El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, recibió este jueves en Madrid a su homólogo marroquí para mantener conversaciones con este vecino estratégico norafricano de la Unión Europea, centradas notablemente en la espinosa cuestión del Sáhara Occidental.
Este vasto y rico en recursos antiguo colonia española, controlado en su mayor parte por Marruecos, ha sido durante mucho tiempo un obstáculo para estrechar las relaciones entre Rabat y el bloque, dado que el Frente Polisario, con el apoyo de Argelia, busca la independencia del territorio.
España mejoró sus relaciones, previamente tensas, con Marruecos en 2022 tras respaldar el plan de Rabat para conceder al Sáhara Occidental autonomía bajo soberanía marroquí, una posición que también es apoyada por Estados Unidos y Francia.
Se preveía que Sánchez y el primer ministro marroquí, Aziz Akhannouch, abordaran el tema del Sáhara Occidental antes de la firma de varios acuerdos, entre otros en materia de agricultura y pesca.
Rabat busca obtener concesiones en la gestión del espacio aéreo del Sáhara Occidental, controlado por España desde el archipiélago atlántico de las Islas Canarias.
“Cuando hay un territorio bajo la soberanía de un país, es preferible que dicho país se encargue de gestionar todos los asuntos aéreos, terrestres o marítimos”, declaró al diario El Mundo el ministro de Comercio marroquí, Ryad Mezzour.
La inmigración sería otro tema clave de la agenda. Marruecos es un socio fundamental de la UE en la gestión de la migración irregular, al compartir la única frontera terrestre del bloque con África en los enclaves españoles de Ceuta y Melilla.
“Marruecos desempeña un papel crucial en la lucha contra la inmigración ilegal”, afirmó Mezzour a El Mundo.
“Estamos haciendo todos los esfuerzos posibles, junto con nuestros socios, para cumplir con nuestra parte y que esto no suponga un problema.”
