¿Qué estás dispuesto a sacrificar por la comodidad?
Sartenes antiadherentes, chaquetas impermeables y tejidos resistentes a las manchas facilitan tu vida, pero conllevan un coste oculto. Muchos de estos productos dependen de un grupo de sustancias químicas artificiales denominadas sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS). Estos compuestos son casi indestructibles, lo que les ha valido el apodo de “químicos eternos”.
Los PFAS son peligrosos incluso en cantidades ínfimas, representando un riesgo serio para tu salud a largo plazo. Evitarlos es prácticamente imposible, ya que están presentes en innumerables productos de uso diario, en los alimentos e incluso en el agua que bebes. Un ejemplo claro: un estudio reciente en California reveló que incluso comunidades alejadas de la fabricación de PFAS enfrentan una exposición significativa a través del agua potable pública.
Lo que revela el nuevo estudio de California sobre los PFAS en el agua potable
El estudio destacado, publicado en el Journal of Exposure Science and Environmental Epidemiology, analizó datos del estudio de biomonitorización California Regional Exposure (CARE), que rastrea la exposición a químicos ambientales en el este y sur de California.
• Diseño del estudio — El análisis incluyó a 563 adultos representativos de la población general, no de comunidades industriales con alta exposición; un 54% bebía principalmente agua del grifo.
• Medición y vinculación de PFAS — Se compararon los niveles de PFAS en la sangre de los participantes con datos de contaminación del programa estatal de monitorización de PFAS de California. Los investigadores vincularon el domicilio de cada participante con su sistema de agua local para estimar la exposición.
• PFAS en casi todas las muestras de sangre — Aunque los niveles generales fueron inferiores al promedio de EE.UU., aproximadamente el 86% de los participantes aún tenían concentraciones vinculadas a riesgos sanitarios. Los tipos más comunes fueron el ácido perfluorooctanosulfónico (PFOS), el ácido perfluorooctanoico (PFOA) y el ácido perfluorohexanosulfónico (PFHxS).
• Áreas de mayor prevalencia — Alrededor del 56% de los participantes utilizaba sistemas de agua donde se detectó al menos un tipo de PFAS. Aeropuertos, bases militares y vertederos fueron las principales fuentes de contaminación.
• Impacto en los niveles sanguíneos — El PFHxS mostró la asociación más fuerte. Las personas cuyos sistemas de agua contenían PFHxS presentaron niveles en sangre aproximadamente un 31,9% más altos. Incluso en agua previamente tratada, la presencia de PFAS detectable se asoció con niveles notablemente más elevados en sangre.
• Conclusión clave — El estudio demuestra que incluso pequeñas cantidades de PFAS en el agua potable pueden elevar sus niveles en la sangre. Quienes bebían principalmente agua del grifo tenían los niveles más altos, confirmando el agua potable como ruta principal de exposición.
• Implicaciones futuras — Los autores piden regulaciones más estrictas, una monitorización ampliada, mejoras en las tecnologías de tratamiento de agua y esfuerzos para identificar y controlar fuentes no industriales de PFAS.
Una introducción a los PFAS
¿Alguna vez te has preguntado cuán antiguos son los PFAS? Sus orígenes son más sorprendentes de lo que imaginas. El documental de Bloomberg Investigates, “The Poison in Us All”, revela que los PFAS se originaron como parte de un proyecto bélico ultrasecreto.
• No son un invento moderno — La mayoría cree que se inventaron en los años 60 o 70, pero existen desde hace casi un siglo. Su origen se remonta al Proyecto Manhattan en la década de 1940. Tras la guerra, empresas como 3M descubrieron sus propiedades anti-manchas e impermeables.
• Una vasta familia química — La Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA) reconoce más de 14.000 estructuras de PFAS. Comparten un enlace carbono-flúor, uno de los más fuertes en química orgánica.
• El coste oculto de la comodidad — Sus cualidades los hicieron indispensables durante décadas, pero nos han legado químicos que no existen en la naturaleza, no se destruyen y pueden dañar nuestra salud. Se encuentran en el 99% de las personas.
• Persistencia notable — El PFOA y el PFOS son los tipos más estudiados; ambos persisten en el medio ambiente y en el cuerpo humano durante años, acumulándose en órganos como el hígado y el cerebro.
Fuentes insospechadas de PFAS
Las pruebas continúan encontrando PFAS en artículos cotidianos aparentemente inofensivos:
• Lentes de contacto blandas — Un análisis de 18 marcas populares dio positivo en flúor orgánico (marcador de PFAS), con niveles extremadamente altos que plantean dudas sobre la seguridad.
