Esta semana, el sindicato CCOO Mallorca advirtió del aumento del desempleo juvenil en la isla e informó de que el número de desempleados menores de 35 años ya supera al de mayores de 55. También se ha señalado que Baleares vuelve a ocupar los últimos puestos del ránking en cuanto a comercios abiertos durante el mes de diciembre, mientras que los peluqueros de la isla advierten de que los salones tendrán que dejar de abrir los sábados si no logran solucionar el problema de la escasez de personal.
Ahora bien, a diferencia del Reino Unido y otros países del norte de Europa, España dista mucho de ser un estado del bienestar. Desde luego, el gobierno no distribuye dinero, vivienda y otros beneficios a la escala del Reino Unido, por ejemplo. Entonces, ¿por qué hay tantos jóvenes sin trabajo?
Cierto es que Mallorca es una especie de Disneylandia donde la brecha social entre los ricos —muy ricos en muchos casos— y quienes perciben ingresos medios, bastante inferiores a los del norte de Europa, es enorme en comparación con la península. Aun así, tiene que haber un límite respecto al número de jóvenes que tienen el lujo de vivir del dinero paterno. Cada vez son más las familias que tienen dificultades para llegar a fin de mes.
Cualquier ingreso familiar adicional, un pan más sobre la mesa, sin duda sería bienvenido. Vale, puede resultar algo complicado encontrar empleo durante el invierno, pero ¿y cuando la temporada turística está en pleno auge? Y ahora otros sectores claman por mano de obra. Algo no cuadra.
