Cuando una mujer de 52 años de Cromwell, CT, se sentó en el sillón dental un día de abril de 2024, su higienista dental registrada (RDH) le realizó una profilaxis. Este es un procedimiento de cuidado preventivo personalizado y exhaustivo para mantener la salud de la cavidad oral, evitar la progresión de la enfermedad periodontal y detectar enfermedades sistémicas.
La higienista examinó su boca y descubrió un bulto. Al llevarla a la máquina de rayos X panorámica, descubrió una masa dentro de la boca de la mujer, lo que eventualmente condujo a que a la paciente se le diagnosticara por segunda vez un linfoma no Hodgkin tipo B. La paciente recibió tratamiento de quimioterapia oportuno y atribuyó a la higienista el haberle salvado la vida.
Historias como esta ponen de relieve una importante desconexión. La mayoría de los pacientes perciben una visita regular a su profesional dental como “ir a limpiarse los dientes”. Se sientan en el sillón y la higienista realiza un raspado y pulido “rutinario”, y quizás se toman radiografías. Luego, el dentista examina al paciente y la higienista le da instrucciones para mejorar su higiene bucal en casa. Esta percepción del rol de las RDH dista mucho de la realidad.
En un momento en que la crisis de salud oral en Estados Unidos se agrava, necesitamos un mayor reconocimiento por la atención vital y salvavidas que brindan las RDH. Y debemos mantener sólidos estándares educativos para ingresar a la profesión de higiene dental.
RDH: Profesionales en la primera línea del cuidado preventivo
El raspado y pulido para eliminar biopelícula y cálculo es esencial para prevenir o mitigar la progresión de la periodontitis, pero las RDH están capacitadas y son hábiles para realizar cuidados mucho más avanzados. Son detectives dentales y médicos, que trabajan a través de la cavidad oral como una puerta de entrada a otros órganos vitales, incluyendo el tracto digestivo y el respiratorio.
Una mala salud oral puede exacerbar o estar vinculada a otras enfermedades crónicas, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, Alzheimer, entre otras. Algunas personas con enfermedad periodontal tienen dificultad para controlar sus niveles de azúcar en la sangre. Una RDH debidamente formada puede identificar esto y mucho más.
Además de detectar cáncer oral, orofaríngeo y otros cánceres de cabeza y cuello, las higienistas dentales buscan síntomas que podrían indicar una enfermedad sistémica:
- Un olor ligeramente dulce en el aliento del paciente, señal de que podría ser diabético.
- Amígdalas agrandadas y dientes apiñados, lo que podría indicar un problema de apnea del sueño.
- Un lunar o lesión de aspecto sospechoso en la cabeza o cara del paciente que pueda indicar cáncer de piel.
- Niveles de presión arterial peligrosamente altos, que ponen al paciente en riesgo de un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.
Muchas RDH también realizan modalidades de cuidado avanzado como terapia de desecación, terapia guiada de biopelícula, aplicación de fluoruro diamínico de plata y protocolos de análisis salivales. Muchas están ansiosas por ejercer al máximo de su licencia y son apasionadas por marcar una diferencia en los resultados de salud general de los pacientes, a pesar del estereotipo de la higienista como “esteticista dental”.
Por qué el movimiento para debilitar los estándares educativos afectará la atención al paciente
En el peor momento posible, algunos estados están considerando, o ya han aprobado, legislación para reducir los estándares educativos para ingresar a la profesión dental. Las higienistas dentales que se gradúan de una escuela acreditada por la Comisión de Acreditación Dental (CODA) reciben casi 3.000 horas de formación teórica y clínica. En contraste, la nueva ley de Arizona permite que asistentes de prevención oral con solo 175 horas de formación teórica y un mínimo de 150 tratamientos profilácticos realicen raspado y pulido por encima de la línea de la encía.
Estas medidas pondrán a más pacientes en riesgo de cánceres orales, orofaríngeos y de cabeza y cuello no diagnosticados, de enfermedades bucales avanzadas y podrían profundizar otros problemas de salud crónicos. Tal como está, más del 40 por ciento de los adultos mayores de 30 años tienen periodontitis. Alrededor de 34 millones de horas escolares se pierden anualmente debido a atención dental de emergencia. Imaginen el impacto mayor que tendrá en la salud estadounidense permitir que higienistas y asistentes con menos formación realicen estas tareas sin las rigurosas evaluaciones preventivas que proporcionan los programas de acreditación CODA.
Más que una credencial, la acreditación CODA es una salvaguarda que garantiza que los pacientes reciban una atención competente y basada en evidencia de higienistas dentales cualificadas para prevenir enfermedades orales y sistémicas.
RDH: Ofreciendo un estándar de atención más alto para cada paciente
Cuando los pacientes se sientan en nuestra silla, confían en que usaremos nuestro conocimiento, habilidades y formación para brindar un cuidado de calidad que mejore y mantenga su salud general y calidad de vida. Las RDH se toman esta responsabilidad con seriedad. La percepción de larga data de que las RDH solo limpian dientes debe cambiar. Debe haber un mayor reconocimiento del valor del cuidado preventivo de salud oral y más respeto y reconocimiento por el papel que juegan las RDH acreditadas en identificar posibles problemas de salud de manera temprana, literalmente salvando y mejorando vidas.
Al ampliar el alcance de la práctica de las RDH –no reduciéndolo– y elevando los estándares educativos para los asistentes dentales, no solo podemos empoderar a las RDH para que sean las expertas en cuidado preventivo, sino avanzar hacia la solución de la crisis de salud oral de Estados Unidos y mitigar enfermedades sistémicas.
Foto: wildpixel, Getty Images
Lisandra Maisonet es una higienista dental licenciada con más de 35 años de experiencia en odontología, incluidos 23 como especialista en prevención. A lo largo de su carrera, ha ocupado numerosos roles de liderazgo en asociaciones profesionales. Como directora de operaciones de 26 consultorios dentales y higienista principal, Lisandra aporta una profunda comprensión de lo que las higienistas necesitan y está comprometida con el avance de la profesión. También se desempeña como directora ejecutiva del Proyecto de Concienciación sobre Salud Oral, una organización dedicada a proteger la salud oral comunitaria aumentando la conciencia pública sobre el papel esencial de las higienistas dentales licenciadas y abogando por políticas que eviten prácticas de atención dental subestándar y no acreditadas.
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