Esto podría parecer un logro diplomático fácil, ya que sería difícil encontrar a alguien razonable que argumente que deberíamos dar el control de las armas nucleares a la IA. Pero con el gobierno chino, no existen los frutos al alcance de la mano, especialmente en temas de seguridad tan graves.
Los chinos son inherentemente escépticos ante las propuestas de reducción de riesgos de EE.UU. Rusia se había opuesto a un lenguaje similar en foros multilaterales. Debido a que las conversaciones bilaterales con Estados Unidos sobre IA y seguridad nuclear podrían crear diferencias entre Rusia y China, el progreso en este frente no era una conclusión inevitable.
Al final, el resultado fue significativo porque demostró que dos superpotencias en IA pueden participar en una gestión de riesgos constructiva, incluso mientras compiten intensamente por el liderazgo en este campo.
Además, diplomáticos y expertos de nuestros dos países tambien se habían reunido antes en 2024, en Ginebra, para una sesión extensa dedicada a los riesgos de la IA. Aunque no produjo resultados significativos, el simple hecho de que ocurriera fue un paso importante.
Ahora, mientras el impulso detrás del desarrollo y despliegue de la IA, tanto civil como militar, acelera, Estados Unidos y China necesitan construir sobre esta base buscando una diplomacia sostenida y de alto nivel sobre los riesgos de la IA, incluso mientras cada uno se esfuerza por liderar la carrera tecnológica.