BBC
Los padres de Evan Boettler describen a su hijo como un adolescente inteligente y divertido al que le encantaba pescar, practicar deportes y cazar.
"Tengo tus fotos íntimas y todo lo necesario para arruinar tu vida".
Este escalofriante mensaje llegó por redes sociales al adolescente estadounidense Evan Boettler, de alguien que él creía que era una chica joven. En realidad, era un estafador digital.
Solo 90 minutos después de recibir el primer mensaje, el joven de 16 años se quitó la vida.
La "sextorsión" o extorsión sexual es uno de los crímenes en línea que más rápido está creciendo. Las víctimas, a menudo adolescentes en Estados Unidos y Europa, son engañadas para que envíen fotos o videos íntimos. Los estafadores luego amenazan con hacerlos públicos si no les pagan.
"Cuando esa noche nos dijeron finalmente que él ya no estaba, no tenía ningún sentido. No entiendo cómo pudo pasarle esto a nuestra familia", dice Kari, la madre de Evan.
En la casa de Misuri que comparte con Brad, el padre de Evan, ella describe a su hijo como un adolescente brillante y gracioso que amaba pescar, hacer deporte y la caza.
Nos cuentan que una tarde fría a finales de enero del 2024, Evan fue contactado en Snapchat por alguien que creía ser una chica llamada JennyTee60. Pero ella no era lo que parecía. En cuestión de minutos, "Jenny" lo persuadió para que compartiera imágenes explícitas de sí mismo e inmediatamente comenzó a chantajearlo sin piedad.
Casi dos años después, el dolor de los Boettler sigue siendo profundo y su búsqueda de respuestas se ha topado con la frustración. Plataformas como Meta se niegan a compartir información sin una orden judicial, que la familia aún no tiene. Desde la muerte de Evan, la aplicación de la ley parece haber avanzado muy poco.
Sin embargo, hubo una pista crucial: en un momento, el estafador le pidió a Evan su contraseña de Facebook y, al usarla, dejó una dirección IP.
Esa huella digital me llevó a varias ubicaciones en Nigeria, más frecuentemente a su ciudad más poblada, Lagos, donde esperaba descubrir quién era el responsable.
Mis primeros encuentros me llevaron a los callejones que son hogar de muchos estafadores de la ciudad, conocidos como "Yahoo Boys". Se hacen llamar así por el correo electrónico que usaban para realizar estafas en línea a principios de los años 2000.
Estos jóvenes, a menudo veinteañeros, viven en zonas pobres pero sueñan con coches rápidos y dinero fácil.
Allí es donde conocí a Ola. Él explicó la mecánica de la sextorsión con una facilidad pasmosa.
"Abres una cuenta femenina usando nombres falsos de generadores falsos", dijo. "Es un sitio donde consigues nombres de personas del país que quieres".
Una vez que el perfil está listo, comienza el objetivo. Los chicos al otro lado de la pantalla se convierten en simples nombres de usuario para los estafadores, que envían mensajes a cientos de personas al día, esperando que alguna les envie dinero.
Le digo que esto suena despiadado y que podría arruinarle la vida a alguien. Él responde: "No me siento mal porque necesito el dinero".
Aparentemente, para Ola era imposible creer que un adolescente británico o estadounidense no pudiera pagar. En su mente, nacer en occidente automáticamente significaba privilegio.
Su respuesta es igual de fría cuando le preguntan por qué los elige. "Porque su deseo sexual es muy alto, y los chicos jóvenes tienen miedo de que sus fotos se publiquen en los grupos de su clase, sus padres y sus amigos".
Ola trabajaba solo, pero otros casos muestran cómo la sextorsión en Lagos ha evolucionado hacia operaciones en red más organizadas: bandas dirigidas con líderes, jerarquías y recursos compartidos, diseñadas para maximizar las ganacias.
El rastro finalmente me llevó a los canales de Makoko, uno de los distritos más pobres de la ciudad, donde las casas de madera se elevan sobre pilotes en el borde de la Laguna de Lagos.
Para filmar allí, primero tuvimos que pedir permiso al jefe de la comunidad, y nos guió un equipo local de "fixers" que sabía cómo moverse por su laberinto de canales.
