Velódromo abandonado de Mallorca con piscina, restaurante y pistas de tenis, a la venta por 4 millones de euros.

El velódromo Andreu Oliver, una pista de ciclismo de renombre situada en las afueras de Algaida, en Mallorca, se encuentra en venta tras décadas de inactividad. Construido en 1975 por el benefactor del ciclismo Andreu Oliver, el recinto abarca 35.000 metros cuadrados y ofrece no solo el histórico velódromo, sino también un restaurante, piscina, pistas de tenis, alojamiento residencial y amplio aparcamiento. Según los anuncios inmobiliarios, la propiedad se comercializa por un precio de 4.000.000 de euros.

Este complejo deportivo en desuso, que ha permanecido prácticamente abandonado desde su clausura en 1995, se anuncia en diversos portales inmobiliarios con el mensaje: “Se vende el velódromo de Algaida. Hay restaurante, piscina, pistas de tenis, vivienda privada y un gran parking. Es una excelente oportunidad para inversores, especialmente por su infraestructura consolidada y su ubicación en una zona de mucho tránsito.” El solar está clasificado como suelo rústico, pero se considera de notable interés social, a la espera de una mayor protección para este tipo de recintos históricos por parte del Consell de Mallorca. La propiedad sigue en manos de la hija del fundador, manteniéndose así su carácter privado.

Aunque el recinto no funciona, está bajo vigilancia constante mediante alarmas y la presencia de un guarda de seguridad que se ocupa de la limpieza, pese a la magnitud de la tarea. La agencia Inmo-rent no ha reportado consultas de compra serias hasta el momento. El restaurante del lugar, conocido como bufet l’Amo Andreu, cerró sus puertas en 2018; otras instalaciones incluyen una piscina exterior, terraza solárium y las pistas de tenis que conducen a la prominente estructura del velódromo.

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Las gradas, con capacidad para hasta 3.000 espectadores, dominan la vista de la pista abandonada, donde persiste una robusta infraestructura entre la maleza. Las antiguas salas de almacen, los vestuarios, la antigua cafetería y el botiquín muestran ahora evidentes signos de abandono, con grafitis y vestigios de los días de gloria del velódromo. Los compradores potenciales adquirirían la totalidad de la propiedad como una sola parcela, incluyendo la necesidad de una limpieza y rehabilitación exhaustivas, especialmente en los espacios anexos al restaurante, que se halla en condiciones comparativamente mejores.

A finales de los años setenta, el velódromo Andreu Oliver Amengual acogió numerosos campeonatos nacionales y regionales de ciclismo. La actividad decayó durante la década de los ochenta debido a la pérdida de interés del público, celebrándose eventos puntuales antes de su cierre definitivo en 1995. Cabe destacar que Guillem Timoner, un ciclista de renombre, celebró su 70º cumpleaños en 1996 pedaleando en el recinto pese a su clausura.

Años de desuso han provocado un deterioro substancial, evidente en todo el predio. El futuro uso del complejo está por decidir, ya sea como instalación deportiva rehabilitada o como un espacio reconvertido para una nueva función. Por ahora, el velódromo Andreu Oliver permanece como un hito en letargo, sus tribunas y su inclinada pista de ciclismo aguardan en silencio un nuevo capítulo.

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