Presión humana en Mallorca aumentó en agosto, pero disminuyó en Ibiza y Menorca

En el mes de agosto, la presión humana sobre las Baleares presentó variaciones entre islas, con un incremento del 1,4% en Mallorca y del 3,4% en Formentera, y un descenso acusado del 4,5% en Ibiza junto a una bajada mínima del 0,09% en Menorca. En el archipiélago en su conjunto, la población media diaria en agosto se situó en 2.005.000 personas, un 0,57% menos que en el mismo mes del ejercicio anterior, conforme al Indicador de Presión Humana (IPH) correspondiente al periodo estival de mayor concentración de residentes y turistas, publicado el miércoles.

El IPH máximo alcanzado en agosto fue de 2.062.787 personas, un 0,65% por debajo del récord registrado en agosto de 2024, que fue de 2.076.276 personas. La jornada de mayor presión demográfica del mes fue el 6 de agosto, con 2.062.787 personas, y la de menor presión, el 31 de agosto, con 1.861.821. En agosto, Mallorca alcanzó un máximo histórico en términos de presión humana con 1.492.531 personas, un 0,14% más que en agosto del año pasado.

La población media en la isla también alcanzó un récord este agosto, con una media de 1.454.854 personas durante el mes, lo que supone un 0,36% más que en agosto de 2024. Menorca registró una presión máxima de 230.833 personas, un 0,09% superior a la del mismo mes del año anterior, constituyendo también un récord absoluto para la isla. La media de agosto se situó en 218.946 personas, un 0,3% por encima del mes más poblado del último verano.

En Ibiza, el IPH máximo fue de 316.843 personas, un 4,5% inferior al de agosto de 2024. El IPH medio se situó por debajo de las 300.000 personas, con 297.307 este agosto, un 5,9% menor que en el mismo mes del año anterior. En Formentera, el IPH máximo de este agosto fue de 35.729 personas, un 3,7% más que en agosto del año pasado, aunque lejos del récord alcanzado en agosto de 2017, que fue de 40.994 personas. La media de Formentera en agosto fue de 33.893, un 3,7% superior a la media del IPH de agosto de 2024. Ibestat dispone de datos desagregados para Ibiza y Formentera desde 2016.

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El Govern balear ha subrayado que, por segunda vez desde que existen registros en 1997, y excluyendo el año 2020 a causa del Covid, el Índice de Presión Humana máximo ha descendido de forma consecutiva en los meses estivales de mayor afluencia —junio, julio y agosto—, algo que solo había sucedido con anterioridad en 2009.
Solo en cuatro ocasiones —excluyendo también 2020— había decrecido el IPH máximo en agosto: en 2009, 2013, 2018 y 2025.

El Gobierno considera «muy positivos» los datos publicados el miércoles y destaca que estos «ponen de manifiesto el acierto de la estrategia turística del ejecutivo», caracterizada por «restringir la llegada de turistas, lo que contribuye a reducir la presión humana» y por el objetivo de «crecer en valor en lugar de en volumen».

Un «índice de presión humana» es una métrica utilizada para cuantificar el impacto de las actividades antropogénicas sobre el medio ambiente. Combina diversos indicadores, como la densidad de población, la agricultura y la pérdida de masa forestal, para evaluar el grado de influencia humana en un área determinada, desde humedales locales hasta paisajes a escala global. Estos índices son herramientas valiosas para la conservación, la gestión del territorio y la comprensión de las interacciones entre el ser humano y el medio, si bien algunos, como el Índice de Huella Humana, pueden presentar cierto desfase respecto a la situación actual debido a los requisitos de datos y modelización.

Qué mide

  • Impactos directos e indirectos: El índice considera una amplia gama de actividades humanas, incluyendo la urbanización, las infraestructuras (como carreteras y ferrocarriles), la agricultura y el uso de recursos.
  • Presión ambiental: Se emplea para evaluar cómo dichas actividades afectan al medio natural, como bosques, humedales y lagos.
  • Vulnerabilidad: Puede indicar la potencial vulnerabilidad en áreas como las zonas protegidas, las cuales podrían experimentar una mayor presión durante crisis que perturben las economías locales y las cadenas de suministro.

Cómo se utiliza

  • Planificación de la conservación: Ayuda a identificar las áreas más afectadas por la actividad humana para fundamentar las estrategias de conservación.
  • Gestión del paisaje: Proporciona una herramienta para gestionar los recursos naturales y comprender las interacciones hombre-medio.
  • Investigación científica: Los investigadores lo utilizan para estudiar los efectos de la presión humana sobre los ecosistemas, rastrear los cambios a lo largo del tiempo y comparar los niveles de presión en distintas regiones.
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