Me habían hablado de operaciones conocidas como "Reinos del Timo" – habitaciones con pandillas de jóvenes con teléfonos haciendo estafas. Rara vez, o nunca, habían sido filmadas. Pero tras mucha negociación, me dieron acceso.
Este "Reino del Timo" en particular estaba en el segundo piso de un edificio bajo. Dentro de la pequeña habitación, una docena de jóvenes estaban sentados con ordenadores en sus rodillas, todos sus teléfonos zumbando con mensajes de objetivos potenciales. El ambiente era como un centro de llamadas: intercambiaban perfiles falsos, compartían guiones y pasaban los nombres de nuevas víctimas.
Cada joven cumplía una función, pero el dinero fluía hacia arriba, hacia su líder, conocido como Ghost. Allí, los estafadores con experiencia enseñan a sus aprendices.
La atracción era el dinero rápido, pero bajo su fanfarronería había algo más depredador: chicos de apenas trece años habían sido efectivamente adoctrinados para el crimen.
Los "mentores" mayores muestran historias de éxito y estatus social, mientras imponen deudas o se quedan con un porcentaje de cada estafa, creando un ciclo difícil de escapar.
Al ver trabajar a estos hombres, me di cuenta de lo lejos que esto estaba de los estafadores solitarios. Esto era organizado, eficiente e implacable: un sistema diseñado para extraer la mayor cantidad de dinero posible.
¿Podría el estafador de Evan haber sido parte de un "Reino del Timo", o operaba solo? El líder, Ghost, dijo que ellos principalmente realizaban estafas financieras, sobre todo de romance, no sextorsión, ya que él era una "persona temerosa de Dios". Dijo que solo la gente con un "corazón negro" hacía eso. En este "Reino del Timo", la sextorsión se veía como vergonzosa.
Estos estafadores me contaron que muchos "Yahoo Boys" estaban pasando a lo que ellos llamaban "Yahoo Plus". Esto implicaba visitar a sacerdotes locales para que bendijeran las estafas y lanzaran hechizos que, creían, harían a las víctimas más sumisas o los protegerían de ser capturados.
Los curanderos tradicionales siempre han estado presentes en la cultura nigeriana, y para algunos de estos hombres, acudir a ellos era tan natural como comprar una nueva tarjeta SIM.
Conocí a Ade, un joven de 20 años que había comenzado recientemente a hacer sextorsión a hombres. Aceptó que lo siguiera hasta un llamado "ciber-espiritualista", un hombre que él creía que podía ayudarle a ganar más dinero. El santuario estaba escondido en una calle lateral en las afueras de la ciudad: una habitación de techo bajo llena de figuras talladas.
Sacrificaron una paloma blanca y su sangre se derramó en el suelo. Le dijeron a Ade que comiera parte de la ofrenda, un ritual que, según el espiritualista, lo uniría a la riqueza y la protección. Cuando le pregunté qué tan común era esto, el curandero me dijo que veía a seis o siete "Yahoo Boys" al día. Para Ade, no era superstición, sino un gasto de negocio.
Lo que más me impactó fue el contraste entre lo viejo y lo nuevo. Un momento, estaba viendo a un joven de 20 años participar en un ritual arraigado en creencias centenarias. Al siguiente, me mostraban las herramientas de la era digital.
Más tarde, también descubrí a un estafador usando brujería del siglo XXI: tecnología "deepfake" con una mujer que había contratado, Rachel, actuando como la cara del engaño. Me mostró la aplicación en su ordenador, una herramienta profesional de intercambio de rostros que le costó $3,500. Dijo que valía la pena por las ganancias.
En Estados Unidos, los reportes de sextorsión ante el FBI se han más que duplicado en los últimos tres años, alcanzando un máximo de 55,000 en 2024. En el Reino Unido, la Agencia Nacional del Crimen recibe 110 reportes cada mes.
Las compañías de redes sociales dicen que están actuando, pero sus críticos argumentan que podrían intervenir de manera más agresiva.
En Carolina del Sur, conocí a Brandon Guffey, un representante estatal cuyo hijo Gavin se quitó la vida en 2022 después de ser targetado en Instagram. Tenía 17 años.
Antes de la muerte de su hijo, Brandon preparaba una demanda contra Meta, argumentando que la compañía no lo había protegido de los depredadores. Una de las cuentas utilizadas para chantajearlo finalmente fue eliminada, pero otras permanecieron activas. Para Brandon, ese detalle era condenatorio.
