Reino Unido, excluido del acuerdo de defensa de la UE por 150.000 millones de euros

A las empresas británicas solo se les permitiría suministrar hasta el 35% del valor del contrato. Crédito de la foto: Alexandros Michailidis/Shutterstock

El 28 de noviembre, el gobierno británico anunció que habían fracasado las negociaciones para unirse al fondo de defensa SAFE (Security Action for Europe) de la UE, valorado en 150 000 millones de euros, lo que supone un duro revés para lo que se había presentado como un “reinicio” de las relaciones post-Brexit entre el Reino Unido y la UE.

Conforme al acuerdo alcanzado en mayo, el Reino Unido y la UE se habían comprometido a profundizar su cooperación en materia de defensa y seguridad. El acceso al fondo SAFE prometía importantes oportunidades contractuales para la industria bélica británica y constituiría un signo simbólico de la renovada cooperación con Bruselas. No obstante, el trato se vino abajo al no lograrse un consenso sobre las condiciones financieras y de contratación pública.

El motivo del fracaso: desacuerdos económicos y límites de acceso

Los gravámenes y las restricciones en la contratación resultan ser obstáculos insalvables

Según declaraciones oficiales, el meollo del asunto radicaba en el coste exigido por la UE y las restricciones impuestas a la participación británica. Según se supo, Bruselas solicitó una cuota de entrada inicial de hasta 6500 millones de euros, que luego redujo, si bien incluso la cantidad inferior fue considerada inaceptable por Londres. Asimismo, en virtud de las normas del fondo SAFE para participantes de terceros países (esto es, no miembros de la UE), a las empresas británicas solo se les permitiría suministrar hasta un 35% del valor del contrato, muy por debajo de lo que el Reino Unido esperaba. Los funcionarios europeos habían contemplado un límite del 50%, pero la oferta fue rechazada por los británicos.

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Una declaración gubernamental afirmó que las negociaciones se llevaron a cabo “de buena fe”, pero que el Reino Unido solo aceptaría condiciones que estuviesen “en el interés nacional y ofreciesen valor por el dinero”.

El funcionamiento del fondo SAFE y su importancia

Un fondo de 150 000 millones de euros para proyectos de defensa colaborativos

SAFE está concebido para reforzar las capacidades de defensa colectiva de la UE mediante proyectos conjuntos de investigación, tecnología y adquisiciones. Permite a los Estados miembros co-invertir en sistemas de defensa innovadores, compartir riesgos y beneficiarse de las economías de escala. La membresía plena otorga a las empresas acceso prioritario a contratos y la capacidad de liderar proyectos, mientras que la participación de terceros países permite una implicación limitada sujeta a topes específicos, como el límite del 35% aplicado al Reino Unido en este caso.

Las empresas británicas consideraban la membresía plena como una oportunidad para asegurar contratos de gran envergadura, colaborar con socios europeos y expandir su influencia en las iniciativas de defensa paneuropeas. El hecho de no obtener estos privilegios se interpreta como un significativo revés comercial y estratégico.

Consecuencias inmediatas: acceso limitado y futuro incierto

Las empresas de defensa británicas aún pueden participar en calidad de terceros países

Aun sin la membresía plena, las empresas británicas de defensa seguirán siendo elegibles para participar en proyectos financiados por SAFE bajo los términos estándar para terceros países, sujetos al tope del 35% en los contratos de componentes extranjeros.

Impacto en la industria española de defensa

Menos empleos vinculados a contratos de defensa y efectos en cadena en las cadenas de suministro españolas

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Una participación limitada bajo los términos de terceros países se traduce en menos contratos a gran escala, menos oportunidades laborales en proyectos de ámbito europeo y una menor demanda de subcontratación asociada. Las empresas españolas que esperaban asociarse con firmas británicas mediante contratos conjuntos de SAFE podrían ver reducidas dichas colaboraciones. La reducción en la contratación pública y la cooperación transfronteriza podría paralizar proyectos planificados que involucrasen a proveedores o ingenieros españoles que dependían anteriormente de contratos vinculados al Reino Unido.

A largo plazo, la decisión podría menoscabar la confianza en la cooperación más amplia en materia de defensa entre el Reino Unido y la UE, y posiblemente afectar a la movilidad de los trabajadores que dependen de proyectos multinacionales.

Repercusiones políticas de mayor alcance

Un nuevo golpe al “reinicio” de las relaciones UE-Reino Unido; los críticos lamentan una oportunidad perdida

Los analistas consideran el colapso de las negociaciones sobre SAFE como un importante revés para la agenda de Keir Starmer de reavivar las relaciones con la UE. Lo que se promovió como un símbolo de renovada confianza se erige ahora como prueba de las persistentes divisiones post-Brexit en torno al coste, la soberanía y el control estratégico. Los funcionarios de la UE describieron la ruptura con pesar, dejando la puerta abierta a futuras renegociaciones pero enfatizando que las normas de SAFE están “abiertas por diseño” para la participación de terceros países.

Para el Reino Unido, la imposibilidad de garantizar el acceso socava las expectativas de un fortalecimiento del crecimiento del sector de defensa y el mensaje político más amplio de reconciliación con Europa. Algunos funcionarios han insinuado que las conversaciones podrían reanudarse en 2026 si ambas partes logran encontrar un terreno común sobre las cuotas y los límites de contratación.

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**Puntos clave**

* Las conversaciones UE-Reino Unido sobre la adhesión británica al fondo de defensa SAFE fracasaron el 28 de noviembre.
* El desacuerdo sobre las cuotas de entrada y los límites a los componentes en la contratación pública condujo al fracaso.
* Las empresas británicas aún pueden participar bajo condiciones de terceros países, con un tope del 35% del valor del contrato.
* Se reducen las oportunidades de defensa y subcontratación tanto para empresas británicas como españolas.
* La ruptura supone un contratiempo para el “reinicio” post-Brexit del Reino Unido con la UE.
* La cooperación continuada en seguridad entre el Reino Unido y la UE sigue siendo posible, pero con menor influencia británica.

El fracaso de las negociaciones sobre el fondo SAFE subraya la continua complejidad de las relaciones UE-Reino Unido más de cinco años después del Brexit. Para las empresas de defensa y las cadenas de suministro transfronterizas, especialmente aquellas que vinculan al Reino Unido y España, las consecuencias implican oportunidades reducidas y una renovada incertidumbre. La decisión quizá no ponga fin por completo a la cooperación, pero sin duda reconfigura las expectativas y pone de relieve el difícil equilibrio entre el interés nacional, el coste y la seguridad europea colectiva.