El motivo definitivo por el que jamás volveré a hacer un enero seco

No soy de beber mucho, pero hace un par de años, me desafié a mi misma a pasar un mes sin alcohol.

El objetivo era empezar el Año Nuevo con buen pie, siguiendo mi propósito de priorizar mi salud.

El resultado: Nunca había pensado tanto en el alcohol en mi vida.

El Enero Seco puede ser un reinicio financiero y de salud mental. (PA)

Priorizar mi salud puede sonar como un objetivo vago, pero estaba diseñado para ser sin presión, así podía aún darme el gusto con McDonald’s a medianoche y domingos perezosos.

Al dejar de beber, comencé terapia, volví a nadar, leí regularmente y tomé batidos diarios.

La idea era introducir hábitos saludables pequeños y manejables en mi vida, hasta que se convirtieran en una simple rutina.

Para rematarlo, tenía que intentar el Enero Seco para un descanso completo.

Nunca había intentado el reto de 31 días antes, pero sí probé el Octubre Sobrio en la universidad (duré un total espectacular de 12 días).

Al crecer, nunca había alcohol en casa, y continué esta regla en mi vida adulta en mi propio piso.

Muy raramente tomo algo entre semana, reservándolo para ocasiones de verme con amigos que no veo desde hace mucho.

Mis días de fiesta están ya en sus últimos años, pero cada dos fines de semana, quizás disfruto un Aperol o dos o tres para despejarme.

La única vez que sentí la influencia del alcohol fue en la universidad, cuando me diagnosticaron ansiedad y depresión.

Entre el estrés de los exámenes, una ruptura fea y mi diagnóstico, salía de fiesta y bebía más que nunca en mi vida.

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En la superficie, solo parecía una estudiante feliz y despreocupada que hacía lo que hacen los estudiantes.

Pero claro, sabemos que no es así. Bebía para escapar, y arriesgaba mi salud, estudios y amistades para hacerlo.

Después de una discusión borracha y llorosa con una amiga una noche, corté lazos con el alcohol y juré sacar su toxicidad de mi vida. Los meses siguientes, casi no bebí, con alguna recaída de vez en cuando, que sirvieron como el golpe de realidad que necesitaba para parar otra vez.

Seis años después, sí bebo, pero hasta hace poco, mi relación con el alcohol era completamente diferente. No es algo que me obsesione o que siquiera desee. No hay justificaciones perezosas del tipo “son las 5 en algún lugar”. Todo parecía muy sano.

@dralexgeorge ¿Vas a hacer el Enero Seco este año? ¿Curiosidad sobria? Necesitas escuchar esto. Durante todo enero haré contenido para apoyar tu viaje sobrio. #soberlife #sobertiktok #sobriety #alcoholfreejourney #dryjanuary #dryjan #alcoholfree ♬ original sound – Dr Alex

Como raramente bebo, no veía el Enero Seco como un gran desafío. Según yo, apenas se notaría en mi vida cotidiana.

Si hiciera un maratón, tendría que entrenar muchas horas.

Si hiciera dieta, tendría que vigilar todo lo que como, contando calorías.

Pero con la bebida, simplemente no bebería.

Debería ser así de simple, ¿no? Entran las redes sociales.

Entre los constantes anuncios de salud en Instagram y los consejos en TikTok, vivía en un mundo de hashtags de apoyo sobrio. Tras ver unos videos por curiosidad, el algoritmo me atrapó y no había salida. El mes siguiente, solo conocí el campo minado de videos con #DryJanuary y #sobertok, por nombrar algunos. No me malinterpretes, veo valor en que creadores compartan sus recetas de mocktails favoritas o sus experiencias complicadas con el alcohol.

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Es inspiración para pensar más creativamente en la vida sobria. Es motivación para continuar con el reto cuando cuestionas por qué empezaste. Pero mi página “Para Ti” me obligaba a tragar contenido del Enero Seco como si fuera un chupito de Sambuca que nadie quería o pedía.

Sí, estaba haciendo el Enero Seco, pero al enfrentarme a una corriente diaria de videos, no podía evitar pensar en ello todo el tiempo, incluso si no quería beber.

No solo eso, los videos también me hacían sentir que lo estaba haciendo mal. No tenía una nueva oportunidad en la vida, no sentí una nueva energía. No había preparado montones de mocktails elegantes ni me había lanzado a deportes extremos. En resumen, los videos hicieron del Enero Seco un reto cuando yo nunca creí que lo hubiera.


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La única comparación que puedo hacer es cuando suena la alarma de la Cultura de la Dieta a las 00:01 del 1 de enero. En cuanto empieza el Año Nuevo, no podemos respirar por las membresías de gimnasio con descuento y los planes para perder peso.

Si realmente queremos llevar un estilo de vida sano, no puede ser mediante retos extremos de un mes o propósitos imposibles para el año. En cambio, la sobriedad, la comida sana, el ejercicio o lo que sea necesita ser parte de la conversación todo el año.

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Necesitamos que sea normal. Así no será una tarea o un sacrificio que abandonaremos en una o dos semanas; simplemente será nuestra rutina.

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