Según la dirección general de Recursos Hídricos del Govern balear, son siete los municipios que han implementado restricciones en el uso de agua. La propia dirección advierte que la cifra podría ser superior, ya que no todos los municipios comunican las medidas a la agencia del agua, Abaqua.
Sóller es el ayuntamiento más reciente en adoptar medidas —la primera vez en 25 años, se destacó al emitirse el decreto de la alcaldía el 28 de agosto. Se trata de restricciones habituales, como la prohibición de utilizar agua de la red para llenar piscinas, regar jardines y limpiar vehículos y terrazas.
En la vecina Fornalutx, hay restricciones en vigor desde el 2 de julio. Estas son más estrictas que las de Sóller. Por ejemplo, no se puede utilizar lavadoras ni lavavajillas entre la medianoche y las 7 de la mañana. El consistorio ha aludido a un “consumo excesivo de agua”, pero también a fugas en la red. El jueves se emitió un recordatorio, instando a una “extrema prudencia para evitar el mal mayor de tener que cortar el suministro a todas las viviendas durante ciertos periodos”.
Otro municipio vecino de Sóller, Deià, emitió una primera advertencia sobre la necesidad de reducir el consumo el 1 de julio. El 4 de agosto, el alcalde anunció que se interrumpía el suministro de agua potable al Hotel La Residencia, a las zonas de S’Empaltada, Coves de Can Puigserver, La Cala y Lluc Alcari, así como a viviendas dispersas a lo largo de la carretera de Sóller.
Esporles es otro municipio de la Tramuntana con restricciones. Sus problemas hídricos no son nuevos. El último decreto, fechado el 21 de agosto, prohíbe, entre otras cosas, el riego y la limpieza con agua de la red y el llenado de piscinas.
En la comarca del Pla, Algaida y Montuiri mantienen medidas desde junio. En Algaida, el suministro se ha limitado por días y horarios para “garantizar una distribución equitativa y sostenible del recurso”. Montuiri tiene restricciones convencionales en cuanto a riego y limpieza.
Pollença también figura en la lista, aunque esto se relaciona con la avería en las tuberías de la desaladora de Alcúdia que provocó cortes en el suministro a finales de junio. Todo quedó solucionado a mediados de julio, pero un decreto municipal que prohíbe el riego, la limpieza y el llenado de piscinas sigue vigente.
Dos municipios que no están en la lista son Artà y Estellencs. El 31 de marzo de este año, Artà introdujo un plan de emergencia y creó una comisión de sequía. Una de sus primeras actuaciones fue emitir un aviso sobre el consumo responsable de agua debido a la prealerta por sequía. Entre junio de 2024 y marzo de 2025, hubo restricciones en zonas como la Colònia de Sant Pere. El ayuntamiento no ha considerado necesario, por ahora, implementar nuevas medidas.
En Estellencs, el 30 de julio, el alcalde Bernat Isern limitó el consumo a 90 litros por residente y plaza de alojamiento turístico. De nuevo, se impuso la prohibición de regar, limpiar y llenar piscinas.
