No se prohibirán las corridas de toros en el corto plazo

En esta edición de Inside Spain, analizamos cómo el Partido Socialista en el gobierno ha vuelto la espalda a la posibilidad de eliminar la protección legal de la tauromaquia, garantizando así que el controvertido espectáculo siga celebrándose con plena libertad.

Esta semana, los diputados del Congreso rechazaron una proposición de ley titulada “No Es Mi Cultura”, que abogaba por desclasificar la lidia como patrimonio cultural inmaterial de España.

A pesar de contar con el respaldo de casi 665.000 firmas ciudadanas, la iniciativa sólo obtuvo 57 votos a favor, 169 en contra y 118 abstenciones, entre ellas las del PSOE, cuya posición fue determinante para frenar su tramitación.

El objetivo de la propuesta era derogar la Ley 18/2013, que confiere amparo jurídico a la fiesta nacional y devuelve las competencias a los gobiernos autonómicos, permitiendo que cada región decida libremente si mantener o prohibir estos eventos.

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Dicha normativa estatal anuló la prohibición catalana de 2010 y la regulación balear de 2018 que vedaba la muerte del toro en la plaza (aunque en ambas comunidades sí se permiten espectáculos taurinos sin sacrificio).

Críticos como Nahuel González, de Sumar —socio minoritario de la coalición gubernamental—, tildaron el resultado de la votación de injusto y describieron la tauromaquia como “crueldad institucionalizada” y un “insulto a la inteligencia colectiva”.

“La tauromaquia no se sostiene por sí sola, se sostiene con fondos públicos”, afirmó, solicitando que dichos recursos se destinen “a la creación, no a la crueldad”.

Por su parte, Etna Estrems, del partido catalán ERC, sostuvo que “la cultura evoluciona” y que “no puede considerarse cultura ver a un ser vivo desangrarse en una plaza”.

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Asimismo, otras formaciones como EH Bildu, Podemos, Compromís y el BNG defendieron la progresión de la iniciativa, en defensa de los “derechos animales y las sensibilidades de la sociedad española contemporánea”.

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No así los socialistas, quienes justificaron su abstención alegando que “ni prohíben ni fomentan” la tauromaquia, y que “España no es homogénea”.

La portavoz socialista Maribel García declaró a los medios que la función del Estado “no es decidir qué es o no es cultura, sino garantizar la libertad para crear, sentir y expresar”.

Como era previsible, el PP y Vox votaron a favor de mantener la protección, arguyendo que “la cultura es del pueblo”.

La diputada de Vox, Pepa Millán, llegó a afirmar que “la tauromaquia fue uno de los pilares de la sociedad española durante el siglo XX” y que ya desde el reinado de Alfonso X en el siglo XIII existieron intentos fallidos por prohibir los espectáculos taurinos.

En esencia, la votación deja claro que, si bien el partido de Pedro Sánchez se autoproclama progresista, la prohibición o restricción de los toros no figura en su hoja de ruta para esta legislatura.

Teniendo en cuenta la dificultad de imaginar un gobierno en España que no esté encabezado por el PSOE o el PP, es probable que deba transcurrir aún mucho tiempo antes de que se produzca un debate nacional serio sobre la abolición o pervivencia de la tauromaquia.

Posiblemente, la lidia constituya el aspecto más controvertido e incomprensible para los extranjeros de esa supuesta “cultura española” estereotípica.

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Al no haber crecido con su presencia en televisiones o plazas, no ha llegado a normalizarse en su imaginario, lo que explica que muchos de nuestros lectores se manifiesten abiertamente en contra y la tachen de práctica bárbara y cruel.

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Cabe matizar que millones de españoles se oponen firmemente a la tauromaquia y la consideran una práctica anacrónica que no representa a la España actual.

Lamentablemente, las encuestas reflejan disparidades significativas según la fuente —sin duda influenciadas por intereses creados e inclinaciones políticas—, por lo que resulta virtualmente imposible determinar el grado real de apoyo social con que cuenta.

¿Acaso consideraron los socialistas que la cuestión taurina era demasiado divisiva como para posicionarse? ¿Demasiado arriesgada sin un retorno político claro?

De momento, todo permanece inalterado. La ley de 2013 seguirá vigente y los toros continuarán disfrutando del estatus de patrimonio cultural protegido en todo el territorio nacional.

ANÁLISIS: ¿Llegará a prohibirse alguna vez la tauromaquia en España?