Reseña de ‘Tron: Ares’: Ni siquiera Gillian Anderson puede darle forma a esta insípida película de ciencia ficción

La matriz del sinsentido se recarga en esta película de ciencia ficción increíblemente aburrida, que parece más un protector de pantalla que una película de verdad. Es la tercera parte de la película original Tron de 1982, una película que fue revolucionaria y pionera en su día, algo que esta y su precuela Tron: Legacy de 2010 no logran. Tron: Ares casi cobra vida solo una vez: cuando Evan Peters recibe un golpe en la cara de Gillian Anderson, que hace el papel de su madre, en un momento de realidad analógica y anticuada. Es un correctivo que quizás querrías darle a todos los productores de esta película, y es triste ver a las talentosas Greta Lee y Jodie Turner-Smith luciendo tan faltas de vida.

La situación ahora es que una corporación de inteligencia artificial malvada, con el nombre nada sutil de Dillinger, se ha convertido en rival de la empresa de realidad virtual Encom, fundada en la época de los arcades de los 80 por el genio pionero Kevin Flynn. Este Dillinger (creado originalmente por el ejecutivo de Encom Ed Dillinger) está liderado por el odiosamente nerdy nieto del fundador, Julian (Evan Peters), quien tiene un gran plan para diseñar y crear cosas rentables, como soldados y tanques indestructibles, en la red de realidad virtual y luego exportarlos a la realidad usando una especie de impresora 3D.

El problema es que, sin importar lo temibles que sean, estas cosas se desintegran en polvo después de 29 minutos. Pero la actual directora ejecutiva de Encom, Eve Kim (Greta Lee), ha descubierto el “código de permanencia”, que puede mantener estas cosas vivas para siempre, y lo guarda encima en una memoria USB de muy baja tecnología. Así que el horrible Julian envía a su perro de ataque tras ella: Ares, el superguerrero humanoide que puede salir del mundo de realidad virtual por 29 minutos cada vez, pero que, como es tradición con los robots, empieza a mostrar señales de no hacer lo que le ordenan. Jodie Turner-Smith interpreta a la segunda al mando de Ares, la seria Athena, y el pobre Bridges hace un cameo pesado con una sabia túnica blanca, como un Jor-El de mercadillo en Krypton.

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Y el propio Ares, el héroe que da nombre a la película, es interpretado por Jared Leto con pelo largo de hipster, barba y una sonrisa levemente sapiente, detalles que quizás se crearon tecleando “extremadamente molesto” en un programa de creación de humanos con IA. Nadie que recuerde el clásico de televisión de los 90 My So-Called Life podrá ser totalmente cruel con el Sr. Leto, y por cierto, su actuación cómica (mal entendida por la crítica) en la película de Ridley Scott La casa Gucci me pareció muy entretenida. Pero Leto es implacablemente malo aquí, aunque tampoco le ayuda un argumento débil que supuestamente le permite mostrar destellos de “empatía” por el personaje de Greta Lee y delegar toda la maldad en Athena, haciendo que ella sea un poco más interesante. Se supone que es adorable cuando Ares dice que le encanta el synth pop de los 80 y que Depeche Mode es mejor que Mozart.

Y siguiendo la identidad de la franquicia, hay motocicletas del inframundo virtual que se desplazan en líneas rectas y largas, conformándose con el diseño rectilíneo de los juegos de arcade antiguos (o de las discotecas); una incluso dispara un rayo mortal que corta un coche de policía por la mitad. Pero no hay drama, peligro ni interés humano por ningún lado. Esta franquicia ahora parece tan contemporánea y urgente como un reproductor de CD para el coche.

Tron: Ares sale el 9 de octubre en Australia y el 10 de octubre en el Reino Unido y Estados Unidos.