• Ropa deportiva (leggings, pantalones de yoga) — Un estudio encontró niveles detectables de flúor orgánico en aproximadamente el 25% de las prendas testadas, especialmente en áreas de mayor contacto con la piel.
• Pescado de agua dulce — Un análisis mostró niveles medianos de PFAS muy elevados en filetes de peces de ríos, lagos y arroyos de EE.UU., representando un riesgo significativo para los consumidores habituales.
• Envases alimentarios — Se encuentran frecuentemente en envoltorios y contenedores resistentes a la grasa de comida rápida y procesada. Los químicos pueden migrar a la comida.
• Otras fuentes — Productos de belleza, teléfonos móviles, protectores de colchón, polvo doméstico, alfombras, cinta de fontanero, cuerdas de guitarra, lubricantes para cadenas de bicicleta y detergentes.
Cómo amenazan tu salud los ‘químicos eternos’
Los PFAS pueden impactar múltiples sistemas del cuerpo. La “Declaración de Madrid” de 2015, firmada por más de 200 científicos, advirtió sobre efectos como:
• Daño hepático y alteración del metabolismo lipídico.
• Disrupción inmunológica y endocrina (respuesta inmune reducida, hipotiroidismo).
• Tumores en múltiples órganos y mayor riesgo de cáncer testicular, renal y de próstata.
• Efectos en el desarrollo y reproducción (toxicidad neonatal, bajo peso al nacer, fertilidad reducida).
• Otras condiciones crónicas (colesterol alto, colitis ulcerosa, obesidad, efectos neuroconductuales).
Métodos para eliminar PFAS de tu agua
Filtrar los PFAS requiere soluciones específicas:
• Ósmosis inversa — Muy eficaz, pero puede ser costosa y generar un desecho de agua.
• Filtración por carbón activado — Común en jarras y grifos; su eficacia depende de la calidad del filtro y su reemplazo regular.
• Intercambio iónico — Atrae y une los PFAS. Una versión prometedora utiliza zeolita, un mineral natural reutilizable.
Investigadores han desarrollado también sistemas innovadores, como uno que utiliza restos de madera y azúcar, que atrapa los químicos de forma permanente.
Estrategias para reducir la exposición a PFAS
Es difícil eliminarlos por completo, pero se puede reducir la exposición:
• Evita tejidos con tratamiento anti-manchas y opta por fibras naturales.
• Rechaza los tratamientos ignífugos en muebles y colchones.
• Prescinde de las bolsas para palomitas de microondas; hazlas en la estufa.
• Sustituye el menaje de cocina antiadherente por alternativas como cerámica o hierro fundido esmaltado.
• Revisa tus productos de cuidado personal (hilo dental, cosméticos) evitando ingredientes con “PTFE” o “fluoro”.
• Incorpora alimentos ricos en beta-glucanos (avena, cebada, setas) a tu dieta, ya que pueden ayudar a excretar los PFAS.
Cada decisión informada contribuye a debilitar el impacto de estos químicos persistentes en tu vida y en el medio ambiente.
Preguntas Frecuentes (FAQs) sobre los PFAS
P: ¿Qué son los PFAS y por qué se les llama “químicos eternos”?
R: Son sustancias químicas artificiales usadas para hacer productos antiadherentes, impermeables y resistentes a manchas. Se les llama “eternos” porque no se degradan fácilmente en el ambiente o el cuerpo y se acumulan.
P: ¿Cómo llegan los PFAS al agua potable?
R: Entran en las fuentes de agua desde lugares como aeropuertos, bases militares, vertederos o fábricas, filtrándose hacia ríos, lagos, aguas subterráneas y finalmente a los sistemas de agua potable.
P: ¿Qué reveló el estudio de California?
R: Vinculó la presencia de PFAS en sistemas públicos de agua con niveles más altos en la sangre de las personas, incluso a concentraciones relativamente bajas en el agua.
P: ¿Qué problemas de salud se asocian a la exposición a PFAS?
R: Se ha vinculado con daño hepático, colesterol alto, supresión inmune, disrupción hormonal, bajo peso al nacer, fertilidad reducida y mayor riesgo de ciertos cánceres.
P: ¿Cómo puedo reducir mi exposición?
R: Filtra el agua del grifo con un sistema específico, evita el menaje antiadherente y los tratamientos anti-manchas, limita el consumo en envases de comida rápida y elige productos de cuidado personal sin compuestos “fluoro”.
