El titán del nacionalismo catalán, ante el juicio por corrupción

El máximo tribunal penal de España inició este lunes un juicio por delitos de corrupción contra el delicado estandarte del nacionalismo catalán, Jordi Pujol, una figura titánica de la política española tras el fallecimiento del dictador Francisco Franco.

El proceso judicial contra Pujol, de 95 años, y sus siete hijos por presunta asociación ilícita y blanqueo de capitales se centra en el orígen de la fortuna del hombre que presidió la Generalitat de Cataluña desde 1980 hasta 2003.

Pujol reveló en 2014 que su familia mantuvo dinero no declarado durante más de treinta años en Andorra, el diminuto estado enclavado en los Pirineos entre España y Francia.

Aseguró que dicho dinero provenía de una herencia de su padre, un acaudalado empresario, y negó que procediera de comisiones por contratos públicos durante su etapa en el gobierno.

Tras años de investigación, se decretó el juicio contra Pujol y sus hijos, pero su frágil estado de salud y su deterioro cognitivo plantearon dudas sobre si se enfrentaría efectivamente al proceso.

Sus abogados alegaron que no se encontraba en condiciones físicas para ser juzgado, no obstante, la Audiencia Nacional decidió este lunes que participe mediante videoconferencia desde su domicilio en Barcelona.

Se prevé que las diligencias se prolonguen durante seis meses, con la fiscalía solicitando nueve años de prisión para Pujol, quien declarará al final.

Sus hijos se enfrentan a penas de cárcel de hasta 29 años en caso de ser condenados.

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Tras la muerte de Franco en 1975, Pujol se erigió en uno de los políticos más influyentes de la España democrática como líder de la ya extinta federación de centro-derecha Convergència i Unió, la cual apoyó a gobiernos en minoría en Madrid.

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A cambio, Pujol obtuvo mayores competencias para Cataluña en sanidad y educación, además de asegurar la creación de una policía autonómica independiente, lo que le valió el apodo de “virrey de España”.

Pese a haber abanderado el nacionalismo catalán durante décadas, lo que le supuso una condena de dos años de cárcel por el régimen franquista, siempre defendió que la próspera región del noreste debía permanecer en España.