Cuando el ejército de Napoleón, que una vez fue invencible, salió cojeando de Rusia en el invierno de 1812, la congelación y el hambre eran solo la mitad de la historia. Los historiadores han debatido durante más de dos siglos sobre qué enfermedades mataron a tantos soldados en esa desastrosa retirada. El tifus era el principal sospechoso.
Pero un nuevo estudio genético en la revista *Current Biology* pinta un panorama diferente: una red de infecciones conspirando para derrotar a la mayor fuerza militar del Imperio Francés.
Usando secuenciación avanzada de ADN en dientes excavados de una fosa común en Vilna, Lituania, los investigadores identificaron rastros genéticos de *Salmonella enterica* Paratyphi C, el parásito que causa la fiebre paratifoidea, y *Borrelia recurrentis*, el agente causante de la fiebre recurrente transmitida por piojos. Estos resultados desafían la hipótesis clásica del tifus y demuestran que las tropas de Napoleón fueron víctimas de epidemias simultáneas de patógenos transmitidos por alimentos y por pijos.
Gráfico abstracto. Durante la retirada de Napoleón de Rusia en 1812, innumerables soldados del ejército francés sucumbieron a enfermedades infecciosas. (CRÉDITO: Current Biology)
**ADN antiguo, herramientas modernas**
Los investigadores, de la Unidad de Paleogenómica Microbiana del Instituto Pasteur de París, se unieron con investigadores de la Universidad de Aix-Marsella y la Universidad de Tartu en Estonia. Usaron el ADN de 13 soldados que fueron excavados en 2002 del sitio de Vilna, una fosa común que contenía miles de restos de la retirada de 1812. Cada diente produjo aproximadamente 20 millones de lecturas de ADN—fragmentos genéticos cortos que se compararon con bases de datos microbianas que contienen 185 patógenos humanos conocidos.
De esa vasta base de datos de información, solo dos culpables permanecieron: *S. enterica* Paratyphi C y *B. recurrentis*. Cuatro soldados dieron positivo para fiebre paratifoidea a nivel genético, uno para fiebre recurrente, y uno tenía síntomas de ambas enfermedades. Los científicos descartaron otras enfermedades comunes como el tifus epidémico (*Rickettsia prowazekii*) y la fiebre de las trincheras (*Bartonella quintana*), que se sospecharon durante siglos.
El proceso de autenticación del equipo fue riguroso. Los fragmentos de ADN necesitaban mostrar la degradación química típica de materiales de cientos de años: cortos en longitud y con desaminación de citosina. Los fragmentos genéticos se colocaron en árboles evolutivos para confirmar su relación con cepas modernas. Estos pasos adicionales aseguraron que las bacterias no eran falsos positivos causados por la contaminación de organismos modernos.
Contexto histórico, geográfico y arqueológico del estudio. (CRÉDITO: Current Biology)
**A lo que se enfrentaron los soldados**
Los relatos tradicionales registran que las tropas sufrían diarrea incesante, fiebre y agotamiento durante la retirada. Algunos consumían remolachas saladas e incluso bebían salmuera de barriles de encurtidos cuando se acababa el agua limpia. Dadas tales condiciones adversas, la propagación de la fiebre paratifoidea, transmitida por agua y alimentos contaminados, era prácticamente inevitable. La fiebre recurrente, transmitida por piojos, habría sido igual de calamitosa, resultando en fiebre alta periódica, seguida de una recuperación temporal y luego una recaída.
Cada una de estas enfermedades provoca fiebres extremas, fatiga y malestar gastrointestinal—síntomas que habrían empeorado el calvario de soldados ya debilitados por el hambre y el frío. Combinadas con la congelación y la fatiga, estas enfermedades probablemente aceleraron el colapso del ejército. De los aproximadamente 500,000 hombres que marcharon hacia Rusia, menos de una décima parte vivió para salir.
**Una red compleja de enfermedades**
Una investigación previa en 2006 indicó tifus, pero la tecnología de ADN no era lo suficientemente sofisticada en ese momento para determinar la especie. Las nuevas tecnologías de secuenciación cambiaron eso, descubriendo una epidemia más compleja.
