La pobreza significa ‘desmoronarse poco a poco’: Una historia de resiliencia

Fue en 2016 cuando la vida de Christiane Kraetsch empezó a desmoronarse poco a poco.

Kraetsch, de 65 años, trabajaba como educadora en varias escuelas y guarderías del suroeste de Alemania cuando comenzó a sentirse mal. Pasaron años antes de que le diagnosticaran leucemia durante la pandemia del coronavirus.

Las restricciones por el virus hicieron imposible que donantes potenciales de células madre viajaran desde el extranjero, recuerda, lo que hizo aún más difícil encontrar un donante compatible.

Sin trabajo

En 2021, la familia, que vive en el tranquilo pueblo de Ingelheim cerca del río Rin, sufrió otro golpe duro.

El esposo de Kraetsch fue diagnosticado con cáncer de pulmón, por lo que también tuvo que renunciar a su trabajo en una empresa tecnológica en Mainz y comenzó a depender de ayudas por discapacidad.

Kraetsch tuvo suerte cuando uno de sus tres hijos resultó ser un donante compatible de células madre en un giro de eventos extremadamente inusual, cuenta.

Pero a pesar de su mejoría en salud, ya no puede trabajar en su antiguo empleo.

La falta de ingresos significó el fin de la vida que conocían: dos autos, vacaciones, salidas con familiares y amigos.

Su círculo de amigos se redujo cada vez más, dejando claro quiénes eran sus verdaderos amigos, dice Kraetsch. “No podíamos seguir participando.”

Mientras lo dice, apoyada en su bastón, su voz no muestra rencor.

Pero quiere que otros conozcan su historia, afirma. “Ojalá la gente abra un poco los ojos y se cuestione.”

Problemas económicos

“Tuvimos que usar nuestros ahorros,” dice Kraetsch, notando que el dinero que tenían guardado se fue rápido.

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Gastos en medicamentos, hospitales, aumento en el costo de vida y el coche para ir al médico y compras se acumulaban sin parar.

“Llevamos años sin vacaciones,” dice Kraetsch. “Todo se desmorona poco a poco, es como un espiral, no ves salida,” describe sobre su nueva realidad.

Pedir ayuda económica a sus hijos es un límite para ella, no por orgullo o vergüenza, sino por convicción. “No deben cargar con lo que nosotros ya no podemos.”

En cambio, para Kraetsch es importante poder darles aunque sea un pequeño regalo en sus cumpleaños.

Al comprar comida, tiene cuidado de no malgastar, aunque comer sano es difícil con poco presupuesto.

Su ingreso limitado deja al matrimonio con unos 150 euros al mes después de pagos fijos como renta y el coche.

A fin de mes, Kraetsch suele entrar en números rojos por falta de dinero, cuenta.

Cosas que disfrutaba en su tiempo libre, como ir a nadar, ahora quedan atrás. Para ropa, recurre a tiendas de segunda mano.

Uno más entre muchos

La familia Kraetsch no es un caso aislado. Una exposición en Mainz mostró historias de personas en pobreza en Renania-Palatinado. Su testimonio fue el único con foto, reflejando el estigma del tema.

Un ex camionero retratado tuvo que dejar su trabajo a los 50 por una hernia discal y terminó endeudado.

Otra mujer redujo sus horas de trabajo por años para cuidar de sus padres, quedando con una pensión bajo la línea de pobreza.

Otros hablan del pánico que sentirían si se les rompiera la lavadora, sin poder comprar otra.

La lucha por ayuda

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En 2022, unas 92,000 personas en Renania-Palatinado recibieron subsidios por no poder trabajar por salud, según un informe.

Pero más del 79% de mujeres y 61% de hombres seguían bajo el umbral de pobreza con esas ayudas.

Ganar menos del 60% del ingreso mediano se considera riesgo de pobreza.

Según estadísticas, en 2023 el 18.4% de mujeres y 15.7% de hombres en la región estaban en riesgo.

Eso significa que mucha gente necesita ayuda externa, pero conseguirlo no es fácil, sabe Kraetsch.

Menciona burocracia excesiva y falta de información de hospitales o autoridades como barreras. “Te dejan completamente sola.”

Ahora lucha por un tratamiento dental que pueda pagar.

“Temes por tu existencia,” dice Kraetsch, y tienes que enfrentarlo sola.

No quiere cargar a su esposo, ya afectado por su enfermedad. “Muchas noches no puedo dormir.”

Tomar tiempo para sí misma ayuda. Le gusta caminar junto al Rin, que serpentea por los valles de la región vinícola que llama hogar.

Un hombre mayor en Alemania lucha contra la pobreza. Enfermedades pueden llevar a dificultades econónomicas por gastos médicos y de vida. Marijan Murat/dpa