Una empresa alemana está dándole un nuevo uso a las baterías de coches eléctricos usadas, convirtiendolas en unidades del tamaño de un frigorífico. Estas unidades permiten a hogares y negocios almacenar el exceso de energía solar y eólica.
Esta semana, la empresa Voltfang –que significa "atrapar voltios"– inauguró su primera planta industrial en Aquisgrán, cerca de las fronteras belga y holandesa. Con unos 100 empleados, Voltfang afirma ser la instalación más grande de su tipo en Europa en el incipiente sector de la renovación de baterías de iones de litio.
Su director ejecutivo, David Oudsandji, espera que esto ayude a la mayor economía europea a alejarse de los combustibles fósiles y a depender más de las energías renovables. Aunque Alemania tiene muchos aerogeneradores y paneles solares, aún necesita aumentar su capacidad de almacenamiento con baterías.
"Queremos asegurar la soberanía energética europea permitiendo la producción de energías renovables mediante el almacenamiento", dijo Oudsandji, de 29 años. "Podemos generar enormes cantidades de electricidad con el sol y el viento, almacenarla de forma descentralizada por toda Alemania y distribuirla. Así, cuanta más energía renovable usemos y más capacidad de almacenamiento instalemos, menos necesitaremos gas o petróleo".
En la planta, los técnicos reciben las baterías usadas, las prueban y determinan su vida útil restante. Las que están en buen estado se reacondicionan para su "segunda vida" y se instalan en armarios del tamaño de un frigorífico grande, creando bancos de energía gigantes.
Entre sus primeros clientes está la cadena de supermercados Aldi Nord, que quiere almacenar la energía de sus paneles solares para usarla luego.
Impulso a las energías limpias
Fundada en 2020 por tres estudiantes de ingeniería, Voltfang pretende producir suficientes sistemas para 2030 para almacenar un gigavatio-hora (GWh) de electricidad al año, suficiente para 300 hogares. Es un pequeño paso para la "Energiewende" (transición energética) de Alemania.
El año pasado, las renovables cubrieron casi el 60% de la electricidad producida en Alemania, y el objetivo es llegar al 80% para 2030. Un problema de la solar y la eólica es qué hacer cuando no hay sol ni viento. Estas "calmas oscuras", más comunes en invierno, a veces obligan a Alemania a importar energía de centrales nucleares francesas o de carbón polacas.
Para garantizar el suministro, el gobierno del canciller Friedrich Merz planea construir unas 20 nuevas centrales de gas para 2030. Los Verdes y los grupos ecologistas denuncian esto como un retroceso y temen que el país no alcance su objetivo de neutralidad climática para 2045.
Economía circular
El sector de las baterías en Europa aún es joven pero se espera que crezca rápido. "Los activos energéticos distribuidos a pequeña escala, como el almacenamiento en baterías, jugarán un papel clave para crear sistemas eficientes", dijo Marc Sauthoff de la consultora Roland Berger.
El mercado de almacenamiento estacionario crece exponencialmente en Alemania: se instalaron unos 6 GWh de capacidad a finales de 2024, frente a los 2,5 GWh de 2022.
Oudsandji dijo que Voltfang espera ser rentable el próximo año, aunque reconoció que hay obstáculos. Por un lado, el suministro de baterías usadas aún es escaso, ya que la mayoría de los coches son recientes. Además, las baterías nuevas, fabricadas principalmente en China, son más eficientes y baratas, lo que dificulta competir con ellas.
Reconoció que probar y renovar baterías viejas "es más complejo" que comprarlas nuevas. "Pero la gran ventaja es que es más sostenible, más barato y nos permite crear una economía circular, asegurando así la independencia de Europa en el suministro de recursos".