El fenómeno DANA se dio a conocer en España tras las trágicas inundaciones de Valencia. Un año después, Cataluña y las Islas Baleares también se han visto azotadas por lluvias torrenciales e inundaciones. Pero, ¿qué es exactamente una DANA, en qué se diferencia de una tormenta y está volviéndose más frecuente?
Las intensas precipitaciones e inundaciones repentinas asolaron la zona de Valencia el año pasado. Las súbitas trombas de agua se cobraron la vida de más de 200 personas y destruyeron pueblos, aldeas e infraestructuras en toda la región.
Fue uno de los peores desastres relacionados con inundaciones en Europa desde finales de los años sesenta y el peor en España en décadas. Para muchos, también supuso el descubrimiento de un nuevo fenómeno meteorológico: la ‘DANA’.
Casi exactamente un año después, el este de España ha sufrido el impacto de otra DANA (denominada Alice) y las consiguientes tormentas han vuelto a provocar lluvias torrenciales que causaron inundaciones en Alicante y Murcia, con desalojos, cortes de carreteras y problemas de comunicaciones.
Las inundaciones también causaron el caos en el transporte en la isla de Ibiza por segunda vez en dos semanas, y dejaron atrapados a viajeros en sus coches y viviendas en la región noreste de Cataluña durante el fin de semana.
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¿Qué es una DANA?
DANA es un acrónimo que significa Depresión Aislada en Niveles Altos.
La definición oficial de la Aemet, la agencia estatal de meteorología de España, es: “Una depresión cerrada en altura que se ha aislado y separado de la circulación de la corriente en chorro, y que se desplaza de forma independiente a dicho flujo, llegando a veces a estacionarse”.
En otras palabras, una DANA es una corriente de viento muy intensa que se forma al desgajarse de una corriente polar, una suerte de bolsillo de aire frío rodeado de aire más cálido que puede desplazarse y provocar episodios meteorológicos extremos, como el que recientemente vivió Valencia de forma tan trágica. Esencialmente, es el encuentro de frentes de aire cálido y frío lo que genera fenómenos meteorológicos extremos.
No existe una traducción directa al inglés, pero las DANA pueden describirse como períodos de fuertes lluvias, tiempo tormentoso y un descenso súbito de las temperaturas.
Cuanto mayor es la diferencia de temperatura, mayor es la tormenta, razón por la cual las peores DANA suelen producirse al final del verano, en septiembre y octubre, y son más probables en zonas del sur y este de España.
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¿Por qué en España se dice DANA en lugar de tormenta?
Si hablas español o has vivido en España algunos años, es posible que estés familiarizado con el término *gota fría*.
Durante muchos años esta fue la terminología más común empleada por los españoles, por lo que DANA es un concepto relativamente nuevo. ¿A qué se debe el cambio? Los meteorólogos modernos consideran que el antiguo término *gota fría* es impreciso y que, a medida que la tecnología avanza y se profundiza en su comprensión científica, resulta menos útil.
En consecuencia, en la última década el uso de DANA ha aumentado entre científicos, medios de comunicación y, por ende, entre la población española en general, a medida que se comprende mejor las ‘gotas frías’ y qué es exactamente lo que provoca una DANA. Sencillamente, DANA es un término más específico.
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En su página web, la Aemet explica que: “El término *gota fría* es un concepto relativamente antiguo que ha sido superado con los años. Nuevas formas de comprender los procesos troposféricos y nuevas herramientas de observación nos han hecho revisar y redefinir las ideas vinculadas a estas bolsas aisladas de aire frío en niveles altos. Consideramos que el concepto de DANA, que asociamos al término anglosajón *cut-off low*, es más preciso y realista que el de *gota fría*. Dado que el concepto de *gota fría* no es muy preciso e incompleto, se entiende que debe sustituirse por otro más moderno”.
Otras palabras comúnmente utilizadas en español para describir tormentas son *borrasca* y *tormenta*.
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¿Son las DANA un fenómeno meteorológico español?
No exactamente. Aunque las DANA no son un fenómeno exclusivo de España, su geografía y clima la hacen más propensa a padecerlas que otras partes del mundo.
Dado que las DANA se forman cuando se encuentran masas de aire cálido y frío, generalmente solo ocurren en el este del Atlántico, zonas del Mediterráneo, y el este del Pacífico y la costa china.
El sureste español es especialmente vulnerable a las DANA porque es donde confluyen el Atlántico y el Mediterráneo, lo que permite que los frentes de aire frío se encuentren con los frentes de aire cálido en determinadas épocas del año. En particular, el sureste de España es una zona donde las montañas favorecen la formación de nubes de tormenta y, por consiguiente, de precipitaciones.
¿Se están volviendo las DANA más frecuentes?
Ciertamente da esa sensación, con varios episodios de características similares a las DANA en España en los últimos años. Por supuesto, las DANA existían antes, aunque no con ese nombre, y España ya había experimentado lluvias torrenciales e inundaciones con anterioridad, pero los científicos parecen creer que el cambio climático podría hacerlas más probables.
Aunque los científicos suelen ser reacios a establecer una vinculación directa entre el cambio climático y episodios tormentosos concretos, parece que muchos consideran que, como mínimo, el cambio climático los agrava cuando ocurren.
Friederike Otto, climatóloga del Imperial College de Londres, declaró a la BBC que “no hay duda en nuestras mentes de que estas lluvias torrenciales, masivas y explosivas se han intensificado por el cambio climático.
“Con cada fracción de grado de calentamiento causado por los combustibles fósiles, la atmósfera puede contener más humedad, lo que conduce a chubascos de lluvia más intensos”.
El incremento de la temperatura del mar Mediterráneo debido al cambio climático, unido a la llegada de frentes de aire frío durante el otoño, parece intensificar las DANA y quizá también hacerlas más comunes.
Algunos estudios indican que en la actualidad llueve más durante los días de precipitaciones más intensas que en décadas pasadas, por lo que, aunque la frecuencia de las lluvias pueda ser menor en general, estas tienden a ser más copiosas y destructivas cuando ocurren.
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