En una medida calificada como la ley de protección infantil más estricta del planeta, Australia implementará una prohibición generalizada de las principales plataformas de redes sociales para menores de 16 años. Vigente desde el miércoles 10 de diciembre, la nueva ley prohíbe a los menores de 16 años crear nuevas cuentas y exige la desactivación de los perfiles existentes en una amplia gama de servicios, como TikTok, X, Facebook, Instagram, YouTube, Snapchat y Threads.
Esta medida sin precedentes se sigue con atención a nivel global, especialmente en Europa, y enfrenta las preocupaciones sobre la salud mental juvenil con cuestiones fundamentales sobre libertad en línea y privacidad de datos.
El alcance de la prohibición y su aplicación
El gobierno australiano encargó un estudio a principios de 2025 que reveló estadísticas contundentes: el 96% de los niños de 10 a 15 años utiliza redes sociales, y siete de cada diez han estado expuestos a contenido nocivo, incluyendo material que promueve el suicidio, trastornos alimenticios y misoginia. Además, la mayoría declaró haber sido víctima de ciberacoso. El gobierno justifica la prohibición como necesaria para mitigar el impacto negativo de funciones de diseño que fomentan un tiempo de pantalla excesivo y ofrecen contenido perjudicial para la salud y el bienestar.
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De manera crucial, la ley evita castigar a los niños o a sus padres. En su lugar, deposita la totalidad de la carga de su cumplimiento en los gigantes tecnológicos mismos. Las empresas de redes sociales se enfrentan a multas astronómicas de hasta 49,5 millones de dólares australianos (unos 32 millones de dólares estadounidenses) por infracciones graves o repetidas si se detecta que menores de 16 años en Australia acceden a sus plataformas. Estas deben tomar “medidas razonables” para verificar la edad de un usuario, prohibiéndose depender de la simple autodeclaración o del permiso paterno. Para aplicarlo, se requiere el despliegue de tecnologías avanzadas de verificación de edad, como documentos de identidad oficiales, reconocimiento facial o vocal, o el llamado análisis de “inferencia de edad”.
Prohibición de redes sociales: Seguridad en línea vs. protección en línea
No obstante, los críticos advierten que las multas monumentales podrían ser apenas una sanción simbólica para gigantes como Meta, señalando que a la corporación le toma apenas un par de horas generar esa cantidad de ingresos. Elon Musk declaró en X que “Parece una forma encubierta de controlar el acceso a Internet de todos los australianos”. Meta ya ha comenzado, de manera reticente, a eliminar a los usuarios jóvenes de sus plataformas, emitiendo la siguiente declaración: “Aunque estamos comprometidos a cumplir con nuestras obligaciones legales, hemos expresado constantemente nuestras preocupaciones sobre esta ley… Expertos, grupos juveniles y muchos padres coinciden en que las prohibiciones generalizadas no son la solución: aíslan a los adolescentes de comunidades e información en línea, a la vez que ofrecen una protección inconsistente entre las numerosas aplicaciones que utilizan”.
Anika Wells, ministra de Comunicaciones de Australia, afirma: “Si YouTube nos recuerda a todos que no es seguro y que hay contenido inapropiado para usuarios de edad restringida en su sitio web, ese es un problema que YouTube debe resolver”.
Parte de la preocupación más amplia sobre cómo las empresas implementarán esta prohibición radica en el método. En el caso de Meta y Facebook, el usuario debe identificarse con un selfie que vincula la cuenta y todo lo que dice directamente a su identidad, lo que potencialmente socava la privacidad y el anonimato, especialmente en contextos de discusión política.
Mensaje en Facebook Australiano
Crédito: White Rabbit Podcast X
La dependencia de la tecnología de verificación de edad plantea importantes preocupaciones sobre protección de datos en un país que ha experimentado recientemente filtraciones de datos de alto perfil. El gobierno insiste en que existen protecciones sólidas, pero los críticos temen una recolección masiva de datos biométricos sensibles. También se debate la practicidad de la prohibición, dado que los adolescentes ya reportan planes de usar VPNs o crear perfiles falsos, métodos que podrían conducir a los jóvenes a rincones de Internet menos visibles y, por tanto, menos seguros.
¿Se necesita un enfoque de estado niñera en Europa?
La acción decidida de Australia plantea la pregunta: ¿Es una prohibición obligatoria y vertical de esta naturaleza la solución esencial a la crisis de las redes sociales en Occidente, especialmente en Europa?
Varias naciones europeas ya se están moviendo en una dirección similar. Dinamarca planea una prohibición para menores de 15 años, Noruega está considerando una propuesta comparable, y una investigación parlamentaria francesa ha recomendado una prohibición similar para menores de 15 años y un “toque de queda” en redes sociales para adolescentes mayores. España también está redactando una ley que requerirá la autorización de los tutores legales para el acceso de los menores de 16 años.
Mientras estos gobiernos contemplan prohibiciones por edad, el Reino Unido ha optado por un camino diferente con su Ley de Seguridad en Línea, la cual se centra en imponer grandes multas e incluso penas de cárcel para ejecutivos que no implementen medidas para proteger a los jóvenes de contenido ilegal y dañino.
Europa debe ahora sopesar la evidencia: ¿Ofrece el enfoque duro y de “estado niñera” de Australia la protección decisiva y necesaria para una generación que se ahoga en toxicidad digital? ¿O representa una intromisión peligrosa que entrega a los gobiernos las llaves de los dispositivos personales, compromete la privacidad y puede ser fácilmente burlada por jóvenes expertos en tecnología? Mientras Canberra se adentra en lo desconocido, su experimento está moldeando rápidamente el debate global sobre cómo—y si—proteger a los menores en la era digital moderna.
