Los Pittsburgh Steelers son seis veces campeones del Super Bowl, un récord que comparten con los New England Patriots, y su defensa de la década de 1970 se hizo legendaria bajo el nombre de “The Steel Curtain”.
La franquicia ha seguido siendo sinónimo de solidez defensiva, un hecho que hubiera llenado de orgullo al difunto presidente del equipo, Dan Rooney, quien se desempeñó como embajador de los Estados Unidos en Irlanda entre 2009 y 2012.
Minnesota consiguió más primeros downs, más yardas totales y mantuvo mayor tiempo la posesión del balón. Sin embargo, el mariscal de campo Carson Wentz fue constantemente acosado por la defensa de Pittsburgh.
El quarterback de 32 años fue derribado en seis ocasiones y sufrió dos intercepciones. La segunda de ellas, ejecutada por TJ Watt hacia el final del tercer cuarto, arrancó una de las ovaciones más sonoras del día cuando el linebacker de los Steelers corrió hacia la línea de banda y lanzó el balón al público congregado en el Croke Park.
Rodgers señaló que el ataque de Pittsburgh sigue siendo un proyecto en desarrollo, después de que el que fuera cuatro veces MVP y el receptor estrella, Metcalf, fueran incorporados durante la temporada baja. El viernes declaró: “El próximo gran paso será establecer un juego terrestre consistente, superando las 100 yardas”.
Su mejor registro anterior fue de 72 yardas, pero en Dublín alcanzaron las 131, con Gainwell aportando 99 por su cuenta. Mientras tanto, Rodgers y Metcalf conectaron para una de esas jugadas destacadas que los Steelers esperan que se repitan con frecuencia esta temporada.
El quarterback diestro completó 18 de 22 pases para 200 yardas, una actuación impresionate. No obstante, fue la defensa de Pittsburgh la que, una vez más, se impuso cuando Minnesota amenazó con emparegar el marcador en el minuto final.
Fue un evocador recordatorio de la era dorada del equipo y alimentó la esperanza de que el equipo de Mike Tomlin pueda construir una racha que los lleve a los playoffs esta temporada, tras mejorar su balance a 3-1.