Señales secretas de SpaceX generan inquietud mundial

La red secreta Starshield de SpaceX está generando nuevos interrogantes tras la detección de inesperadas señales de radio procedentes de órbita.
Crédito: Alones, Shutterstock

Cuando los entusiastas del espacio instalan antenas en sus jardines, normalmente esperan captar señales de satélites meteorológicos conocidos o quizá rastrear la Estación Espacial Internacional mientras surca el cielo nocturno. Lo que no esperan es toparse con transmisiones de radio procedentes de una flota clasificada del gobierno estadounidense que orbita silenciosamente la Tierra.

Pero eso es exactamente lo que ha sucedido – y el descubrimiento ha comenzado a causar revuelo en la comunidad científica.

Se detectan transmisiones inesperadas – y nadie explica el motivo

Scott Tilley, un radioaficionado canadiense conocido por redescubrir un satélite de la NASA que se daba por perdido, escaneaba frecuencias recientemente cuando notó algo extraño – una señal de radio donde simplemente no debería haber ninguna.

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Una franja del espectro normalmente reservada para comunicaciones Tierra-satélite, de pronto exhibía tráfico en sentido contrario — desde la órbita hacia nosotros.

“Me sorprendió detectar cualquier cosa”, comentó a otros observadores.
Y no estaba solo. Otros rastreadores independientes consultaron sus registros. El mismo resultado.

Las señales se remontaban a Starshield, una rama encubierta del imperio satelital de SpaceX diseñada exclusivamente para uso gubernamental y militar estadounidense – una prima de la mucho más extensa red civil Starlink.

Más de 170 satélites parecen estar transmitiendo en esta banda restringida. Aún más preocupante: lo han estado haciendo de manera rutinaria, no por accidente o durante pruebas.

¿Por qué estos satélites se comunican en frecuencias prohibidas?

La normativa internacional es estricta en lo concerniente al uso de radio por satélite. La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) – una agencia de las Naciones Unidas – asigna cada frecuencia para un propósito específico. La actividad de Starshield no coincide con los permisos registrados.

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Los expertos afirman que no se trata de una mera negligencia.

El radioastrónomo Benjamin Winkel, en declaraciones a Live Science, confirmó que las transmisiones no están autorizadas para esta dirección de comunicación — una potencial infracción que plantea preocupaciones tanto reglamentarias como técnicas.

Entonces, ¿por qué utilizar esta banda?

Existen varias teorías:

Sigilo – Menos tráfico implica menos oyentes
• Libertad operativa – Los sistemas militares a menudo son llevados al límite
• Actitud de “arreglarlo después” – Actuar primero, negociar luego

Kevin Gifford, de la Universidad de Colorado, señaló que, hasta ahora, no se ha registrado públicamente ninguna interferencia dañina. Pero si una constelación tan grande continúa transmitiendo de esta manera, el riesgo aumentará: miles de dispositivos en órbita ya pugnan por un espacio de señal limpio.

Starshield: el discreto auge de las megaconstelaciones militares

No hace mucho, la mayoría de los satélites de defensa eran enormes, costosos y limitados en número. Starshield invierte por completo ese modelo.

Respaldado por un contrato de 1800 millones de dólares, SpaceX ha estado lanzando satélites a un ritmo que solo un gigante privado podría gestionar. Se cree que muchos de ellos son operados por la Oficina de Reconocimiento Nacional (NRO), una de las agencias de inteligencia más secretas de Estados Unidos.

Pequeños, numerosos y de rápido reemplazo – estos satélites pueden:

Retransmitir datos tácticos cifrados
• Apoyar la vigilancia de la Tierra
• Resistir ataques mediante pura redundancia

Un ex general de la Fuerza Aérea estadounidense, Terrence O’Shaughnessy, supervisa ahora el programa – subrayando cómo la línea entre Silicon Valley y el Pentágono practicamente se ha desvanecido.

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Esta es la nueva carrera espacial: no la exploración – sino la dominación.

¿Nos encaminamos hacia un cielo abarrotado – y disputado?

En este momento, más del 60% de todos los satélites activos pertenecen a SpaceX. Y esa cifra crece cada mes.

Algunas proyecciones estiman que para 2050, podrían orbitar la Tierra más de 100.000 satélites de SpaceX.

Esto plantea tres enormes desafíos:

Congestión orbital – mayor riesgo de colisiones
Conflicto espectral – menos frecuencias limpias para la ciencia y el uso civil
Dependencia estratégica – una única empresa ejerciendo un poder espacial colosal

Así pues, cuando aparecen señales donde no deberían, es más que una curiosidad. Es una advertencia de que el marco regulatorio construido para una era diferente lucha por mantenerse al día.

Escuchando el futuro

Por ahora, no hay una conspiración confirmada – ningún escándalo, ninguna confrontación. Solo preguntas. Y muy importantes.

¿Qué hacen exactamente estos satélites?
¿Por qué transmiten de esta manera?
¿Y quién, si alguien, los está controlando?

Una cosa es segura: el espacio sobre nuestras cabezas está cambiando más rápido de lo que podemos regular – y a veces se necesita un aficionado dedicado con una antena para percatarse.