Los palestinos en Gaza enfrentaban dificultades para recuperarse este martes, tras días de lluvias torrenciales que azotaron el territorio. Los campamentos de desplazados se inundaron, los caminos de tierra se convirtieron en barro y edificios ya dañados por la guerra se derrumbaron. Al menos doce personas fallecieron, incluyendo un bebé de dos semanas.
En algunas zonas cayeron más de 150 milímetros de lluvia la semana pasada, anegando las tiendas que albergan a familias desplazadas. Arwa Damon, fundadora de la Red Internacional de Ayuda, Socorro y Asistencia, enfatisa que las lluvias, combinadas con las aguas residuales, están provocando un aumento extraordinario de enfermedades en toda Gaza, especialmente diarrea en los niños, que puede ser fatal si no se trata.