En el lenguaje escultórico de Josefina Sumar, el cuerpo no aparece como algo estable, sino como un terreno en disputa—desordenado, fragmentado y claramente material. Su trabajo reciente, que incluye ensamblajes de cerámica, intervenciones textiles y performances fotográficas, explora una estética de extrañamiento corporal que evita cualquier resolución. En vez de presentar el cuerpo como sujeto, Josefina lo muestra como proceso: un lugar cambiante de trauma, resistencia y reparación tentativa.
No me voy a ningún lado
Objetos encontrados, tela, relleno, yeso.
132 cm x 41 cm x 282 cm.
2025
Filtraciones
(De la serie *Inners*)
Objetos encontrados, telas, relleno.
2025
En series como *Inners* y *Get Yourself Together*, expuestas durante su residencia en MASS Education, Sumar crea una tensión entre la abstracción formal y la referencia visceral. Los tubs retorcidos de cerámica en *Inners* evocan órganos internos no por precisión mimética, sino por resonancia afectiva—sugiriendo torsiones esofágicas, bucles digestivos o flujos obstruidos.
Materialmente, la práctica de Josefina se guía por una tactilidad casi confrontacional. La arcilla, tela, relleno, espinas y escombros no son solo medios, sino símbolos—cada uno vinculado a estados de exceso, ruptura y vulnerabilidad. En obras como *Oops* (2025), las formas textiles se desparraman por el suelo como un derrame mitad doméstico, mitad anatómico. Estas siluetas antropomórficas funcionan como vasijas inquietantes: familiares pero extrañas, juguetonas pero grotescas. Hay un deslizamiento semiótico intencional—el cuerpo solo aparece en fragmentos, a menudo abyecto, nunca entero.
Oops
Tela, relleno, cuerda y semillas.
290 cm x 47 cm x 44 cm.
2025
El cambio de la cerámica a la escultura blanda no es solo una transición material, sino epistemológica. Si la cerámica representa contención y control, los trabajos textiles operan mediante fugas, pliegues y colapsos. El uso de materiales blandos por parte de Josefina no es pasivo; se convierte en un lugar de intensidad crítica. Su empleó del relleno textil, por ejemplo, complica la noción de interioridad—el material se sale, se estira, se contrae. Estas formas desafían la contención escultórica, destacando la inestabilidad como estrategia formal y conceptual.
Get Yourself Together
Piezas encontradas, dañadas y descartadas de
cerámica y cartón.
Tamaño variable.
2025
En *Get Yourself Together*, Josefina aborda la recuperación, pero no en un sentido lineal o redentor. Hechas de fragmentos de cerámicas descartadas—a menudo restos de fracasos de otros artistas—estas esculturas no ocultan el daño; lo monumentalizan. Apoyadas en pedestales de cartón precarios con alturas irregulares, cada pieza ofrece una meditación sincopada y no jerárquica sobre el ensamblaje y la supervivencia. Lo que surge no es una narrativa de sanación, sino una ética del mantenimiento—imperfecta, nada heroica y profundamente encarnada.
Esta insistencia en la fragmentación continúa en *Efimeral Bodies*, una serie fotográfica donde Josefina introduce su propio cuerpo en arreglos escultóricos improvisados. Estas imágenes oscilan entre performance y autorretrato, traduciendo la gramática táctil de sus instalaciones a cuadros corporales escenificados. El neologismo “Efimeral”—una mezcla de *ephemeral* y su equivalente en español—captura el deslizamiento lingüístico presente en toda su obra. El lenguaje, como el cuerpo, se muestra parcial, contingente y en constante cambio.
Efimeral Bodies (Serie fotográfica)
Lo que destaca en la práctica de Josefina es su capacidad para hacer hablar a los materiales—no simbólicamente, sino de manera indicial. La suya es una poética del deterioro: un idioma escultórico donde la fragmentación, la suavidad y el decaimiento se vuelven formas de conocimiento. En un mundo del arte cada vez más seducido por el brillo digital y el distanciamiento conceptual, Josefina reafirma la urgencia de lo visceral. Su obra no nos invita a buscar coherencia o catarsis, sino a habitar el malestar como espacio generativo.
