La Pesadilla de las Inundaciones: Gazatíes Esperan la Próxima Fase del Plan de Paz

Lucy Williamson
Corresponsal en Medio Oriente, Jerusalén

Más de 800,000 gazatíes están en riesgo por inundaciones, dice la ONU, mientras una fuerte tormenta invernal azota la Franja.

Las fuertes lluvias ya han anegado los campamentos y han provocado el derrumbe de varios edificios.

Un hilo constante de agua se cuela por las aberturas de la tienda que Ghadir al-Adham comparte con su marido y seis hijos en la ciudad de Gaza. Su familia sigue desplazada después de la guerra y espera que comience la reconstrucción.

“Aquí estamos, viviendo una vida de humillación”, dijo a la BBC. “Queremos caravanas. Queremos que reconstruyan nuestras casas. Anhelamos el hormigón que nos mantenga calientes. Cada día me siento y lloro por mis hijos.”

A dos meses de un alto al fuego impuesto por Estados Unidos, Gaza está estancada en la primera fase del plan de paz de Donald Trump: su territorio dividido entre las partes en conflicto, su gente aún desplazada y rodeada de escombros.

Ghadir al-Adham anhela mudar a sus hijos a una casa sólida.

Punto de fricción

Los planes para nuevas viviendas y un nuevo gobierno permanecen congelados en la siguiente etapa del acuerdo de paz de Donald Trump, mientras continúa la búsqueda del último rehén israelí, Ran Gvili.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha insistido en que Hamás debe devolver a todos los rehenes israelíes –vivos y muertos– antes de que las dos partes pasen a la siguiente y más difícil etapa del acuerdo de paz.

Pero varias búsquedas en los escombros de Gaza no han mostrado hasta ahora señal de él. Gvili fue capturado durante los ataques del 7 de octubre de Hamás –era un oficial de policía, recuperándose de un hombro roto, que fue a defender el kibutz cercano de Alumim.

Se han colgado banderas amarillas por Ran Gvili cerca de su hogar en el sur de Israel.

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A sus padres, Talik e Itzik, se les dijo el año pasado que él no había sobrevivido.

El camino a su casa en Meitar, en el sur de Israel, está bordeado de pancartas en su homenaje, con las banderas amarillas de recuerdo por los rehenes israelíes ondeando al lado.

“Nos robaron a nuestro chico, se lo llevaron”, me dijo su madre Talik.

“Ellos saben dónde está”, dijo Itzik. “Sólo intentan esconderlo o retenerlo. Están jugando con nosotros”.

Ellos creen que Hamás quiere mantener a su hijo como una póliza de seguro para futuras negociaciones, después de devolver a todos los demás rehenes, tanto vivos como muertos.

Itzik Gvili (derecha) acusa a Hamás de intentar esconderlo.

En respuesta, un oficial de Hamás dijo a la BBC que sus alegaciones eran falsas y que Israel intentaba evitar implementar el acuerdo.

Pero sin ninguna señal del cuerpo de Gvili y con la presión de Washington aumentando, sus padres dicen que confían en que los líderes israelíes no avancen antes de que su hijo sea encontrado.

“Todos en el gobierno de Israel nos dicen: ‘No, no pasamos al segundo nivel hasta que Ran regrese’. Esa es su promesa”, dijo Talik.

Muchos en Israel creen que sería politicamente difícil para Netanyahu llevar a cabo los siguientes pasos del acuerdo, incluyendo retirar las fuerzas israelíes más hacia el perímetro de Gaza, si incluso un rehén sigue desaparecido allí.

El tiempo ‘se agota’

Tanto Israel como Hamás enfrentan concesiones difíciles en la próxima etapa del acuerdo. Para Hamás, significa entregar las armas y el poder. Para Israel, entregar la seguridad a una fuerza internacional de estabilización.

Y esta también es la razón por la que los líderes de ambos lados podrían estar vacilando, dice el general retirado Israel Ziv, exjefe de la Dirección de Operaciones del ejército israelí.

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“Israel y Hamás comparten los mismos intereses de no moverse tan rápido a la segunda etapa”, me dijo. “Hamás no quiere perder el control, y el lado israelí por razones políticas también prefiere quedarse en Gaza, ya que nadie quiere explicar a su base que tiene que retirarse.”

Él dice que Trump es el único que puede forzar a las dos partes a avanzar, y que el tiempo se acaba.

“Al esperar creo que podríamos perder la oportunidad porque Hamás se está reorganizando y su fuerza está volviendo”, explicó. “Tenemos que tomar un respiro profundo y seguir adelante con ese plan, porque quedarnos en la situación actual es el peor de los escenarios.”

Desarmar a Hamás –de una manera que ambos lados acepten– es visto como el primer gran obstáculo. Sin eso, es poco probable que países extranjeros comprometan tropas para asegurar la Franja, y es poco probable que comience la reconstrucción en las áreas controladas por Hamás.

A principios de esta semana, Netanyahu sugirió que era escéptico de que naciones extranjeras pudieran completar la tarea en lugar de Israel.

“Nuestros amigos en América quieren intentar establecer una fuerza internacional que haga el trabajo”, dijo. “Sabemos que hay ciertas tareas que esta fuerza puede hacer. No quiero entrar en detalles, no pueden hacer todo, y quizás no puedan hacer lo principal, pero ya veremos.”

Trump ansioso por avanzar rápido

Gaza está actualmente dividida en dos por la llamada línea amarilla, que marca los límites de las fuerzas israelíes bajo la primera etapa del acuerdo de alto al fuego.

El jefe del Estado Mayor del ejército israelí se refirió a ella recientemente como una “nueva línea fronteriza”, generando acusaciones de que Israel señalaba una intención de permanecer allí a largo plazo.

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Temas clave, incluido cómo desarmar a Hamás, están previstos para discutirse en una reunión entre el primer ministro israelí y Donald Trump en Florida a finales de este mes.

El presidente estadounidense –que ya ha mediado un alto al fuego en Gaza e impulsado su plan de paz en el Consejo de Seguridad de la ONU– ha sido muy claro sobre su deseo de avanzar en el proceso.

Les dijo a periodistas esta semana que anunciaría la composición de una recién creada Junta de Paz para Gaza a principios del próximo año. “Será una de las juntas mas legendarias de la historia… Todo el mundo kiere estar en ella,” declaró.

Las inundaciones dificultan que los gazatíes mantengan secos a sus niños.

También hay informes generalizados de que, bajo presión de Washington, Israel ha comenzado a retirar escombros. Esto es en preparación para un nuevo proyecto de viviendas temporales en la zona de Rafah, al sur de la Franja, que está bajo control israelí.

Según los reportes, las nuevas viviendas podrían dar cobijo a decenas de miles de gazatíes, con la condición de que estén dispuestos a cruzar a áreas controladas por Israel y se sometan a controles para verificar vínculos con Hamas.

Algunos lo ven como parte de un plan para atraer a los gazatíes a zonas bajo control israelí, aislando así a Hamas. Un pequeño número de personas ya ha cruzado hacia estos áreas, a campamentos establecidos por grupos armados apoyados por Israel.

Pero muchos gazatíes –incluso aquellos que quieren reemplazar a Hamas– dicen que se niegan a vivir bajo control israelí.

Es un vistazo a un futuro alternativo para Gaza, si esta segunda etapa del plan de Trump fracasa; un futuro en el que Gaza, ya dividida, se divide aún más.

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