Vivió para ser la persona más longeva del mundo. Un nuevo estudio atribuye su longevidad a variantes genéticas… y quizás a su hábito de comer yogur.

Cuando Maria Branyas Morera falleció el año pasado a los 117 años y 168 días, era la persona viva más anciana del mundo. Antes de morir, pidió a los médicos que la estudiaran.

El Dr. Manel Esteller, catedrático de Genética de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, pasó tres años analizando la salud de Branyas. Un estudio publicado en línea el miércoles por Esteller y un grupo de colegas descubrió que una combinación de factores contribuyó a la longevidad de Branyas.

“La conclusión es que las claves para la longevidad extrema son una mezcla entre lo que heredamos de nuestros padres y lo que hacemos en nuestras vidas”, dijo Esteller. “Y esta mezcla, el porcentaje depende, pero puede ser… mitad y mitad”.

Branyas “tenía muy buenos genes que protegen contra muchos trastornos, muchas variantes genéticas que nadie había visto antes”, comentó Esteller. También tenía “muy buenos hábitos”. No fumaba ni bebía alcohol, y llevaba una dieta rica en pescado, aceite de oliva y yogur—comía tres yogures cada día, según Esteller.

Maria Branyas Morera

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El yogur era natural sin azúcar añadido, lo cual repone el intestino con bacterias buenas, ayudando a combatir la inflamación, dijo Esteller.

La inflamación crónica es una de las principales causas del envejecimiento y la enfermedad, afirmó.

“Estas son bacterias buenas que proporcionan una ventaja a los humanos”, añadió Esteller.

El estudio señaló que, “si el dominio del género relacionado con *Bifidobacterium* [bacterias intestinales beneficiosas] es totalmente atribuible o no a la dieta de yogur no puede confirmarse completamente, ya que eso hubiera requerido un estudio longitudinal con recolección de muestras durante varios años. Sin embargo, creemos que es probable que un efecto beneficioso de la ingesta de yogur mediante la modulación del ecosistema intestinal podría haber contribuido a su bienestar y avanzada edad”.

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Branyas una vez publicó en las redes sociales sobre su amor por el yogur, diciendo que “da vida”, y la de ella fue larga. Nació en 1907 en San Francisco y vivió en España desde los 8 años. Sobrevivió a dos guerras mundiales y dos pandemias, y tubo tres hijos y 13 bisnietos.

Una foto de Maria Branyas en 1925.

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Además de una vida larga, también vivió una vida saludable—libre de cáncer, enfermedades cardiovasculares o demencia, según Esteller.

La imagen que surge del estudio de Branyas “muestra que la edad extremadamente avanzada y la mala salud no están intrínsecamente ligadas y que ambos procesos pueden ser distinguidos y analizados a nivel molecular”, dice el estudio, publicado en *Cell Reports Medicine*.

Los investigadores dijeron que para realizar el estudio, “se obtubieron muestras de la sujeto de cuatro fuentes diferentes: sangre periférica total, saliva, orina y heces en diferentes momentos”.

También señaló algunas limitaciones, incluyendo que el envejecimiento y la longevidad extrema “son probablemente procesos muy individualizados”, por lo que “sacar conclusiones ampliamente aplicables de un solo sujeto debe tomarse con precaución”.