Cautivado como una atracción de circo

LO QUE HAY QUE SABER

Leandro de Souza está documentando el proceso de removerse sus más de 170 tatuajes después de convertirse al cristianismo evangélico.

El fotógrafo, de 36 años, era conocido como el hombre más tatuado de Brasil. Se hizo su primer tatuaje a los 13 años.

"Duele mucho, no importa cuanta anestesia usen, el dolor es horrible", dijo Souza sobre remover sus tatuajes, según el medio O Globo.

Un hombre antes conocido por tener más tatuajes en Brasil está revelando su transformación asombrosa después de multiples cirugías para quitarse la tinta.

Después de hacerse su primer tatuaje a los 13 años, Leandro de Souza, de Bagé, una ciudad en Rio Grande do Sul, llegó a cubrir el 95% de su cuerpo con tinta. Su obsesión con modificar su cuerpo llevó a que fuera coronado oficialmente como el hombre más tatuado de la nación en la Santa Rosa International Tattoo Expo en 2023, según reportaron los medios brasileños G1 y O Globo.

El fotógrafo de 36 años una vez dijo que su apariencia le hacía difícil encontrar trabajo y que tuvo que vivir en un albergue por un tiempo, según CNN Brasil. Desde que se convirtió al cristianismo evangélico hace unos dos años, Souza perdió el amor por sus tatuajes y ha estado documentando el doloroso proceso de remoción en Instagram.

“No me sentía bien, ya no me identificaba”, le dijo Souza a O Globo sobre su decisión de quitarse los tatuajes. “Era un mundo de excesos, que ya no me hacía bien. Llegó un momento en que me sentí como una atracción de circo”.

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El jueves 28 de agosto, el ex-entusiasta de los tatuajes compartió una foto en Instagram de su rostro después de su procedimiento de remoción más reciente, junto con una foto de cuando estaba cubierto de tinta. Reveló que era su quinto procedimiento y que se había realizado gratuitamente en el estudio Hello Tattoo en Franco da Rocha, São Paulo.

El estudio de tatuajes dijo que Souza “perdió su autoestima” después de ir a prisión, sufrir de adicción a las drogas y vivir en las calles, en el caption de un video del procedimiento compartido en su Instagram.

“Es importante recordar: los tatuajes no definen el carácter”, escribió el estudio en el video. “Lo que transforma una vida son las elecciones, el esfuerzo y la determinación para seguir adelante. En este proceso, la remoción de tatuajes es solo un reflejo de un cambio interno mucho más grande que ayuda a alinear la imagen externa con la nueva identidad que se está construyendo”.

“Cuando escuchamos a Leandro decir ‘me han devuelto la dignidad’, entendemos que nuestro trabajo va mucho más allá de la estética”, continuó el caption. “Cada sesión también representa la oportunidad de ser testigos de historias de superación”.

Souza ha revelado que podrían ser necesarias hasta ocho sesiones para remover todos sus tatuajes, según G1. Aplica pomada y hielo después de cada sesión, y también jura que el ejercicio físico beneficia el procedimiento.

"Si imaginas que una persona va a quitarse uno en el dedo y ya se queja del dolor, imagina una sesión en toda la cara, que involucra tres tipos de láser”, le dijo al medio. “Está el primero, para remover. El segundo, CO2, para rejuvenecer y no dejar mancha. Y el tercero es un tipo de sellador”.

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"Duele mucho, no importa cuanta anestesia usen, el dolor es horrible. Pero eso es parte del precio por las cosas que hice en el pasado", añadió, según O Globo.

Souza comenzó a experimentar con drogas después de la ruptura con su ex-esposa a los 25 años, según G1. Habiendo ido a un albergue para recibir ayuda con su adicción, conoció a una mujer que comenzó a evangelizarlo, llevando eventualmente a su conversión.

Su cambio de apariencia y estilo de vida llega mientras busca un trabajo formal para pagar la manutención de su hijo y recuperar la custodia de su madre anciana, quien está actualmente en un asilo, de acuerdo con G1.

"Piensa bien antes de hacerte un tatuaje en la cara porque yo me arrepiento”, dijo Souza, según CNN Brasil. “Yo estaba en el negocio de los tatuajes, y en ese entonces, no pagé por estos tatuajes faciales. Me pagaba el tatuador con el que trabajaba. Y me arrepentí. Yo era el hombre más tatuado de Brasil, y también tatuaba a otros”.

“Hoy, no tatuo. No condeno los tatuajes. Creo que, después del bautismo y la conversión, hay cosas más importantes que hacer, mis queridos hermanos", concluyó.