El reconocido periodista de investigación Seymour Hersh nunca fué interpretado en una película por Robert Redford o Dustin Hoffman, como si lo fueron Bob Woodward y Carl Bernstein del Washington Post. Pero, como argumenta este documental, probablemente él sea más importante que ambos. Hersh tiene un historial más largo de destapar grandes noticias, desde la masacre de My Lai en Vietnam hasta las torturas por personal del ejército estadounidense en la prisión de Abu Ghraib en Irak. Este último fue un *exclusiva* histórica, subrayada por las fotos estomacales que Hersh dio a conocer. A Hersh le preguntan si Abu Ghraib hubiera sido la misma noticia sin esas imágenes y responde: “Sin fotos, no hay historia”. Bueno, quizás. Pero sus otros *scoops* no tenían fotos de este tipo. Una cosa incidental que Abu Ghraib mostró fue lo ubicua que se volvió la fotografía digital a principios de siglo; lo fácil que era tomar y compartir fotos. Ahora, en la nueva era de la IA, las fotos estan dejando de ser la prueba irrefutable de la verdad.
El título de esta película habla por sí solo. Hersh siempre está a la caza de cosas que los poderosos preferirían mantener ocultas – aunque una paradoja de la película es que Hersh tiene que proteger sus fuentes, encubrirlas por así decirlo. El secreto juega un papel en su propia vida profesional, y cuando parece que los cineastas Laura Poitras y Mark Obenhaus tienen nombres sensibles en las notas que él les entregó, Hersh se agita y parece listo para retirarse del documental completamente.
Desde My Lai en adelante, el modus operandi de las autoridades y el de Hersh son bastante claros. El gobierno negará y pondrá trabas, hasta que se enfrente a algo flagrante e innegable, momento en que dirá que es un caso aislado y una manzana podrida. Pero Hersh tiende a ver que estos no son eventos únicos y impactantes; es solo la única vez de la que te has enterado. Con los instintos obstinados de “piel de zapato” de un reportero a la antigua, Hersh va a ver a las personas implicadas, habla con ellas, dedica tiempo a una historia y no acepta un no por respuesta.
Hersh surge como una personalidad dura, combativa y picante en esta película. Solo obtenemos una muestra del temperamento volcánico que puede desplegar cuando necesita regañar a algún editor temeroso para que le dé los recursos que necesita. Es así como tienes que ser. Hersh es bastante franco sobre su disgusto por haberse perdido la historia de Watergate (aunque luego hizo algunos avances), y por casi ser engañado por cartas falsas entre John F. Kennedy y Marilyn Monroe. También es muy desdeñoso con esos periodistas complacientes del *mainstream* que solo imprimen el comunicado de prensa y se vuelven cómplices de los abusos – aunque sus intentos de investigar al gigante corporativo Gulf + Western se vieron obstaculizados al darse cuenta de que sus propios empleadores corporativos en el New York Times tampoco estaban libres de crítica. Hersh es un verdadero *freelancer* que está contento escribiendo en Substack: un independiente y un inconformista.
*Cover-Up* estará en cines del Reino Unido e Irlanda desde el 5 de diciembre, y en Netflix desde el 26 de diciembre.