Si el sujeto en cuestión sale con la suya, la nueva serie documental *Sean Combs: The Reckoning* podría no estar disponible en Netflix por mucho tiempo. El lunes, abogados en representación de Combs enviaron una carta de cese y desistimiento a la plataforma, exigienddo la retirada de la serie debido a la inclusión de material que, según alegan, viola derechos de autor e incluye discusiones sobre “estrategia legal que no eran para vista pública”.
Después de ver la serie, se entiende por qué Combs podría estar alterado. Este es un hombre cuya caída en desgracia el año pasado fue súbita y total, y aun así *Sean Combs: The Reckoning* se siente como su punto de no retorno. Hace un trabajo tan minucioso de presentar y respaldar tantas acusaciones horribles que su camino de vuelta al estrellato está seguramente bloqueado para siempre.
Combs – conocido a lo largo de su carrera como Puffy, Puff Daddy, P Diddy, Diddy y Love AKA Brother Love – cumple una condena de 50 meses de prisión por transporte para ejercer la prostitución. Adicionalmente, enfrenta una ola de casos civiles de antiguas novias, empleados y socios, que le lanzan una larga lista de acusaciones que incluyen (pero no se limitan a) violación, tráfico sexual, encarcelamiento falso y abuso físico.
Muchas de estas alegaciones son abordadas en *Sean Combs: The Reckoning*. Y aunque esto significa que la serie no es agradable de ver, sí se siente como una necesaria, aunque lúgubre, crónica. A lo largo de cuatro episodios, la directora, Alexandria Stapleton, traza un patrón de comportamiento que empieza a sentirse horriblemente inevitable.
Conocemos a Combs como un joven ambicioso, dispuesto a trabajar más y esforzarse en su sed de éxito. Lo vemos convertirse en un magnate todopoderoso, antes de dar el salto a ser rapero él mismo; envuelto en pieles, bebiendo champán de la botella, con J-Lo del brazo. Vemos su increíble sentido del timing, observándolo pivotar hacia la fama en la televisión reality justo cuando su carrera musical empieza a decaer. Pero, al mismo tiempo, la serie pinta un ascenso alimentado por la oscuridad.
Está su deficiente planificación y falta de seguros para el abarrotado partido de baloncesto en 1991 que resultó en nueve muertos por una estampida. Se habla de que exigía a empleados firmar la cesión de sus participaciones en su negocio, sosteniendo bates de béisbol sobre sus cabezas. Hubo un tiroteo en 1995, en el que supuestamente Combs intentó sobornar a un conductor con $50,000 para que se declarara dueño del arma (él lo niega).
Y luego están las acusaciones de agresión sexual por mujeres. Conocemos a Joi Dickerson-Neal, quien dice que Combs la drogó y agredió sexualmente en 1991, grabando el acto para mostrarlo en fiestas. Conocemos a la cantante Aubrey O’Day, quien solo supo que supuestamente fue drogada y violada por Combs al leerlo en una declaración judicial años después. Conocemos a Rodney Jones, un productor musical que afirma que fue drogado y agredido sexualmente en una casa llena de cámaras ocultas.
Una figura que no aparece es Cassie Ventura, quien sin embargo forma el centro de gravedad en *The Reckoning*. Fue el video de seguridad de Combs golpeando, pateando y arrastrando a Ventura por un pasillo de hotel lo que empezó a derrumbar su imperio, y la serie insiste mucho en que esto fue lejos de ser un hecho aislado. Ventura demandó a Combs por violación y violencia doméstica en 2023, y según reportes recibió un acuerdo de $20 millones.
Sin embargo, lo que hizo que Combs exigiera a Netflix retirar la serie es algo aún más revelador: material filmado la semana antes de su arresto. Sabiendo que iba a afrontar las consecuencias, Combs aparentemente contrató a un videógrafo para seguirle, con el fin de declarar su inocencia en el tribunal de la opinión pública. En un momento habla por teléfono con un abogado, diciéndole que la narrativa se le escapa en las redes sociales y exige “alguien que trabaje con nosotros y que haya manejado los negocios más sucios”.
Afortunadamente, la existencia de *The Reckoning* sugiere que el gran manipulador finalmente fue superado en su propio juego. Aunque hay elementos de esta historia que no se han contado – las infames fiestas “freak-off” de Combs se presentan como una idea de último momento, y no se menciona a ninguno de los larga lista de asistentes famosos – la serie hace lo más necesario ahora mismo. Si Combs es capaz de “des-cancelarse” frente a una evidencia tan condenatoria, no será nada menos que un milagro.
*Sean Combs: The Reckoning* está en Netflix ahora.
