Sudáfrica desafía la amenaza estadounidense de “consecuencias” por redada en centro de refugiados afrikáneres

El gobierno sudafricano ha rechazado las acusaciones de Estados Unidos sobre que acosó e intimidó a funcionarios estadounidenses durante una redada en un centro que procesaba solicitudes de estatus de refugiado en EE.UU. para sudafricanos blancos.

Durante la redada del martes, siete keniatas fueron expulsados de Sudáfrica por trabajar ilegalmente en el país.

Estados Unidos acusó a Sudáfrica de publicar los detalles de los pasaportes de sus funcionarios, calificándolo de “inaceptable” y advirtiendo de “graves consecuencias”.

Pero Sudáfrica lo ha negado, afirmando que trata “los temas de seguridad de datos con la máxima seriedad”.

EE.UU. ofrece asilo a miembros de la comunidad afrikáner, alegando que enfrentan persecución. El gobierno sudafricano rechaza estas afirmaciones.

La administración del presidente Donald Trump redujo su cupo anual de refugiados mundiales de 125,000 a 7,500, pero dice que priorizará a los afrikáners, descendientes de colonos neerlandeses y franceses.

La tensión entre los dos países a aumentado desde que Trump asumió el cargo.

Tras la redada, Sudáfrica manifestó preocupación porque funcionarios extranjeros parecían coordinar con trabajadores indocumentados y dijo que contactó a EE.UU. y Kenia para resolver el asunto.

En un comunicado del jueves, el Departamento de Estado estadounidense condenó “en los términos más enérgicos la reciente detención de funcionarios de EE.UU. que realizaban su labor de apoyo humanitario a afrikáners”.

No proporcionó evidencia para respaldar su acusación de que Sudáfrica filtró la información de los pasaportes.

El departamento de interior sudafricano tachó estas acusaciones de “infundadas”.

“Sudáfrica trata todos los asuntos de seguridad de datos con extrema seriedad y opera bajo protocolos legales y diplomáticos estrictos”, dijo en un comunicado.

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Previamente, había dicho que ningún funcionario estadounidense fue arrestado y que la operación no ocurrió en un sitio diplomático.

Indicó que los keniatas habían solicitado permisos de trabajo, los cuales fueron denegados.

EE.UU. no ha abordado esto directamente, pero afirmó que “trabajó para operar el programa de refugiados dentro del marco de la ley”.

Trump ha afirmado que los afrikáners sufren un “genocidio” en Sudáfrica, a pesar de no haber evidencia de que los granjeros blancos sean asesinados más que los negros.

Ofreció estatus de refugiado a los afrikáners este año, después de que el presidente Cyril Ramaphosa firmara una ley que permite expropiar tierra sin compensación en casos excepcionales.

Un primer grupo de unas 50 personas voló a EE.UU. en un avión fletado; no está claro cuántos más se han mudado o están solicitándolo.

Debido al legado del apartheid, la mayoría de las tierras de cultivo privadas son propiedad de la comunidad blanca. El gobierno está bajo presión para dar más tierra a granjeros negros, pero enfatiza que aún no se ha expropiado tierra con la nueva ley.

Sudáfrica ha intentado repetidamente mejorar relaciones con el gobierno de Trump, notablemente cuando Ramaphosa lideró una delegación de alto nivel a la Casa Blanca este año.

Sin embargo, le salió mal cuando Trump lo sorprendió con imágenes, videos y noticias que supuestamente mostraban persecución contra blancos.

El mes pasado, EE.UU. boicoteó la cumbre del G20 en Sudáfrica y ha dicho que no invitará a funcionarios sudafricanos a sus reuniones desde que asumió el liderazgo del grupo de las mayores economías.

Reportaje adicional de Khanyisile Ngcobo en Johannesburgo.

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