Por un lado, constituye una notícia positiva; por el otro, no lo es. La huelga de controladores aéreos franceses prevista para el 18 y 19 de septiembre, la cual amenazaba con sumir en el caos el tráfico aéreo desde el Reino Unido que atraviesa el espacio francés con destino a España y Baleares, ha sido aplazada. Una buena nueva.
La mala noticia, sin embargo, es que la acción sindical tendrá lugar el próximo mes y será por un período más prolongado, ocasionando por tanto aún más problemas. La huelga ha sido convocada ahora del martes 7 al viernes 10 de octubre. El SNCTA, que representa aproximadamente al 60% de los controladores aéreos franceses, ha criticado las “prácticas punitivas” y los “métodos de gestión degradantes”, subrayando que la huelga sigue en pie y que era un último recurso tras años de negociaciones estancadas.
Se ha instado a participar a los controladores de todos los principales aeropuertos franceses, incluido el Paris Charles-de-Gaulle. Aún si otros sindicatos como UNSA-ICNA y USAC-CGT no se suman, se anticipan perturbaciones significativas en el espacio aéreo francés, el cual gestiona rutas de vuelo clave que conectan el Reino Unido, España, Italia y otros destinos.
Según lo previsto, la DGAC hará pública la información detallada sobre cancelaciones y retrasos de vuelos con 48 horas de antelación a la huelga. Se aconseja a los pasajeros que mantengan el contacto con sus aerolíneas, verifiquen con frecuencia los horarios y se preparen para posibles largos retrasos o cancelaciones. Durante la última ola de huelgas a principios de julio, más de un millón de pasajeros se vieron afectados en toda Europa, con miles de vuelos cancelados. Ryanair estimó pérdidas superiores a los 100 millones de euros, culpando de la caos a la mala gestión.
Y la huelga de octubre no podría haber sido convocada en un momento peor. Coincide con la víspera de la implementación del nuevo Sistema de Entrada/Salida (EES) – el 12 de octubre para España y aeropuertos clave como el de Son San Joan en Mallorca, Palma. Dicho esto, a menos que la autoridad aeroportuaria se ponga las pilas y empiece a resolver el sistema de control de pasaportes, la puesta en marcha podría ser un desastre total, resultando en largas colas y confusión.
Esta configuración moderna de control fronterizo reemplazará el familiar sello de pasaporte por un registro totalmente digital que recoge huellas dactilares e imágenes faciales. Y en teoría, el EES está diseñado para facilitar el cruce de fronteras, reforzar la seguridad y verificar que todos los visitantes cumplen con las normas de Schengen. En los primeros meses tras su lanzamiento, se espera que los viajeros inviertan un poco más de tiempo en los controles fronterizos, pero se prevé que el sistema agilice los trámites y haga que esos cruces sean mucho más fluidos a la larga.
