de cómo se desempeña tu sistema en programas que requieren muchos recursos, y una base de referencia para ajustar la configuración gráfica en tus juegos.
Echa un vistazo al tutorial de Matt Hanson sobre cómo hacer benchmark a tu tarjeta gráfica para métricas en juegos, y nuestro resumen del mejor software de benchmarks para pruebas todo en uno, pruebas específicas de CPU y más.
Por último, revisa los menús de configuración de cualquier juego que descargues en el futuro. Algunos tendrán opciones de benchmarking dedicadas para que ejecutes.
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