El colosal cohete Starship de SpaceX se elevó en su décimo vuelo de prueba el martes por la mañana, alcanzando dos hitos cruciales y poniendo fin a una serie de fallos previos.
El vehículo de 403 pies despegó desde Starbase, las instalaciones de lanzamiento de SpaceX y la ciudad recientemente incorporada, a las 7:30 p.m. ET tras dos retrasos a principios de esta semana. El cohete ascendió impulsado por sus 33 motores Raptor alimentados por metano antes de separarse aproximadamente tres minutos después del despegue.
Durante el descenso, el propulsor Super Heavy probó una nueva maniobra: apagar intencionalmente los motores utilizados para el aterrizaje y hacer la transición a los motores de respaldo. La prueba ayudará a los ingenieros a comprender cómo podría operar el propulsor en caso de fallo. La prueba pareció desarrollarse según lo previsto, con el propulsor de 232 pies de altura realizando con éxito un amerizaje controlado en el Golfo de México.
Mientras tanto, la etapa superior, también llamada Starship, alcanzó el espacio. Allí, por primera vez en un vuelo de la nave, abrió su compuerta de carga útil al estilo Pez y desplegó diez satélites simulados de Starlink. Esta es una capacidad que SpaceX había planeado, pero no había podido demostrar en misiones anteriores. La compañía también reencendió con éxito uno de los motores Raptor en el espacio antes de guiar la nave hacia el Océano Índico, donde amerizó, se volcó y explotó rápidamente.
En su trayectoria de regreso, el exterior de la nave estuvo expuesto a un calor extremo durante la reentrada atmosférica, proporcionando un entorno de prueba ideal para su sistema actualizado de protección térmica. SpaceX también utilizó esta prueba para realizar varios experimentos, como retirar losetas de secciones de la nave para observar el comportamiento de su “piel” durante la reentrada, además de probar un nuevo tipo de loseta metálica y un sistema de losetas de enfriamiento activo.
Sin embargo, lo más significativo es que la etapa superior completó toda la prueba y amerizó en el Océano Índico sin perder comunicaciones con los ingenieros de SpaceX. Durante el último vuelo, la nave alcanzó el espacio pero perdió el control de actitud durante la fase de costa, lo que impidió la apertura de las compuertas de carga. Los ingenieros parecen haber superado esos problemas.
Es un gran triunfo para SpaceX, que había perdido repetidamente la etapa superior de la nave debido a una serie de fallos técnicos durante el vuelo. Los problemas persistentes habían generado dudas sobre si el cohete estaría listo para transportar humanos a la Luna a mediados de 2027 para la NASA, o cuándo sería capaz de desplegar satélites Starlink de próxima generación para la compañía.
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Esta prueba marca un avance significativo para el programa de naves espaciales, que la compañía pretende utilizar eventualmente para transportar humanos y carga a Marte. Aunque SpaceX aún debe completar una serie de hitos técnicos complejos antes de poder llegar allí, este éxito acerca un paso más ese objetivo.