Uno de los muchos lugares asombrosos de Mallorca: la playa costera panorámica con montañas y aguas turquesas de Sa Calobra | Crédito: Pawel Kazmierczak/Shutterstock
Envuelta por las sierras del sureste y del este, que custodian sus secretos como centinelas, Mallorca emerge del Mediterráneo como un refugio atemporal donde, como decía Santiago Rusiñol, ”siempre reina la calma, donde los hombres nunca tienen prisa, donde las mujeres no envejecen, donde ni siquiera las palabras se gastan.”
Mallorca bien podría encarnar la Utopía concebida por el abogado, autor y renombrado humanista del Renacimiento, Tomás Moro, a mediados del siglo XVI. Sin embargo, a diferencia de la isla de los utopianos, la mayor del archipiélago balear posee coordenadas absolutas que han cautivado a artistas, escritores y viajeros durante siglos, como el artista barcelonés Santiago Rusiñol.
Al llegar a Palma, la vista de su bahía se asemeja de forma sorprendente al mapa que ilustraba la primera edición de la obra de Moro en 1516. La ciudad se asoma a ella, teniendo como protagonista la fachada sur de su catedral. La Seu, cuya construcción comenzó hace casi 800 años tras la conquista de Mallorca por la Corona de Aragón, se alínea con la corriente arquitectónica más heterodoxa. Primero, porque la entrada principal no está a los pies, porque alberga en su interior obras rompedoras de Dalí y Barceló, y también porque dos veces al año transforma los vidrios de su rosetón, el Ojo del Gótico, por sus dimensiones, en un caleidoscopio de luz que proyecta un luminoso ocho al fondo de la nave central.
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Ver para creer
El Palacio Real de La Almudaina completa el skyline más famoso de Palma. Los dos monumentos se enfrentan, de modo que desde el Patio de Honor se puede apreciar una detallada vista en contrapicado de la catedral. A un lado, cuatro palmeras sombrean un león de mármol blanco sobre una fuente de trazado geométrico. Este remanso de paz, que también se percibe en los patios del casco antiguo de la ciudad, se puede encontrar en muchísimos otros lugares de la isla. La isla, una de las cinco Baleares, atesora una belleza que explica por qué tantos turistas la visitan y por qué se ha convertido en un destino predilecto para numerosas personalidades mundiales. Ver para crer, así que la mejor manera de confirmar lo fascinante que es es visitarla al menos una vez en la vida.