Meta dijo en 2024 que había eliminado 63,000 cuentas de sextorsión vinculadas a Nigeria en una sola acción, incluidas 2,500 que formaban parte de una red coordinada que targetaba a adolescentes occidentales.
Sin embargo, los críticos argumentan que esas cifras solo resaltan la magnitud del problema.
"¿Lo hicieron en un día como un truco publicitario mientras los niños siguen siendo atacados?", pregunta Brandon, "o, si lo hicieron en un día, ¿por qué no han hecho nada desde entonces?".
Un portavoz de Meta dijo que la sugerencia de que podría erradicar la sextorsión si solo lo decidiera, es "simplemente falsa". Dijo que la compañía trabaja agresivamente para combatirla interrumpiendo redes de estafadores y apoyando a la aplicación de la ley.
"Tenemos alrededor de 40,000 personas trabajando en seguridad globalmente, con más de $30,000 millones invertidos en esta área en la última década", dijo el portavoz, "incluyendo colocar automáticamente a los adolescentes en los ajustes de mensajería más estrictos y hacerles saber cuando están chateando con alguien que puede estar en un país diferente".
El escepticismo de los padres afligidos se hace eco dentro de la propia Meta. Arturo Bejar, un exdirector de ingeniería convertido en denunciante, testificó ante el Congreso de EE. UU. en 2023 que el liderazgo de la compañía había ignorado advertencias repetidas sobre los peligros que enfrentan los niños en sus plataformas.
Me dijo que los sistemas diseñados para proteger a los usuarios jóvenes son fundamentalmente inadecuados.
"Siguen demostrando que no quieren saber cuándo los niños están en peligro, no quieren que la gente sepa cuándo los niños están en peligro… porque no quieren lidiar con eso", dijo.
Meta dijo que muchas de las medidas sugeridas por el Sr. Bejar ya están implementadas. Añadió que el año pasado introdujo cuentas para adolescentes con protecciones integradas en Instagram, lo que significa que solo pueden recibir mensajes de personas con las que ya están conectados.
El portavoz dijo que cuando algo se reporta como spam, la compañía toma medidas si no sigue los estándares de la comunidad.
Refiriéndose al caso de Evan Boettler, Snapchat dijo que sus "más profundas condolencias están con la familia Boettler".
"No toleramos la sextorsión en Snapchat. Si descubrimos esta actividad, actuamos rápidamente para eliminar la cuenta y apoyamos los esfuerzos de la ley para llevar a los delincuantes ante la justicia".
La Internet Watch Foundation (IWF) tiene una herramienta que los menores de 18 años en todo el mundo pueden usar para reportar confidencialmente imágenes propias desnudas o sexuales, eliminarlas de internet y evitar que se vuelvan a subir.
Y si el contenido aún no ha aparecido en línea, la organización benéfica aún puede crear una huella digital de la imagen que evitará que se comparta en línea, aunque no pueden eliminarla de redes cifradas como WhatsApp o si se ha guardado en el teléfono o computador de alguien.
En el Reino Unido, la organización benéfica trabaja con Childline, que ofrece la herramienta a través de su servicio "Report Remove", que también le da al niño la opción de hablar con uno de sus consejeros.
La IWF nos dijo que en los primeros ocho meses de 2025 ha tomado medidas sobre 723 reportes de "Report Remove"; 224 de ellos presentaban extorsión sexual.
Mientras tanto, para los padres de Evan, las barreras para obtener justicia siguen siendo insuperables. Con Meta y Snapchat incapaces de liberar los datos, todas las esperanzas de encontrar al estafador de Evan dependían de GloWorld, un proveedor de servicios nigeriano vinculado a la dirección IP.
Después de meses de intentarlo, finalmente recibí una actualización. Aunque GloWorld debía conservar la información del usuario durante dos años, no lo había hecho. La pista se había enfriado.
Cuando llamé a los Boettler, fueron muy amables y me agradecieron por mis esfuerzos. Brad había descrito previamente a su hijo como "un chico increíble".
"No fue difícil criarlo porque era un ser humano tan bueno", dijo. "Ni siquiera podría poner en palabras cuánto lo amaba".
Reportaje adicional de Jamie Tahsin.
