Antes, los fichajes del fútbol turco eran más una broma que una gran noticia.
Decían que si un jugador jugaba mal, pronto iría a Turquía. Por un lado, jugadores como Darius Vassell o Jonjo Shelvey, y por el otro, estrellas como Roberto Carlos o Robin van Persie, iban a la liga turca para terminar su carrera.
Al mismo tiempo, sus cuentas bancarias o fondos de jubilación usualmente se hacían más grandes. Los salarios altos generalmente no eran un problema para Galatasaray, Fenerbahce y, un poco menos, para Besiktas. Estos son los tres grandes equipos de Turquía, todos en Estambul, la ciudad más grande del país.
Pero ahora algo diferente está pasando.
En el mercado de verano de 2025, la Superliga Turca registró el tercer gasto neto más alto en el fútbol mundial, solo detrás de la Premier League y la liga de Arabia Saudita.
Según cifras de Transfermarkt, los tres grandes de Turquía gastaron 276 millones de euros entre ellos. Esto es el 80 por ciento del gasto total de la liga, que fue de 348 millones, el séptimo más alto del mundo.
Galatasaray, que juega contra el Liverpool en la Champions League el martes, gastó más que el Paris Saint-Germain, el Bayern Munich y el Inter. También rompieron el récord de fichaje de la liga turca tres veces: con el defensor Wilfried Singo (30,8 millones), el portero Ugurcan Cakir (27,5 millones) y Victor Osimhen del Napoli (75 millones). También llegó Leroy Sané, libre y con un salario alto.
Fenerbahce también gastó bastante, incluyendo 22,5 millones por Kerem Akturkoglu al Benfica, más las llegadas de Ederson, Marco Asensio y Jhon Durán (como préstamo).
Entonces, ¿por qué gastan más ahora? ¿Puede la liga turca competir con los grandes equipos de Europa?
El nivel general de la Superliga se considera sorprendentemente bajo, teniendo en cuenta la cantidad de jugadores famosos que hay.
Entre esos nombres están Ilkay Gundogan, Mauro Icardi, Andre Onana, Tammy Abraham, Edson Alvarez, Wilfred Ndidi, Lucas Torreira, Fred, Jota Silva, Rafa Silva, Nelson Semedo y Youssef En-Nesyri. Además, hace poco José Mourinho y Ole Gunnar Solskjaer eran los entrenadores de Fenerbahce y Besiktas, respectivamente.
Opta coloca a la liga turca como la número 20 del mundo, por debajo de las primeras divisiones de Suecia, Polonia y Japón, e incluso de las segundas divisiones de Inglaterra e Italia.
Esto refleja más la situación de equipos pequeños como el Kocaelispor o el Kayserispor en una liga donde los campeones son siempre los mismos. Los gastos de este verano solo harán más grande la diferencia entre los equipos grandes y el resto. Pero lo que quieren Galatasaray y Fenerbahce, especialmente, no es solo ganar en su país, sino también competir bien en Europa otra vez. Hace mucho tiempo que no lo hacen.
Ambos clubes esperan que, aprovechando negocios con propiedades en Estambul y con menos deudas, puedan lograrlo.
Galatasaray pagó el gran fichaje de Osimhen vendiendo su terreno de entrenamientos al municipio de Estambul.
Las cifras varían, pero se estima que la venta del terreno en Florya, una zona cara y elegante, generó 480 millones de euros para Galatasaray. El club también terminó un proceso de reestructuración de deuda en julio. Los clubes turcos han tenido deudas grandes por años, y pagar los préstamos bancarios debería ayudar mucho a las finanzas del Galatasaray a largo plazo.
El fichaje de Osimhen cambia las reglas del juego por el dinero, pero Galatasaray también lo ve como una inversión. Si Osimhen juega como la temporada pasada, su valor puede subir más. El nigeriano, de 26 años, marcó 37 goles en 41 partidos cuando estaba en el Napoli. Aun así, pagar 50 millones más que el récord anterior (Fenerbahce pagó 20 millones por En-Nesyri) es un riesgo.
Osimhen aceptó ir a Turquía y no, por ejemplo, a Inglaterra, porque Galatasaray le paga 15 millones de euros al año, más 5 millones por derechos de imagen. Eso es casi 400.000 euros por semana. Con los impuestos más bajos en Turquía, que también ayudaron a traer a Sané, se entiende por qué jugadores jóvenes y no solo los que se retiran, ahora van a Turquía.
La situación del Fenerbahce es similar; ellos también vendieron terrenos y redujeron sus deudas.
Según los informes, el club vendió un terreno de 61.000 metros cuadrados en el distrito de Atasehir, que generaría 90 millones de euros. Al mismo tiempo, Fenerbahce salió de un programa de reestructuración de deuda con los bancos. El club dijo que esta decisión es su “manifiesto de independencia”.
Como dijo el ex presidente Ali Koç, Fenerbahce también tiene patrocinios por 160 millones de euros a 10 años y aumentó sus ingresos. Después llegaron fichajes impresionantes como Sofyan Amrabat, Archie Brown, Milan Skriniar y Dorgeles Nene, además de Ederson, Asensio y Akturkoglu por mucho dinero, Semedo gratis y Durán como préstamo.
Con ambos clubes reforzándose tanto, hay más presión para ganar la liga y también para triunfar en Europa.
En su país, Galatasaray no empieza de cero, porque ganó las últimas tres ligas y consiguió 95 y 102 puntos en los dos últimos años.
Esta temporada empezaron igual, ganando sus primeros siete partidos y marcando 21 goles. Sin embargo, una mala derrota 5-1 contra el Eintracht Frankfurt en la Champions League muestra que Galatasaray todavía está lejos de los equipos europeos importantes.
Esto refleja una tendencia en los clubes turcos. Desde que Galatasaray ganó la Copa de la UEFA en el año 2000, solo un equipo turco (el Fenerbahce en 2013) llegó a semifinales de una competición europea. Ese mismo año, Galatasaray llegó a cuartos de la Champions.
Fenerbahce no juega en la Champions League desde 2009, y no llegar a la fase de grupos esta temporada fue la razón para despedir a Mourinho. Perdieron contra el Benfica en los play-offs. Su nuevo entrenador, Domenico Tedesco, perdió su primer partido en la Europa League contra el Dinamo de Zagreb.
Solskjaer perdió su trabajo en el Besiktas por la misma razón que Mourinho, después de perder un play-off de la Conference League, a pesar de los fichajes de Abraham, Ndidi y Joao Maria.
El fútbol turco tiene mucho que mejorar, pero con menos deudas, hay esperanza de que Fenerbahce y Galatasaray puedan darle sentido a todo el dinero que gastaron este verano.
¿Puede un país famoso por cambiar de presidentes, entrenadores y jugadores constantemente hacer progresos estables? Necesitará paciencia y planificación a largo plazo, cosas por las que Turquía no es famosa.
La liga turca siempre ha sido interesante por sus dramas y cambios bruscos.
Con buenos fichajes y una mejor planificación para el futuro, junto con su mejor situación económica, quizás ahora también valga la pena verla por el fútbol.
Este artículo apareció originalmente en The Athletic.