Resulta innegable que los hábitos de viaje están evolucionando; existe una creciente demanda de actividades más diversas, lo que en muchos casos incluye el deseo de mantener las rutinas de entrenamiento incluso durante las vacaciones.
Y si bien la práctica totalidad de los hoteles ofrecen gimnasios, piscinas y spas, se percibe una tendencia al alza por centros de fitness más profesionales; de hecho, cada vez son más los gimnasios en Palma que están incursionando en ese nicho de mercado.
Al margen de las franquicias internacionales de fitness, las cuales carecen de flexibilidad de acceso, el sector de los gimnasios privados, que por lo general disponen de instalaciones muy superiores, está lanzando paquetes de entrenamiento especializados para el turista en Palma.
Existen centros que ofrecen pases especiales diarios o semanales sin que sea necesario abonar ninguna cuota de inscripción, y tengo constancia de que varios clubes del casco urbano han experimentado un auge en el mercado visitante este verano, con la esperanza de que éste se prolongue durante el invierno.
Algunos incluso están colabrando con hoteles que cuentan con gimnasios reducidos, con el fin de atender al cliente más exigente. He sido testigo de la expansión de este mercado a lo largo del presente año y me he topado con visitantes de todas las partes del mundo ejercitándose tanto antes como despúes de dedicar la jornada a explorar la isla. Es sumamente interesante observar hasta qué punto puede extenderse la cadena de suministro turístico y las nuevas oportunidades que genera.
