Una ex empleada de una cadena de comida rápida en Ibiza ha acusado a sus jefes de obligar al personal a cobrar de más a los turistas añadiendo recargos y extras no solicitados en los pedidos. En declaraciones al Periódico de Ibiza y Formentera, afirmó que los trabajadores que se negaban a seguir está práctica enfrentaban amenazas y trato degradante.
La extrabajadora alegó que les decían que sustituyeran productos estándar del menú por versiones más caras sin que los clientes lo supieran—especialmente apuntando a turistas británicos. Un ejemplo típico, según ella, consistía en cambiar una hamburguesa con queso normal por una versión XL y añadir extras como patties adicionales, queso o patatas fritas, todo sin pedirle al cliente. “Teniamos que hacerlo sin que se dieran cuenta”, declaró.
Su negativa a participar en el esquema provocó su despido en mitad del turno, según dijo, con la gerencia alegando que no superó el período de prueba. La situación empeoró cuando intentó devolver el uniforme y cobrar su último sueldo. Aseguró que el gerente se negó a aceptar una prenda, citando manchas de grasa y un agujero, y rechazó darle un recibo—un movimineto que cree buscaba evitar pagarle por los días trabajados.
La mujer describió una cultura laboral de humillación, gritos e intimidación. Relató un incidente en el que una compañera que fregaba el suelo fue obligada a limpiarlo con las manos. Los turnos eran “interminables e irregulares”, denunció, con personal de cocina saliendo a las 4am y volviendo a las 9am. Muchos empleados habían sido despedidos o se fueron, mientras otros permanecían por no tener alternativas.
La extrabajadora ha presentado una denuncia formal ante las autoridades y dice querer que el público conozca las condiciones “por los compañeros que siguen ahí soportando ese trato inhumano”. La franquicia no se ha pronunciado públicamente sobre las acusaciones.
