Fue una de las imagenes más recordadas de la final de la Champions. Ousmane Dembelé, en posición de sprint, esperando cada saque de meta del Inter. No marcó en Múnich, pero aún así represntó la evolución del Paris Saint-Germain.
“Eso es lo que significa liderar un equipo,” dijo emocionado Luis Enrique. “¿Has visto cómo presionaba? Dime un delantero en Europa que presione así al portero y a los defensas.” Dembelé lo resume bien: “He cambiao muchas cosas en mi juego.”
Su transformación es una de las historias de redención más increibles en el fútbol actual. Y ganar la Champions probablemente no sea el final para él. El próximo mes, podría ganar el Balón de Oro masculino.
Sería merecido. Su presión, impresionante en esa final, quizá fue la única métrica donde no destacó la temporada pasada. Como goleador y creador en el PSG, Dembelé fue el jugador más decisivo en Europa. Solo mira este gráfico…
Lo más asombroso es que nadie lo esperaba. Al menos, no ahora. Quizá cuando era joven en el Rennes y su director deportivo, Mikael Silvestre, lo llamó el jugador más prometedor desde Cristiano Ronaldo.
O años después, cuando el Barcelona lo convirtió en el segundo fichaje más caro de la historia. Pero incluso ahí surgieron dudas sobre su actitud. No fue asta los 28 años que cumplió su potencial, luego de lo que él llama “los años perdidos.”
En 2023, se recuerda una reunión en las oficinas del Borussia Dortmund, el club que lo vendió al Barça en 2017, donde Lothar Matthäus hablaba sobre Jamal Musiala y Florian Wirtz. “El éxito depende de la mentalidad y el apoyo,” explicó.
“Tenemos diferentes ejemplos,” dijo el ganador del Balón de Oro en 1990. “Dembelé… Loco.” Hizo una pausa para enfatizar. “Loco.” Ningún periodista en la sala objetó. Todos entendieron.
En Dortmund, su salida manchó su reputación. “Se niega a trabajar,” dijo el CEO Hans-Joachim Watzke. “No puede portarse así,” dijo un compañero. En el Barça, la prensa catalana lo criticaba por llegar tarde, jugar videojuegos toda la noche y descuidar su dieta.
Su exchef, a quien despidió, dijo que “no tenía estructura a su alrededor,” lo que explicaba sus lesiones. Dembelé admitió que “perdió cinco años de su vida” por no prepararse bien.
Su papel en la final del Mundial 2022 lo resume: regaló un penal y lo sustituyeron al primer tiempo. Una carrera en el foco, pero que parecía pasarle de largo.
Luis Enrique lo ayudó. “Hay que exigirle más para sacar su mejor versión,” dijo. Pero el mérito es de Dembelé. Él cambió. “Si quieres ser grande, debes trabajar. El talento no basta. No lo sabía antes.”
Este tipo de resurgir no suele pasar en el fútbol. Pero Dembelé lo logró. Con cada saque que presiona, demuestra su cambio. Ganar el Balón de Oro sería el siguiente paso.
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