Provincias Desunidas: La Fragmentación Argentina

Nada en la semana pasada fue lo suficientemente relevante como para interrumpir la elaboración de esta columna de análisis pormenorizado de las elecciones de medio término del mes pasado. Un eventual tratado comercial con Estados Unidos posee una relevancia potencialmente trascendental, pero dado que aún no se ha firmado ni el más mínimo preacuerdo (si es que llega a firmarse, pues el caos y la confusión parecen ser el modus operandi distintivo de Donald Trump, con todos los vaivenes de este año en la política arancelaria), esta iniciativa no parece especialmente enfocada en Argentina: agrupada junto a Ecuador, El Salvador y Guatemala en negociaciones paralelas con Gran Bretaña, la Unión Europea, países de Asia-Pacífico y otros, Trump pareciera estar realizando una demostración de apertura comercial en respuesta a las preocupaciones sobre la inflación interna, además de su “impuestos sin representación” que enfrenta un desafío legal.

Hubo comicios más recientes al otro lado de los Andes, pero su desenlace debe aguardar a la segunda vuelta de mediados de diciembre, la cual parece decididamente más reñida que su homóloga de 2023 aquí, donde Sergio Massa emergió de la primera vuelta con más de diez puntos porcentuales por encima de la comunista Jeanette Jara y una ventaja de alrededor de un siete por ciento, aunque luego sufrió una derrota de dos dígitos en el balotaje. En líneas generales, el gobierno continúa con la centralización del poder y el manejo del tipo de cambio (una devaluación mensual del uno por ciento dentro de las bandas cambiarias mientras la inflación se mantiene en torno al dos por ciento), interpretando el triunfo del mes pasado como un mandato para ambas políticas. Respecto al Congreso local, este permanece en un estado de flujo, ya que casi todos se alinean con el ganador, por lo que la distribución definitiva de escaños en las futuras cámaras aguardará a que los nuevos legisladores presten juramento.

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Por ello, esta columna proseguirá tenazmente con su detallado análisis postelectoral, con la totalidad del territorio excepto los dos distritos de Buenos Aires y Santiago del Estero aún pendientes. Examinar el interior del país dista de ser irrelevante, dado que la reforma tributaria ocupa un lugar prominente en la agenda de prioridades del presidente Javier Milei, siendo la negociación con las sensibilidades fiscales de los gobernadores provinciales el principal obstáculo en este ámbito.

La expresión más clara del federalismo del interior fue Provincias Unidas, una alianza que agrupó a media docena de provincias y obtuvo aproximadamente un siete por ciento de los votos en las elecciones de medio término del mes pasado, logrando ocho diputados. Dado que su aspiración era ofrecer una tercera vía en una elección polarizada, una prueba de fuego para evaluar su éxito podría ser comparar el nivel de polarización en sus provincias con el promedio nacional.

Las seis provincias son los pesos pesados de Córdoba y Santa Fe, las provincias petroleras patagónicas de Chubut y Santa Cruz, Jujuy (litio) y Corrientes; su tercera vía consiste en defender una economía mixta, protegiendo al sector productivo al tiempo que abogan por obras públicas (queda por verse si su entusiasmo por el sector productivo llega hasta el punto de alivianar su carga impositiva). En estas seis provincias, los dos extremos de la polarización promediaron un 58,3 por ciento frente al 72,4 por ciento a nivel nacional, por lo que sus gobernadores tuvieron cierto impacto, aunque en realidad solo triunfaron en Corrientes (por unos 5.000 votos o poco más del uno por ciento), mientras que finalizaron terceros en Chubut, Santa Cruz y Santa Fe, sin conseguir ni un solo escaño en ninguna de las dos provincias patagónicas. De los dos pesos pesados, el radical santafesino Maximiliano Pullaro obtuvo resultados mucho más discretos que el exgobernador peronista cordobés Juan Schiaretti, a pesar de que este último se vió perjudicado por Natalia de la Sota (hija de otro exgobernador), quien escindió el voto peronista antikirchnerista: Pullaro obtuvo solo dos de nueve escaños, frente a los tres de Schiaretti, que habrían sido cuatro sin la presencia de De la Sota.

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La irrupción de Provincias Unidas en el panorama electoral apenas un par de meses antes de los comicios de medio término fue precedida por la existencia de al menos dos espacios federalistas: el Diálogo Federal e Innovación Federal, ninguno de los cuales será lo mismo una vez que el nuevo Congreso comience a sesionar (o incluso ahora, en medio del actual flujo político). El primero es más bien un heterogéneo conjunto que reúne elementos residuales de diversas partes del país, con varios de sus diputados sin una clara adscripción a poder provincial alguno, pero Innovación Federal es una creación más puramente provincial, cuyos diputados actúan como portavoces de los gobiernos de Misiones, Río Negro y Salta en una alianza geográficamente dispersa. En estas tres provincias, las dos fuerzas principales obtuvieron un promedio del 53,6 por ciento de los votos, por lo que pueden considerarse una fuerza federal más consolidada, incluso sin contar con una bancada unificada.

De las 21 provincias restantes por analizar, La Libertad Avanza (LLA) triunfó en 14 y el Frente de Todos en seis (siendo Corrientes la excepción). Seis de estas 21 provincias tienen gobiernos provinciales que pueden calificarse como peronistas o kirchneristas (incluso si algunos gobernadores en otras jurisdicciones son peronistas o experonistas, como Gustavo Sáenz en Salta), pero no hubo una correlación absoluta entre dichos gobiernos y una victoria del Frente de Todos. Este último triunfó en cuatro de los seis –Catamarca, Formosa, La Pampa (por un estrecho margen) y Tucumán, mientras que perdió La Rioja por muy poco y Tierra del Fuego por varios puntos– y terminó ligeramente por delante en San Juan y Santa Cruz, donde se enfrentaba a gobiernos provinciales hostiles. Las provincias gobernadas por el peronismo le otorgaron al Frente de Todos un voto promedio del 45,15 por ciento, casi un cincuenta por ciento por encima de su desempeño a nivel nacional.

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Si se examinan las provincias con gobernadores de Provincias Unidas o Innovación Federal y aquellas con administraciones peronistas y/o victorias del Frente de Todos, estas suman 16 de las 21. Las restantes son Chaco, Entre Ríos, Mendoza, Neuquén y San Luis, donde LLA obtiene sus únicas mayorías absolutas en el país en tres de ellas (Entre Ríos, Mendoza y San Luis), mientras que en Chaco se mantuve la incertidumbre hasta el último momento contra el exgobernador Jorge Capitanich y lidera en el gobierno provincial de Neuquén por un par de puntos porcentuales.

La columna del próximo fin de semana resumirá la dinámica electoral interna con algunos de los cabos sueltos con mayor detalle. De las 21 provincias, cinco (Chubut, Formosa, La Rioja, Río Negro y Tierra del Fuego) probablemente se verán relegadas en el análisis porque solo eligieron dos diputados (aunque las dos patagónicas también eligieron tres senadores), por lo que sus resultados se conocían prácticamente de antemano y el ganador necesitaba más del doble de votos que los demás para evitar que los dos principales contendientes obtuvieran un escaño cada uno, como finalmente sucedió. El próximo sábado concluirá esta serie con un perfil del nuevo Congreso que ocupará sus bancas.