Esta posible suspensión se produce en medio de una creciente presión internacional tras el conflicto en Gaza. Crédito de la foto: Ververidis Vasilis/Shutterstock
La Unión de Federaciones Europeas de Fútbol (UEFA) se dispone a votar la suspensión de Israel de las competiciones futbolísticas internacionales, incluidas las clasificatorias para la Copa del Mundo de 2026. Esta medida potencial surge en un contexto de presión internacional creciente a raíz del conflicto en Gaza.
Según fuentes informadas, se espera que la mayoría de los 20 miembros del comité ejecutivo de la UEFA apoye la medida, lo que impediría la participación de las selecciones y clubes israelíes en los próximos torneos. Se anticipa que la decisión se tomará en los próximos días, coincidiendo con los partidos de clasificación para el Mundial que Israel tiene programados frente a Noruega e Italia. Las deliberaciones de la UEFA constituyen una de las consideraciones más significativas de este tipo en los últimos años, concentrando la atención global sobre el manejo de la organización ante sus responsabilidades tanto deportivas como políticas.
Apoyos Crecientes y Complejidades Políticas
El respaldo a la suspensión se ha visto reforzado por una reciente Comisión de Investigación de la ONU que concluyó que las acciones de Israel en Gaza podrían equivaler a un genocidio. Expertos en derechos humanos de la ONU han instado tanto a la UEFA como a la FIFA a intervenir, subrayando que las organizaciones deportivas tienen el deber de defender los estándares de derechos humanos. Los debates internos de la UEFA han establecido paralelismos con la suspensión de Rusia en 2022 tras su invasión de Ucrania, lo que indica un deseo de mantener la coherencia al responder a graves violaciones del derecho internacional.
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No obstante, los factores políticos añaden complejidad a la decisión. Las conexiones del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, con Estados Unidos –copatrión del Mundial 2026 y firme apoyador de Israel– podrían influir en el enfoque de la federación internacional. Altos cargos israelíes, incluidos el ministro de Cultura y Deportes, Miki Zohar, el primer ministro Benjamin Netanyahu y el presidente de la Asociación de Fútbol de Israel, Moshe Zuares, trabajan activamente en segundo plano para evitar la suspensión, haciendo hincapié en la prudencia y la mesura antes de que la UEFA tome su decisión final.
Las reacciones internacionales han sido dispares. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha solicitado públicamente la exclusión de Israel de los eventos deportivos internacionales, alegando preocupaciones humanitarias. Las federaciones de fútbol de Noruega e Italia han expresado apoyos similares, comprometiéndose Noruega a destinar los ingresos de las entradas de los partidos de clasificación a ayuda para Gaza. Simultáneamente, campañas como “Game Over Israel”, que abogan por una prohibición paneuropea de los equipos israelíes, han recibido críticas en el Reino Unido y otros lugares, donde políticos y comentaristas las han tachado de antisemitas e incendiarias. Protestas contra equipos israelíes, como el Maccabi Tel Aviv, han tenido lugar en partidos europeos, subrayando la tensión que rodea este asunto.
Perspectivas Futuras
Con el comité ejecutivo de la UEFA preparándose para la votación, el resultado permanece incierto, cargando la decisión con implicaciones tanto deportivas como diplomáticas. Una suspensión no solo impediría la participación israelí en las próximas competiciones, sino que podría sentar un precedente sobre cómo los organismos deportivos internacionales responden a alegaciones de graves violaciones de los derechos humanos. Las organizaciones futbolísticas a nivel global observan con atención, reconociendo que la decisión de la UEFA señalará el grado en que la política y las consideraciones humanitarias se entrelazan con el deporte internacional. Para el fútbol israelí, lo que está en juego es elevado: el orgullo nacional, la competición internacional y el escrutinio global penden de un hilo.
