Señalización de la Zona de Bajas Emisiones en el centro de Madrid, donde la normativa de tráfico permanece en revisión hasta 2026.
Crédito: EduardoRM, Shutterstock
Madrid ha relajado discretamente la presión sobre miles de conductores que temían que sus días al volante estuvieran contados. Los vehículos sin distintivo ambiental –principalmente automóviles de gasolina más antiguos– podrán seguir circulando por la capital al menos hasta finales de 2026, tras una nueva prórroga aprobada por el Ayuntamiento.
Una medida que ha generado alivio entre parte de la ciudadanía, frustración en los colectivos ecologistas y renovada tensión política en la Casa de la Villa.
Un respiro para 15.000 coches antiguos
Según la actualizada Ordenanza de Movilidad Sostenible de Madrid, los vehículos sin etiqueta ambiental de la DGT matriculados en la ciudad podrán circular hasta el 31 de diciembre de 2026. El Consistorio estima que alrededor de 15.000 automóviles entran en esta categoría, en su mayoría de gasolina anteriores al año 2000.
Lo más leído en Euro Weekly News
Según el Gobierno municipal, estos vehículos representan una fracción mínima del tráfico en la capital y contribuyen mucho menos a los niveles de contaminación de lo que a menudo se presume. Sobre esa base, argumentan los responsables, extender la moratoria tiene sentido –al menos por ahora–.
Dicho esto, el mensaje del Ayuntamiento dista mucho de ser un cheque en blanco para conservar los coches viejos indefinidamente. Se insta a los conductores a reemplazarlos cuanto antes, no solo por motivos ambientales, sino también de seguridad. Los vehículos antiguos son más propensos a averías y carecen de los sistemas de seguridad modernos.
Ayudas financieras que se mantienen
Para suavizar el impacto de la eventual retirada de estos coches, Madrid planea relanzar en 2026 planes de ayudas económicas, similares a los ya ofrecidos en el programa Cambia 360. Solo en 2025 se destinaron aproximadamente 4 millones de euros para ayudar a los residentes a renovar sus vehículos.
Las incentivos por achatarramiento de 1.500 euros por coche para vehículos sin etiqueta también se mantendrán el próximo año, ofreciendo un salvavidas a los hogares que no pueden permitirse el cambio de la noche a la mañana.
Estas subvenciones fueron clave en una importante batalla legal el año pasado –y eso nos lleva a por qué esta ordenanza es muy distinta de la anterior–.
Lecciones aprendidas tras un revés judicial
En septiembre de 2024, las zonas de bajas emisiones (ZBE) de Madrid fueron anuladas parcialmente por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Los magistrados dictaminaron que la normativa anterior no evaluó debidamente su impacto económico, especialmente en residentes con bajos ingresos, y no cumplía con el principio de proporcionalidad.
Desde entonces, el Ayuntamiento ha trabajado en una ordenanza revisada diseñada para resistir el escrutinio legal. Esta vez, la nueva norma cuenta con un detallado estudio de impacto económico realizado por Ineco, una consultora de ingeniería pública vinculada al Ministerio de Transportes.
Aunque dicho informe no es un requisito legal obligatorio para una ordenanza municipal, el Consistorio considera que añade una capa de protección jurídica de la que se carecía la vez anterior. El texto actualizado pasará ahora por un período de información pública antes de volver al pleno para su aprobación definitiva, prevista para marzo.
Una vez adoptada, la normativa permitirá circular libremente por Madrid solo a los vehículos con etiqueta ambiental –más las excepciones registradas sin ella–.
La política se recalienta
Como era de esperar, la prórroga ha desatado fuertes reacciones en el espectro político.
Vox acusó a la alcalde José Luis Martínez-Almeida de actuar por oportunismo electoral, alegando que la decisión busca captar votos y no proteger el medio ambiente. Más Madrid fue más allá, tildando la moratoria de “farsa” y argumentando que permitir que estos coches sigan en la carretera beneficia a solo un 0,05% de los residentes, mientras afecta a la salud de toda la ciudad.
El PSOE adoptó un tono más matizado, calificando la decisión de error –pero no uno nuevo–. Sostienen que Madrid debería centrarse menos en repetidos aplazamientos y más en apoyar activamente a las 14.000 familias que aún dependen de coches antiguos porque no pueden costearse un reemplazo. Al mismo tiempo, advierten de que la ciudad aún no está preparada para una transición masiva al vehículo eléctrico, citando una infraestructura de carga limitada y subvenciones insuficientes.
Aparcamientos y bicis: otros cambios en camino
La actualizada ordenanza de movilidad no se limita a las emisiones. Madrid también planea una gran expansión de su sistema de estacionamiento regulado (SER).
Los vecinos de 22 barrios adicionales –incluyendo zonas de Latina, Carabanchel, Usera, Ciudad Lineal, Moratalaz y Puente de Vallecas– podrán votar sobre si desean zonas de aparcamiento preferente para residentes. De aprobarse, los parquímetros podrían implantarse gradualmente hasta 2035, llevando el SER a distritos que nunca lo han tenido.
La ordenanza también permitirá a los barrios con alta actividad comercial o turística solicitar una ampliación del horario de los parquímetros, incluyendo tardes, domingos y festivos, sujeto a autorización.
Por último, Madrid elimina los límites geográficos de BiciMAD, el servicio público de bicicletas compartidas. La primera expansión más allá del término municipal ya está en marcha en Pozuelo de Alarcón, donde se prevé su lanzamiento para marzo. Otros municipios podrían seguir el ejemplo.
Por ahora, Madrid camina sobre la cuerda floja –intentando limpiar su aire sin dejar a miles de residentes fuera de la carretera de un día para otro. Si este equilibrio se mantendrá o simplemente pospondrá un enfrentamiento mayor, está por verse.
Manténganse al tanto con Euro Weekly News para más noticias de Madrid.