Autenticación de datos de ADNa de *S. enterica*. Distribución de distancias de edición de las lecturas YYY087A, YYY092B, YYY095A y YYY097B. (CRÉDITO: Current Biology)
“Tener acceso a la información genómica de patógenos que circularon entre poblaciones pasadas nos permite estudiar cómo las enfermedades han evolucionado y se han transmitido”, dijo Nicolás Rascovan, jefe de la Unidad de Paleogenómica Microbiana del Instituto Pasteur y autor principal de la investigación. Explicó cómo esta visión genética permite a los investigadores vincular registros antiguos con microbios específicos, arrojando luz sobre qué enfermedades realmente moldearon eventos mundiales.
El análisis evolutivo de los investigadores colocó a los aislados de *Salmonella* de Vilna en la línea Paratyphi C que había estado circulando por Europa durante siglos. Mientras tanto, el aislado de *Borrelia recurrentis* era un linaje europeo antiguo anterior a las formas contemporáneas, mostrando que los patógenos tienen raíces profundas en el continente en el pasado.
**Leyendo la historia en el ADN**
El secreto del éxito de este estudio es que ha combinado genómica de última generación con una verificación seria. Los científicos construyeron lo que llamaron un “flujo de trabajo impulsado por filogenia”, usando ADN antiguo de baja cobertura para rastrear enfermedades en el tiempo. La técnica puede confirmar infecciones incluso si solo quedan un puñado de docenas de fragmentos de ADN—una primicia para la microbiología histórica.
Estos métodos abren nuevas vías para investigar otras pandemias antiguas. Con cada fragmento reconstruido de ADN bacteriano, los investigadores ahora pueden revisar epidemias de siglos que moldearon guerras, migraciones y levantamientos sociales. Los dientes y los huesos se convierten en archivos, conteniendo historias microscópicas de la experiencia humana con la enfermedad.
Autenticación de datos de ADNa de *B. recurrentis*. Distribución de distancias de edición de las lecturas de mapeo YYY093A y YYY092B en tres especies de *Borrelia* estrechamente relacionadas, con el NDP asociado. (CRÉDITO: Current Biology)
**Una tragedia de muchos frentes**
El hallazgo no descarta el tifus por completo. Dos siglos de descomposición del ADN podrían haberlo erradicado de las muestras. Sin embargo, la presencia establecida de *S. enterica* y *B. recurrentis* demuestra que las tropas de Napoleón estuvieron expuestas a más de un peligro microbiano. La infección en el campo de batalla de 1812 no fue una epidemia solitaria—fue una tempestad epidémica de infecciones impulsada por el hambre, la suciedad y la fatiga.
Para los investigadores, la historia subraya que los asesinos más letales de la guerra a menudo están fuera de la vista. La congelación y la inanición pueden haber debilitado al ejército de Napoleón, pero las bacterias terminaron lo que el invierno ruso había comenzado.
**Aplicaciones prácticas de la investigación**
La investigación ilustra cómo las técnicas genéticas modernas pueden descubrir historias médicas olvidadas y ayudar a los científicos a descubrir cómo los microorganismos que causan enfermedades cambian y sobreviven.
Al aprender qué microbios causaron epidemias pasadas, los investigadores pueden rastrear su evolución y anticipar el comportamiento futuro de las enfermedades y de la resistencia. Más allá del pasado, estos métodos también podrían darnos una nueva perspectiva sobre cómo rastreamos brotes hoy—especialmente aquellos con múltiples patógenos.
Comprender cómo la enfermedad transmitida por alimentos y la transmitida por piojos coexistieron durante uno de los mayores colapsos en la historia de la guerra también puede informarnos sobre cómo abordar los brotes de enfermedades en las crisis humanitarias modernas.
Los hallazgos de la investigación están disponibles en línea en la revista Current Biology01247-3).
**Historias relacionadas**
¿Te gustan este tipo de historias positivas? Suscríbete al boletín de The Brighter Side of News.