El PP y Vox votaron en bloque en contra del plan. Crédito de la foto: Alexandros Michailidis/Shutterstock
La frágil tregua del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el partido independentista catalán Junts se ha desmoronado después de que una controvertida propuesta migratoria fuese rechazada en el Congreso de los Diputados. La iniciativa, que pretendía transferir competencias en materia de inmigración al gobierno catalán, fue rechazada el martes tras de que varios aliados de izquierdas del propio Sánchez rompieran filas y se opusieran al acuerdo.
La medida había sido negociada entre el gobernante Partido Socialista (PSOE) y Junts como parte de un delicado equilibrio para mantener en el poder la coalición minoritaria de Sánchez. Delegar el control sobre la migración era visto como una concesión mayor a los nacionalistas catalanes, quienes han demandado durante tiempo una mayor autonomía respecto a Madrid. No obstante, la propuesta dividió al bloque más amplio de socios progresistas del gobierno, ya que Podemos, Compromís y otros diputados se negaron a apoyar lo que describieron como un texto deficiente e incluso discriminatorio. En la votación final, la moción fué derrotada por 177 votos contra 173. Los partidos de la oposición PP y Vox votaron en bloque en contra del plan, pero fue la rebelión desde la izquierda lo que finalmente resultó decisivo. Podemos argumentó que el proyecto de ley contenía “connotaciones racistas” y arriesgaba socavar los derechos de los migrantes, mientras que el diputado de Compromís Alberto Ibáñez afirmó que no podía apoyar una medida “incompatible con los valores progresistas”.
La derrota supone un revés significativo para Sánchez, quien ha dependido en gran medida de acuerdos ad hoc con partidos nacionalistas y regionalistas desde su regreso al gobierno. El fallido pacto migratorio pone ahora en entredicho la capacidad del gobierno para gestionar legislación futura, especialmente en temas sensibles que requieren unidad dentro de su fragmentada base parlamentaria. Junts reaccionó con enojo al colapso del acuerdo, acusando a Podemos y otros aliados disidentes de ponerse del lado de la derecha al votar junto al PP y Vox. Los ministros socialistas, por su parte, intentaron restar importancia al contratiempo, insistiendo en que el diálogo con Cataluña continuaría a pesar del voto fallido.
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Este episodio subraya la naturaleza precaria del mandato de Sánchez, dependiente de frágiles compromisos que pueden deshacerse en cualquier momento debido a las divisiones dentro de su propio campo ideológico. Con las tensiones entre los socios de coalición al descubierto, el camino a seguir para el gobierno parece cada vez más incierto.