¿Nadie ensayó? Mutilando nombres de nominados: tradición bochornosa | Cine

Al día siguiente de que un premio anuncia sus nominaciones, el enfóque suele caer sobre los nominados. Sin embargo, las nominaciones de los Globos de Oro de ayer fueron un poco diferentes, porque todos hablan de lo mal que el actor Marlon Wayans pronunció los nombres de todos.

Si no lo viste, fue una clase maestra en cómo equivocarse. Ver a Wayans anunciar las nominaciones fue como vivir uno de esos sueños de ansiedad donde te piden pilotar un avión enorme y te das cuenta de que no sabes para que sirven los controles. Si lo viste, estoy seguro de que tus pies eventualmente se relajaran.

No voy a listar todos los errores – los anoté todos y llenaron una página – pero fue un espectáculo pirotécnico de ostentosa mala pronunciación. En la boca de Wayans, Ludwig Göransson se volvió “Ludwig G Ronson”. Hannah Einbinder se convirtió en “Hannah Eye Bender”. Pronunció Nouvelle Vague para que rimara con “plague”. Llamó por accidente al especial de comedia de Sarah Silverman *Postmortem* como “Postpartum”. Tuvo dos intentos con Renate Reinsve y los hizo ambos igualmente mal.

Algunos presentadores podrían salir del paso en una situación así, pero Wayans no. Cada vez que un nombre de sonido extranjero aparecía en el teleprompter, el miedo en su voz era palpable. Cuando tuvo que leer los nombres coreanos detrás de la canción *Golden* de KPop Demon Hunters, estaba tan nervioso que de algún modo puso un signo de interrogación después de todos. Dijo el nombre Joachim Trier como si estuviera leyendo la última línea de una tabla optométrica. Se encogió visiblemente en derrota antes siquiera de intentar con Inga Ibsdotter Lilleaas.

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De manera no muy útil, su copresentadora Skye P. Marshall fue todo lo que él no fue. Durante su mitad de las nominaciones, ella fue pulida y hábil, diciendo todos sus nombres como si fueran viejos amigos. Con razón Wayans se fue del escenario secandose la frente.

Ahora, para el observador casual, esto probablemente solo pareció un día duro en la oficina. Pero imagina ser uno de los nominados cuyo nombre Wayans estropeó. Imagina que tu gran momento sea minado por alguien que se suponía debía decir tu nombre correctamente, pero que terminó haciendo un ruido como una llave en un triturador de basura. No debe ser una buena sensación, saber que has triunfado en Hollywood pero no lo suficiente como para que alguien aprenda tu nombre real.

Lo cual no quiere decir que este sea un trabajo fácil. No lo es, para nada, especialmente ahora que los premios por fin se han abierto a las gloriosas posibilidades del cine mundial. Tener que pronunciar una larga lista de nombres desconocidos puede ser abrumador. Muchos de nosotros tendríamos problemas. Y mucha gente antes de Marlon Wayans lo ha hecho.

Más notablemente, estuvo Tiffany Haddish. Después del éxito de su papel en *Girls Trip*, por un momento pareció que podía hacerlo todo. Y luego su racha terminó, cuando se estrelló, como copresentadora con Andy Serkis, contra el muro inmóvil de las nominaciones al Oscar del 2018.

Ella tuvo problemas con Scott Neustadter. Arruinó tanto la pronunciación de Luca Guadagnino que miró hacia fuera del escenario buscando ayuda. Pero luego tuvo que decir el nombre Daniel Kaluuya. Primero lo llamó “Daniel Koolyé”. Luego, después de que su copresentador Andy Serkis le enseñara la pronunciación correcta, se equivocó otra vez. Lo llamó “Daniel Kahlua”. Lo llamó “Daniel Kallelujah”. “Él sabe su nombre”, murmuró al final, destrozada y humillada.

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El punto es que los presentadores no deberían sonar como si fueran emboscados por estos nombres. No deberían llegar sin preparación e intentar salir solo con su carisma, por grande que sea, porque ese enfoque claramente no funciona. Estos son nombres que necesitan ser ensayados y ensayados; inculcados por los organizadores. Y se puede hacer. Skye P. Marshall es prueba viviente de ello. Deberían traerla cada año.

Hay, por supuesto, una excepción. No olvidemos, este es el décimo aniversario de lo más gracioso que ha pasado en el planeta Tierra, que es cuando la presidenta de la Academia, Cheryl Boone Isaacs, pronunció mal el nombre del aclamado director de fotografía Dick Pope como “Dick Poop”. Hasta el día que me muera, nada será más divertido que Dick Poop. Así que quizás esa es la nueva regla. Los presentadores deberían esforzarse por decir correctamente el nombre de cada nominado, a menos que de algún modo puedan hacerlo sonar como un pene defecando, en cuyo caso, benditos sean.

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