Las estadísticas notariales revelan que los estadounidenses se posicionan actualmente en el octavo lugar entre los compradores extranjeros de vivienda en Baleares. Aunque el porcentaje aún es relativamente reducido –un 3,2% del total–, el presidente de la asociación ABINI de agentes inmobiliarios nacionales e internacionales, Daniel Arenas, subraya que se trata de una cifra «significativa», dado que su presencia no había sido tan relevante con anterioridad.
Arenas enfatiza el alto poder adquisitivo de este colectivo. Adquieren propiedades valoradas entre tres y cuatro millones de euros, «por lo que no puede afirmarse que estén privando de vivienda a los residentes de las islas». Añade que, en la actualidad, el 20% de las transacciones corresponden a propiedades en manos de extranjeros.
Los datos notariales indican que el 60% de los compradores estadounidenses en Baleares son residentes. Arenas comenta que muchos buscaban un cambio en su estilo de vida y optaron por Europa, decantándose finalmente por el archipiélago. Aquellos descontentos con las políticas de Donald Trump muestran interés en dar este paso, mientras que la inseguridad en ciertas zonas del país también constituiría un factor determinante.
Según Arenas, los compradores estadounidenses buscan principalmente casas de gran tamaño en la sierra de Tramuntana –siendo Deyá, Pollensa y Valldemossa las localizaciones predilectas–. «Suelen demandar viviendas muy amplias, con estancias espaciosas, y en fincas o urbanizaciones que garanticen una gran privacidad.» No obstante, la oferta de este tipo de inmuebles es limitada.
Por ello, Arenas no considera que los compradores estadounidenses vayan a ascender necesariamente en el ranking. La lista de compradores foráneos está liderada por los alemanes (39%), seguidos de los británicos (algo menos del once por ciento) y los italianos (8%).
