A la Medida del Éxito: Redefiniendo la Elegancia Corporativa

La ropa de oficina nunca fue solo sobre la ropa, se trataba de proyección. Sobre quién manda en la sala, quién es escuchado y cómo la tela puede ser una declaración de poder. El traje a juego, la chaqueta acolchada, la camisa perfectamente planchada; las mujeres ya no se esconden detrás de la sastrería, la convierten en su armadura. Un permiso muy necesario para sobresalir en el mundo corporativo.

Lo que comenzó como ropa masculina prestada en la década de 1910, Marlene Dietrich lo llevó con orgullo en los años 20, mientras que en los 40 se convirtió en un traje práctico para la Segunda Guerra Mundial. En los años 60, Yves Saint Laurent lanzó las chaquetas “Le Smoking”, que se convirtieron en una pieza icónica de esos años, solo para ser reemplazadas después por el “traje de poder” de Saint Laurent en los 80. En los 90, toma el control la sastrería minimalista inspirada por Helmut Lang.

Hoy, la moda corporativa se ha convertido en una tendencia definitiva, dentro de la oficina y más allá. Con archivos tan ricos y documentos bien guardados del pasado, la ropa de trabajo moderna se apoya en décadas de evolución de estilo. Vemos a mujeres llevar chaquetas oversizadas con hombreras tan atrevidas que hacen que los 80 parezcan tímidos, trajes simples y aerodinámicos que parece que la etiqueta de Helmut Lang aún esté cosida desde los 90.

Pero también vemos a mujeres llevando corbatas de estampados vibrantes con corsés ajustados y las minis de las faldas más cortas, chaquetas grandes e imponentes usadas como vestidos con cinturones que tocan el suelo, camisas que parecen prestadas de tíos que trabajan en banca pero que combinan con botas de cowboy y gafas de presbicia con moños tirantes y brillo de labios.

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En el pasado, las piezas de ropa laboral significaban conformidad, ahora señalan autonomía. Vestirnos con ellas alimenta nuestro deseo más profundo de control y estructura. La moda corporativa ya no es un uniforme, es un símbolo de confianza, una declaración de presencia y una herramienta para afirmar la identidad en las salas que entramos, ya sean salas de junta o no.