Este es un año muy especial para el Jefe de Formación y fundador de Balearic Helicopters, Jonny Greenall. Se cumplen 25 años desde que su esposa vió un anuncio en el Majorca Daily Bulletin y le regaló un vuelo en helicóptero desde el aeródromo de Son Bonet, en las afueras de Palma. Quedó enganchado desde el despegue y decidió sacarse la licencia de piloto. Ahora, un cuarto de siglo después, con casi 10.000 horas de vuelo en todo el mundo, celebrará también el décimo aniversario de Balearic Helicopters este verano.
Jonny posee un Certificado de Examinador de Instructores de Vuelo de la EASA, uno de los niveles más altos en Europa. Además, es el único Instructor Aprobado por la Fábrica de Robinson Helicopter Company en Europa, título que recibió este año en su sede en EE.UU. y del que se enorgullece por la enorme responsabilidad que conlleva.
Originario de Derbyshire, comenzó a volar con los Air Cadets en aviones Chipmunks y planeadores Vigilant. Aprendió a pilotar los modelos R22 y R44 con Sloane Helicopters en 1999. Tras obtener sus licencias de Piloto Comercial e Instructor, se unió a la compañía como piloto/instructor en 2002.
Tras nueve años como gerente de su base, fundó Balearic Helicopters en 2015.
Y después de unos años difíciles post-Brexit y pandemia, la empresa florece como centro de formación, atendiendo a estudiantes y clientes de toda Europa, especialmente del norte, donde el clima limita las oportunidades de vuelo. Pronto, Jonny podrá volver a formar pilotos del Reino Unido. El futuro pinta bien.
“Además del clima que nos permite volar casi todo el año, el paisaje es espectacular. Qué mejor sitio para aprender y disfrutar del vuelo. Incluso después de 25 años sobrevolando Mallorca casi a diario, nunca me canso de verla desde el aire. Tengo la mejor vista desde mi ‘oficina’ del mundo”, afirma.
“En Balearic Helicopters no solo hacemos las cosas bien, sino correctamente. Formamos pilotos con conocimiento, experiencia y actitud para volar con seguridad. Y si sumas el entorno espectacular, ¿quién no querría venir a Mallorca a volar?”.
Su enfoque le valió ser elegido como el único instructor aprobado por Robinson en Europa. “Se trata de mantener estándares y asegurar que los helicópteros se operen con sensatez. Nuestras máquinas son seguras, pero la compañía exige que se pilote bien. Es mi trabajo garantizar que los pilotos sepan qué hacer y qué no”, explica Jonny, considerado un ‘Top Gun’ de helicópteros.
Su experiencia también lo ha llevado al mundo de los superyates. “Además de la escuela en Mallorca, entreno tripulaciones en protocolos de despegue y aterrizaje en yates. Esto implica viajar por todo el mundo, incluso hasta Ushuaia. La mayoría de este trabajo es previo al verano en el Mediterráneo, pero después los yates se van a EE.UU. o Asia, así que es un trabajo anual. Ahora tengo un par de yates en el Mediterráneo oriental que requieren formación”.
“Por esto, soy el ‘referente’ para pilotos no solo en Baleares o España, sino en todo el Mediterráneo. Cuando llegan en superyates, a menudo desconocen normativas locales, que varían según lo que quieran los dueños. Ahí es donde me consultan”.
Un ejemplo clave: “En Mallorca no se permite aterrizar helicópteros comerciales en el aeropuerto de Palma. Quien llega en jet privado y necesita un helicóptero para ir a su yate o propiedad, debe trasladarse a Son Bonet, algo molesto para muchos. En el sur de Francia, Mónaco o Italia esto no pasa: pasas del avión al helicóptero directamente. Además, Son Bonet cierra a las 18h, otro punto en contra. Hay espacio en Palma para helicópteros; podría redactar el protocolo en una hora. Son detalles que, en el esquema global, perjudican a Mallorca. La isla podría ser el próximo Mónaco, pero las autoridades deben coordinar infraestructuras”, critica Jonny.
“También hay escasez de pilotos de helicóptero, un problema global. El costo es clave: obtener todas las licencias y horas puede rondar los 250.000 €, una inversión inalcanzable para muchos. Operadores de plataformas petroleras o emergencias están desesperados, incluso ofrecen becas a cambio de compromisos de 10 años. El riesgo está en los pilotos que optan por rutas rápidas y baratas, sin experiencia suficiente. No se trata de cantidad, sino de calidad y seguridad. En Balearic Helicopters formamos a los mejores, por eso somos referencia, incluso para jefes que quieren jugar al golf o visitar viñedos en helicóptero”, concluye.
