Mallorca y Europa se preparan para otro cambio horario de temporada en medio de un creciente debate sobre su necesidad en la sociedad actual. El 26 de octubre de 2025, a las 3:00 de la madrugada, los relojes se retrasarán hasta las 2:00, lo que regalará a millones de personas una hora adicional de sueño. Este giro, que marca el final del horario de verano en Europa Central, se produce en un momento en el que la evidencia científica cuestiona cada vez más su relevancia en el mundo contemporáneo, donde los patrones de consumo energético han evolucionado de forma significativa y los profesionales de la salud manifiestan su preocupación por sus efectos.
A pesar de la propuesta de la Unión Europea en 2018 para abolir esta práctica, siete años después, no se ha alcanzado un acuerdo definitivo. La falta de consenso entre los estados miembros sobre qué horario permanente mantener ha prolongado una situación que muchos ciudadanos consideran un anacronismo innecesario en 2025.
Contexto histórico y evolución
La práctica del cambio de hora se inició en 1918 durante la Primera Guerra Mundial como parte de una iniciativa europea para maximizar el uso de la luz solar y reducir el consumo de carbón durante la escasez. España ha mantenido este ritual bianual, aunque su implementación ha evolucionado a lo largo de las décadas. Desde 1981, siguiendo la normativa europea, los cambios se producen en marzo y octubre.
Implicaciones para la salud y el bienestar
Según la Sociedad Española de Sueño, las alteraciones horarias pueden desencadenar trastornos del sueño, fatiga, disminución del rendimiento cognitivo e incluso un aumento temporal del riesgo de accidentes cardiovasculares durante la semana siguiente al cambio. Un estudio de la Universidad de Barcelona de 2024 reveló que una proporción significativa de los españoles experimenta dificultades para adaptarse a los cambios horarios, particularmente en primavera, cuando se pierde una hora de descanso.
El ahorro energético en entredicho
Datos recientes del Ministerio para la Transición Ecológica de España muestran que la reducción del consumo eléctrico apenas alcanza un 0,5% anual, una cifra muy inferior a las estimaciones iniciales y prácticamente irrelevante en el contexto actual. La transformación digital de la sociedad española ha modificado sustancialmente los patrones de consumo energético; el teletrabajo, la climatización constante y el uso continuado de dispositivos electrónicos han diluido el impacto de los cambios horarios.
Perspectivas de futuro
La consulta pública de la Comisión Europea de 2018 mostró que el 84% de los participantes estaba a favor de eliminar los cambios de hora. España, como miembro de la UE, sigue de cerca estos desarrollos. El gobierno español anunció a principios de 2025 que revisaría la efectividad de esta práctica, considerando tanto factores económicos como de salud pública en cualquier decisión política futura.
