Un día después de que el expiloto de NASCAR Greg Biffle y su familia fallecieran en un accidente de avioneta en Carolina del Norte, su suegra dijo que la familia no sabe cómo va a llenar el “enorme vacío” que dejaron.
Biffle, su esposa Christina Grossu Biffle, su hijo Ryder y la hija de Biffle, Emma, estaban entre las siete personas que murieron cuando un Cessna C550 se estrelló al aterrizar en el Aeropuerto Regional de Statesville en Carolina del Norte el jueves por la mañana. Las otras tres personas a bordo fueron identificadas como Craig Wadsworth y Dennis y Jack Dutton.
Cathy Grossu contó que ella y su hija estuvieron enviándose mensajes “todo el día”, incluso durante el vuelo.
“Luego ella dijo algo como ‘Estamos en problemas, aterrizaje de emergencia’. Y yo le respondí: ‘¿Qué le pasa al avión?'”, relató Grossu a CBS News. “Después, lo siguiente fue (la alerta SOS) que sale automáticamente en los teléfonos Apple cuando tienes un accidente o algo. Y entonces supe que algo andaba mal.”
Greg y Christina Biffle con Ryder, Emma y Cathy Grossu.
Cathy Grossu
Grossu llamó al aeropuerto. Dijo que le informaron que había un incendio.
“Ahí fue cuando supimos que se habían estrellado”, dijo Grossu.
Una foto del avión muestra la aeronave envuelta en llamas. Restos cayeron sobre un campo de golf cercano, dijeron testigos.
La ruta de vuelo disponible en el sitio de seguimiento FlightAware parece mostrar que el avión despegó y luego dio la vuelta hacia el aeropuerto. La Policía de Carreteras de Carolina del Norte confirmó que la aeronave había despegado y regresaba al aeropuerto para reintentar el aterrizaje, pero no dijo porqué.
No se ha determinado la causa del accidente. La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) dijo el viernes que pudo recuperar la grabadora de voz de la cabina, que está en camino a Washington D.C. para ser analizada. Las autoridades dijeron que no tenían conocimiento de que se hiciera una llamada de mayday, y que no saben quién pilotaba en ese momento. La NTSB dijo que tres personas en el avión tenían licencias.
Grossu contó que vio por última vez a la familia el día antes del accidente, pero no recordaba cuáles fueron sus últimas palabras para ellos.
“Es un cliché, la gente dice que hay que decir ‘Te quiero’ a tus seres queridos todo el tiempo, y abrazarlos y todo eso. Y ese es otro de mis remordimientos, sé que cuando nos despedimos el miércoles, nos abrazamos. No sé cuáles fueron mis últimas palabras”, dijo Grossu, entre lágrimas. “Quizás fue ‘Te quiero’. No lo sé. No me acuerdo.”
Grossu recordó a la familia como “buena gente” que “vivía la vida al máximo”.
“Fue demasiado pronto para que todos ellos perdieran la vida, pero no se contenían y siempre estaban dando”, afirmó Grossu.
Grossu dijo que Emma, de 14 años, a quien Biffle tuvo con su madre Nicole Lunders, era una “buena chica”. Ryder, de 5, era un “torbellino de energía” que llamaba a sus abuelos Mimi y Baba. Estaba en su casa todo el tiempo, dijo. Soñaba con ser piloto de Fórmula 1.
Cathy Grossu y su nieto Ryder Biffle.
Cathy Grossu
“Todos sus regalos debajo del árbol eran de ese tema. Y el miércoles me preguntó: ‘Mimi, ¿puedo abrir uno de mis regalos?’. Y yo le dije: ‘No, tienes que esperar hasta Navidad'”, contó Grossu. “Y me arrepiento de eso, de haber dicho eso, cada hora desde que pasó esto, de por qué no le dejé abrir un regalo. No lo hice, y me siento tan mal por eso.”
Los homenajes de la comunidad automovilística y de otros ámbitos no han parado desde que se confirmaron las muertes. NASCAR recordó a Biffle como “más que un campeón” y un “amigo para muchos”. El representante de Carolina del Norte, Richard Hudson, escribió en X que Biffle fue un “gran campeón de NASCAR” y también una “persona extraordinaria”. Un comunicado familiar describió a Biffle y a su esposa como padres entregados que construyeron sus vidas alrededor de sus hijos. El comunicado también dijo que Dennis Dutton y su hijo Jack eran “muy queridos”, y que Craig Wadsworth era “muy apreciado” en la comunidad de NASCAR.
“Es duro. Estamos destrozados”, dijo Grossu.
“Solo lo estamos tomando un minuto a la vez”, continuó Grossu. “No puedo hablar de esto sin llorar a moco tendido. Intento no hacerlo, pero es imposible.”