Los mapaches podrían convertirse en la próxima mascota de América.

Los mapaches podrían estár acercándose a convertirse en la próxima mascota de América.

Cariñosamente llamados “pandas basureros”, estos mamíferos enmascarados, conocidos por revolver la basura en busca de comida fácil, están evolucionando debido a su proximidad con los humanos, incluso comenzando a verse más lindos, según un nuevo estudio.

La evaluación de casi 20,000 fotos encontró “una clara reducción en la longitud del hocico” en los mapaches urbanos comparado con sus primos rurales. Este cambio físico coincide con las primeras etapas de domesticación vistas en gatos y perros.

Algunos que han sido adoptados como mascotas se han convertido en celebridades de TikTok. Uno particularmente audaz incluso corrió por el campo durante un partido de la Major League Soccer en Filadelfia el año pasado.

Estos mamíferos de cola rayada, también apodados “bandidos de patio trasero”, son muy comunes en todo Estados Unidos continental.

Su habilidad para prosperar tanto en entornos salvajes como urbanos los ha dejado ocupando un espacio inusual en la vida estadounidense: mascota querida en algunos vecindarios y plaga persistente en otros.

La proximidad a los humanos podría indicar que estas criaturas se sienten más cómodas alrededor nuestro o, científicamente hablando, están reduciendo sus respuestas innatas de huida, de acuerdo con el estudio publicado en la revista Frontiers in Zoology.

El suavizamiento de sus rasgos podría deberse a cambios en su respuesta de lucha o huida a nivel celular, dice el estudio.

Esta domesticación urbana comienza con la basura, dijo a Scientific American la coautora del estudio, Raffaela Lesch de la Universidad de Arkansas en Little Rock.

“La basura es realmente el punto de partida,” dijo ella. “Donde sea que van los humanos, hay basura, y a los animales les encanta nuestra basura.”

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Pero para aprovechar este buffet sin fin, la vida silvestre debe alcanzar un equilibrio delicado: ser lo suficientemente valiente para hurgar en los contenedores y navegar entornos humanos, pero no tan valiente como para representar una amenaza.

“Si tienes un animal que vive cerca de los humanos, tienes que portarte suficientemente bien,” dijo Lesch. “Esa presión selectiva es bastante intensa.”

Los autores dijeron que este hallazgo es consistente con el “fenotipo del síndrome de domesticación”.

El síndrome de domesticación—cambios anatómicos y morfológicos como colas rizadas, orejas caídas, despigmentación, cerebros más pequeños y esqueletos faciales reducidos—son comúnmente citados como algunos de los rasgos más salientes, dice el estudio.

Esos rasgos también se ven en mascotas domésticas más comunes, como los perros que evolucionaron de los lobos.

Los autores del estudio también plantearon la hipótesis de que se cree erróneamente que el proceso de domesticación es iniciado por humanos, quienes han capturado o criado animales selectivamente en el pasado.

Dijeron que el proceso en realidad podría comenzar mucho antes de lo que se pensaba, notablemente cuando los animales se habitúan a los entornos humanos.

“Solo los animales con respuestas de huida (o lucha) reducidas tendrían más éxito,” escribieron los autores. “Esto hace que las etapas iniciales del proceso de domesticación sean un proceso de pura selección natural.”