María Guardiola, candidata del PP a la presidencia. Crédito: María Guardiola Martín Facebook
El Partido Popular (PP) ha ganado las elecciones autonómicas en Extremadura este domingo 21 de diciembre con 29 escaños, según el 99,29% de los votos escrutados, quedándose a cuatro de la mayoría absoluta, que son 33. Para gobernar, el PP necesitará el apoyo de Vox, que ha aumentado su representación hasta 11 escaños. El PSOE ha sufrido un hundimiento histórico al obtener solo 18 diputados, mientras que Unidas por Extremadura ha logrado siete.
La participación ha sido uno de los aspectos más destacados de estos comicios, situándose en el 62,64%, más de siete puntos menos que en 2023. Los líderes políticos han subrayado este descenso como un factor decisivo que ha marcado los resultados y ha debilitado al PSOE, tradicionalmente fuerte en la región.
El PP gana pero no alcanza la mayoría absoluta
Aunque el PP ha conseguido la victoria, solo ha sumado un escaño más respecto a las anteriores elecciones, insuficiente para la mayoría absoluta. Vox ha experimentado un crecimiento significativo, pasando de cinco a 11 escaños, mientras que Unidas por Extremadura también ha mejorado su posición, logrando siete diputados.
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El PSOE ha admitido que no logró movilizar a la izquierda, ni siquiera en sus bastiones históricos. El candidato socialista Miguel Ángel Gallardo ha calificado el resultado como “malo, muy malo”, mientras que fuentes del partido en Madrid han señalado la baja participación en zonas tradicionalmente afines al PSOE como una razón clave de la derrota.
Factores detrás del hundimiento socialista
Entre los factores que explican el desplome del PSOE, fuentes del partido han destacado la situación judicial de su candidato, investigado por la contratación del hermano del presidente Pedro Sánchez en el conservatorio de Badajoz. Asimismo, la participación fue más alta en Cáceres, feudo del PP, y más baja en Badajoz, tradicionalmente más proclive a los socialistas, así como en las zonas rurales.
Esta combinación ha provocado que el PSOE registre su peor resultado en décadas, perdiendo diez escaños comparado con 2023 y cediendo terreno tanto a Unidas por Extremadura como a Vox, quienes han consolidado sus avances en toda la región.
Los candidatos siguen los resultados desde sus sedes
Los principales candidatos siguieron el escrutinio desde sus respectivas sedes en Mérida y otras localidades. María Guardiola, candidata del PP a la presidencia, pasó la tarde en un hotel de Mérida con dirigentes del partido y familiares, siguiendo el recuento de papeletas. El interés mediático fue alto, ya que era la primera vez que Extremadura celebraba elecciones autonómicas en solitario.
Mientras, Gallardo siguió los resultados desde la sede autonómica del PSOE, rodeado por el Comité Electoral y el equipo de campaña, en un ambiente notablemente menos optimista que en comicios anteriores. Vox y Unidas por Extremadura también siguieron los datos desde hoteles de Mérida, con una presencia mediática incrementada que reflejaba su creciente influencia.
La incógnita de la mayoría absoluta
La gran pregunta de estas elecciones era si María Guardiola lograría la mayoría absoluta para gobernar sin depender de Vox. Aunque el PP ha ganado, se ha quedado a cuatro escaños de los 33 necesarios, lo que obligará a negociaciones de coalición para asegurar la estabilidad del gobierno autonómico.
De no lograrse dicha mayoría, Extremadura volvería a un escenario de pactos políticos, similar a la situación que provocó la convocatoria de elecciones anticipadas por parte del presidente autonómico, quien justificó la medida como necesaria para desbloquear la política regional.
El PP confiaba en una derrota histórica del PSOE
La dirección nacional del PP siguió los resultados desde su sede en Madrid con la expectativa de asistir a una derrota histórica del PSOE en Extremadura. Fuentes del partido estimaban que Gallardo podría perder hasta diez puntos respecto a los anteriores comicios.
Este desenlace marca un giro significativo en la política extremeña, con un PP reforzado pero sin mayoría absoluta, un PSOE en mínimos históricos y el ascenso de Vox y Unidas por Extremadura consolidando un panorama político más fragmentado y competitivo que en pasadas citas electorales.
El Gobierno del PSOE a nivel nacional se encuentra actualmente en una posición delicada, marcada por tensiones internas y disputas con sus socios de coalición, principalmente Unidas Podemos. Aunque ambas formaciones comparten una agenda progresista en materia de derechos sociales y políticas económicas, los desacuerdos en la aplicación de ciertas reformas —como las de pensiones, vivienda y fiscalidad— han generado fricciones que afectan a la estabilidad del Ejecutivo.
Además, la presión de la oposición y la necesidad de negociar con formaciones más pequeñas para sacar adelante la legislación complican aún más la capacidad del PSOE para mantener un gobierno firme y coherente. Estas tensiones ponen de relieve los retos de liderar un gobierno de coalición en un panorama político fragmentado.